LA IDEOLOGÌA DE GÉNERO Y EL TOTALITARISMO DEL PENSAMIENTO ÚNICO II


Un nuevo tipo de sociedad totalitaria que destruye la verdad, abole la libertad y niega la naturaleza


Autor: Cristian Taborda (@tabordacristian)

Parte 2 de 2

Viene de parte 1

La Revolución antropológica 

Como plantea Michel Onfray hemos entrado en un nuevo tipo de sociedad totalitaria que destruye la verdad, abole la libertad y niega la naturaleza. Esto es lo que define perfectamente a la ideología de género que promueve una verdadera revolución, una "revolución antropológica", borrando la diferencia biológica de sexos bajo la máscara conceptual del género, eliminando la trascendencia, la idea de Dios, imponiendo la dictadura del relativismo que instala la "posverdad" y elimina la distinción entre el bien y el mal, abriendo las puertas al transhumanismo como una consecuencia lógica de la evolución, el hombre sin límites, el superhombre de Nietzsche o como describe Yuval Harari el "Homo Deus".

Las burguesías industriales de raíz nacional se vieron superadas por el desarrollo económico transnacional ante esta nueva clase global apátrida, que retomó el control de la economía, la oligarquía financiera internacional, la clase dominante representante del capital financiero que se afianzó en su poder económico proveniente del mercado mundial encuentra, hoy, como límites de su expansión política, la soberanía de los territorios, los Estados reguladores y la Iglesia, un obstáculo para instalar el sistema de gobernanza global acorde al mercado único, y que encuentra como otro de sus límites de expansión biológica al humano, a la condición humana.

Teniendo "conciencia para sí" allí radica su necesidad de producir, financiar, distribuir y regular sus ideas, transnacionalistas, transhumanistas y transexuales, para superar las barreras nacionales, los límites humanos impuestos por la moral y una revolución sexual para frenar la reproducción, sobre todo en los países de la periferia, que ve como una explosión demográfica en perjuicio de sus intereses como plasma Henry Kissinger en el informe NSSM 200 (National Security Study Memorandum 200) (*).


El totalitarismo globalista

Medios de comunicación, ONGs y universidades son las "fábricas de subjetividades" que se encargan de reproducir las ideas del poder global y censurar a las disidentes. Podemos ver como estos "aparatos ideológicos del mercado", reformulando el concepto de Althusser, son hoy los promotores del aborto, legalización de drogas, la subrogación de vientre o el lenguaje "inclusivo" entre otras políticas "progresistas". 

Un claro ejemplo es la propaganda emanada en series de empresas como Netflix o Disney que promueven la hipersexualizacion o la transexualidad; los distintos medios hegemonicos que realizan un bombardeo sistemático de noticias vinculadas al género o femicidios; el hedonismo propagado en redes sociales y televisión; las políticas de género que fomentan organizaciones políticas transnacionales como Open Society Foundation o Human Right Watchs, y el rol universidades como la UBA que financian becas y programas en perspectiva de género como una prioridad social, o la adopción del lenguaje "inclusivo" de manera oficial.

En el plano de la censura y marginación basta con ver el poco espacio que tienen quienes difieren al pensamiento políticamente correcto, y si hay lugar, el intento de ridiculización o calificación de "retrógrado", "conservador" o "conspirador" a modo de anular la opinión de quien piense diferente. Más explícito se hace en el espacio público; cuando la intolerancia y el ridículo llega a tal punto de tapar un mural de un bebé en el vientre de su madre y luego el de una mujer embarazada, como los realizados por la artista Lisette Feider en la parte exterior del área de maternidad del hospital Piñero en CABA, estos fueron censurados por ser considerados un acto de "violencia simbólica" y una "provocación". Claramente, expresar mediante el arte la representación de traer una vida al mundo es una provocación para la necropolítica.

Como si fuera poco, para instalar su ideología en lo más hondo de la conciencia el globalismo además cuenta, con el Estado, que siguiendo con conceptos de Pierre Bourdieu, tiene en su poder el "monopolio de la violencia simbólica". La institucionalización de la ideología de género como credo oficial con el dispositivo legal-represivo en sus manos. Podemos ver a modo de ejemplificación el caso de España con el nuevo Ministerio de la "igualdad" o nuestro país con el Ministerio de "Géneros y diversidad" organismos encargados de la difusión propagandística ideológica de género, que de igualitarios tienen poco y de diverso menos, conformados por militantes feministas provenientes de clases acomodadas. 

Los gobiernos cooptados y bajo presión de organismos supranacionales que representan a la élite financiera se encargan de difundir la ideología dominante mediante la utilización del Estado. Al servicio de organismos internacionales como la ONU, el FMI, la Unión Europea o el Banco Mundial que carecen de legitimidad democrática y forman parte de la plutocracia globalista. Del totalitarismo financiero que mediante la dictadura del dólar promueve el progresismo cultural y la anarquía comercial.

