RECESIÓN



Autora: Iris Speroni


El segundo mandato de la presidente Cristina Fernández, 2011-2015 fue una meseta económica asfixiante. Tanto es así, que perdió las elecciones 2013 y 2015.

El gobierno de Macri fue de retroceso económico o recesión. Hubo una pequeña recuperación durante el año 2017 que el gobierno obtuvo con las mismas triquiñuelas de siempre. Consisten en tirar dinero en el mercado para generar un “veranito” de bienestar antes de las elecciones. Créditos al consumo, congelamiento de tarifas, planes sociales, emisión. Dura poco meses pero ayuda a obtener bancas en el Congreso.

En el caso de Macri, todo eso terminó una vez que se aseguraron la elección de mitad de término. El 28 de diciembre del 2017, horas después de haber sido aprobado el Presupuesto Nacional, el Jefe de Gabinete, el Presidente del Banco Central, el ministro de Hacienda y el de Finanzas (Toto) le informaron a la población y a los legisladores que todo lo dicho, firmado y aprobado había sido escrito en el agua.



Ese día se acabó el gobierno de Macri. El resto fue dejarlo con pulmotor para que no se fuera. Todos lo sostuvieron con ayudín. Desde afuera (las finanzas internacionales) y los políticos locales. Ninguno quiso que hubiera una disrupción severa.

El cambio de gobierno pudo haber sido una oportunidad de romper ocho años de decrecimiento económico. No así de debacle geopolítica, cultural, de administración del estado, seguridad, administración de justicia o defensa porque esto último no está en la agenda de ningún partido político.

La actual facción gobernante, la actual fracción de la socialdemocracia transitoriamente a cargo del gobierno, sí prometió a sus votantes mejoras económicas. Hubo dos videos concluyentes: uno que decía que con Macri se dejó de comer carne asada y que se iba a volver al hábito gastronómico y otro de una familia que se tuvo que mudar a una casa más fea, más pequeña y más lejos, por una retracción de ingresos. Ambas propagandas muy bien hechas y conmovedoras.

A días de asumir quedó claro que las medidas económicas no iban a funcionar. El mismo día de asunción, si uno analiza el mensaje del presidente a la Asamblea, se da cuenta que iba a hacer lo mismo que sus antecesores. Esto significa, ni más ni menos, que va a obtener los mismos resultados.

Subir impuestos, repartir dinero contra emisión (como por ejemplo con la tarjeta alimentaria), favorecer a los mismos de siempre, esto es a los bancos, laboratorios y petroleras, implica lisa y llanamente repetir el plan Kiciloff-Marquitos Peña. Continuar el camino de los últimos ocho años.

El país necesita urgentemente reactivarse.
El pueblo necesita conseguir trabajo y ponerse de pie.

Los políticos están en una situación de la cual no saben cómo salir ni tampoco quieren hacerlo. Cualquier cambio que se produzca significa una pérdida, aunque sea parcial, aunque sea mínima, de sus privilegios. Y no están dispuestos a relegar ni un ápice de sus posiciones. Lo mismo sucede para los grupos económicos que los sostienen, como los mencionados. Entonces estamos todos en una encerrona. Nadie quiere ceder el paso y vamos a quedar todos atascados en una puerta 12 en un estadio que se incendia.

¿Qué habría que hacer?

La misma receta que doy siempre, pero nunca está de más repasarla.

Se necesita cortar con la falta de capital de trabajo de las pequeñas y medianas empresas, los comerciantes y las familias. Por lo que hay que suspender todo impuesto a esos sectores por seis meses. 

Devolver el impuesto a las ganancias devengado y adelantado sobre sueldos durante 2019 (la presentación definitiva es en mayo, con lo que sí se puede devolver). 

- Eliminar todos los adelantos de impuestos: a las ganancias, las percepciones y retenciones. - Eliminar el impuesto al cheque. 
- Eliminar todo impuesto sobre tarifas y combustibles. 
- Eliminar los impuestos a las transferencias de propiedad, tanto de automóviles como de inmuebles. 

Todo con el objeto de poner en movimiento la economía.

- Eliminar el IVA sobre alimentos, combustibles y tarifas de servicios. Esto aumentará el poder adquisitivo de asalariados, tanto activos como pasivos.

Y el país puede tener un breve respiro.

No. El gobierno eligió hacer todo lo contrario:
- mantener el quiosco de los bancos, que insumen una porción más que grande del presupuesto nacional.
- mantener el quiosco de petroleros y laboratorios. Unos reciben subsidios, otros son proveedores de estado.
- mantener todos los quioscos de la casta política.

Era obvio que un aumento de impuestos iba a redundar en caída de recaudación y retracción económica. Todos lo sabíamos. Algunos lo dicen. Otros no. Pero todo economista lo sabe.

Entonces ¿por qué lo hacen?




El gobierno actual es progre de la boca para fuera. Nos entretiene con el Ministerio de Género, el INADI y los documentos para perros chihuahuas. Pero si uno va a la verdad dura y pura: pagan a los bancos, compran todo a los laboratorios a los precios que éstos desean y sostienen el fraude multimillonario de Vaca Muerta.

Pareciera que no tienen miedo al futuro. Pareciera que creen que nunca los van a colgar de un farol de Plaza de Mayo. 

Y tal vez tengan razón.



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