La ideología de género es utilizada por la oligarquía de tres formas: 

1) Como dominación política a través de la corrección política y bajo el disfraz moral de la "diversidad", la "igualdad" y la "inclusión", de esta forma se eleva ante el resto ejerciendo un supremacismo moral; 

2) Como disciplinamiento social se impone a través del punitivismo y el normativismo legal promovido por el derecho con "perspectiva de género", terminando con el principio de inocencia ante una acusación mediante la sentencia mediática, y cuando no, por medio del escrache público; 

3) Como subordinación cultural, aceptando crédito internacional bajo la condición de implementar políticas de género o antinatalistas como lo hace el Banco Mundial o el FMI, la financiación de organismos para promover políticas públicas en base al lobby LGTB y el activismo feminista, la aceptación de ideas con origen en los grandes Think Tanks extranjeros, utilizadas estas como nuevos métodos de dominación. Asistimos a una neocolonización, que es ideológica, a una homologación cultural donde el pensamiento se vuelve homogéneo y se borran las diferencias que enriquecen a cada pueblo, subordinados estos a la monocultura mundialista del consumo. 

Hoy incuestionable ante el circo mediático que representa al establishment globalista, la ideología del poder se presenta como noble y en defensa de las minorías "oprimidas", quien busque correr el velo y desenmascarar las falacias en las que incurre, informar quienes financian y promueven esas ideas o señalar los medios de comunicación y empresas aliados en el negocio del Capitalismo Gay Friendly, es demonizado y perseguido por la Policía del pensamiento progresista que bajo una supuesta superioridad moral y en nombre de la "inclusión" excluye al que piense diferente, quien se atreva a desafiar la dictadura del relativismo que impone la ideología de género es acusado de "ultraderecha" o "populista", como mínimo, sino es tildado de fascista en nombre del antifascismo. La ideología está consiguiendo consumar el crimen perfecto, como diría Jean Baudrillard: matar la realidad.


El nuevo orden simbólico 

Este nuevo orden simbólico, instalado por la clase global, que intenta destruir la tradición, las costumbres y la cultura, se impone con la apropiación de los símbolos nacionales y populares por parte del progresismo para su beneficio político. Mediante la neolengua de género, la promoción de los individuos unisex sin distinción de género, la hipersexualizacion de la vida y la feminización de la política. Es la consumación de la batalla cultural librada por la izquierda progresista desde el '68. Al convertirse en la hegemonía político-cultural, ahora está simbología logró consenso por izquierda y también por derecha. 

El nuevo orden lo impone por izquierda el progresismo con la ideología de género y por derecha el neoliberalismo con la ideología del libre comercio, desde los dos polos determinan un individuo sin familia, cosmopolita, precarizado, de bajo costo, en un mercado único global sin fronteras donde su única libertad es la de consumir. El globalismo tiene como ideal el hombre consumista sin identidad, sin patria y sin sexo. Una No-persona. La propuesta de esta clase global radicalizada es la configuración de un nuevo orden mental mediante la psicopolítica y la guerra psicocultural, manteniendo el control de las ideas y la desigualdad social, sin alterar el orden material y el statu quo.

A partir de este nuevo orden simbólico el progresismo clasifica a la familia tradicional como una "opresión patriarcal", la nación como una idea fascista y ve en la religión una mentira. Desde el pensamiento argentino y racional vemos en todo ello lo contrario vemos, la construcción de un pueblo: unidad, identidad y cultura. La familia, anterior al individuo, como la célula orgánica de toda sociedad es la primera comunidad donde se forman los lazos naturales de solidaridad y amor, en la relación única de madre e hijo. La Nación como conformación de la identidad de un pueblo que fomenta la unidad en un territorio determinado en el cual se realiza la comunidad preservando sus tradiciones y costumbres. La religión como el fundamento de la cultura que determina la moral del pueblo y sus valores, de raíz cristiana en nuestro caso. Familia, patria y religión son los pilares de una vida en común que construyen una identidad y una cultura, con arraigo en la tradición y las costumbres, son hoy la verdadera resistencia al poder hegemónico.


Cultura de la vida 

Ante el avance de esta cultura del descarte y colonización ideológica impera fomentar la cultura de la vida y el amor de la familia, reivindicar la patria y la fé en los valores trascendentes, el bien, la verdad y la justicia. 

Al desquicio de la ideología de género, el relativismo absoluto y la revolución antropológica oponerle el sentido común. Y el principio que reza: "La realidad es superior a la idea".

Al capitalismo financiero absolutista una economía en beneficio de los pueblos, basada en la industria y no el asistencialismo, donde en el centro este el trabajo y no el Dios dinero. 

A la lucha de sexos y la disputa de género la máxima que dice: "la unidad prevalece al conflicto". Porque ni el hombre ni la mujer se realizan solos, mucho menos en una comunidad que no se realiza. 



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Notas:

(*) Memorando de Estudio de Seguridad Nacional 200: Implicaciones del Crecimiento de la Población Mundial para la Seguridad de EE.UU. e intereses de ultramar (National Security Study Memorandum 200: Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security and Overseas Interests), NSSM200. Texto completo, 123 páginas, desclasificado en 1989. Texto completo en castellano.

Notas relacionadas:

LA IDEOLOGÍA DEL MALAutora: Eugenia Campos Carlés (@Eugecampos1)


ABORTO - UNA RESPUESTA POLÍTICA. Autora: Hyspasia (@Hyspasia)


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