TODOS SON INTELIGENTES EXCEPTO TRUMP



Esta es la razón por la que todos ellos son multimillonarios y lograron ser electos presidentes

Autor: Dov Fischer



Realmente es muy simple. Todo el mundo es inteligente excepto Donald J. Trump. Esa es la razón por la cual todos son multimillonarios y por la cual todos lograron ser electos presidentes. Sólo Trump no sabe lo que él está haciendo. Sólo Trump no sabe cómo negociar con Vladimir Putin. Anderson Cooper sabe como hacerle frente a Putin. Todo el elenco de MSNBC sabe cómo hacerlo. Todos los periodistas saben.

No pueden hacerle frente a Matt Lauer en la NBC. No pueden hacerle frente a Charli Rose en la CBS. No pueden pararse frente a Mark Halperin en la NBC. Tampoco frente a Leon Wieseltier en el New Republic, ni frente a Jann Wenner en Rolling Stone, ni frente a Michael Oreskes en NPR, ni en el New York Times, or frete a Associated Press. Pero — ¡oh, caramba! — ¡pueden hacerle frente a Putin! Sólo Trump es incapaz de negociar con el tirano ruso.

¿Recuerdan los cuatro años cuando Anderson Cooper fue Presidente de los Estados Unidos? ¿Y antes de eso, cuando todo el staff editorial delWashington Post fue conjuntamente electro presidente? ¿Lo recuerdan? Yo tampoco.

Los arrastrados de los medios de comunicación jamás negociaron la vida y la muerte, ni siquiera la vida y la muerte corporativa, mucho menos la vida y la muerte humana. Ellos creen que saben cómo negociar, pero ellos no saben como hacerlo. Fueron a la facultad, y sus pares les dijeron que eran despiertos, tuvieron buenas notas, se graduaron en ciencias de la comunicación y luego consiguieron conchabo como analistas. Ahora son expertos, listos para tomar a Putin por las astas y a los ayatolas iraníes también, todo ello con sólo treinta años de edad.

Ése no es el camino para lograr experiencia en negociaciones duras. La vía alternativa, a lo largo del camino, es que usted se involucre en peleas callejeras. A veces los otros tipos ganan, y a veces usted logra sacarles los intestinos a golpes. Luego usted trata con adultos hasta que madura; y así aprende que la gente puede ser repulsiva, aún cuando al mismo tiempo le sonrían a uno y hablen en tonos suaves. Logran engañarle algunas veces. Usted juega. Y usted aprende. Tal vez usted se convierta en un abogado que litigue casos de varios millones de dólares. Diga usted lo que quiera sobre los abogados, pero esos años - no los años en la facultad, no los años de escribir borradores de memorandos y despachos, pero los años de estar cara a cara y en oposiciones confrontativas - esos años, son los que enseñan un montón. Esa experiencia es la que enseña a hacer la transición entre una negociación dulce, suave, gentil, diplomática a pasar a una negociación dura. En algún punto, con la suficiente experiencia duramente ganada, usted podrá descifrar "El Arte de la Negociación" de Trump por sí mismo.

Los votantes de Trump lo eligieron no sólo porque él es nosotros, sino porque nosotros somos él. Nosotros no somos snowfled-for-life (progres "delicaditos") arruinados por sus lánguidos y decadentes profesores, personas que jamás tendrán que negociar temas serios de vida o muerte. En cambio, nosotros vivimos en el mundo real, y sabemos cómo funciona. No basados en teorías de las ciencias sociales, no basados en "modelos conceptuales de negociación". Sino basados en la gente con la que nos hemos cruzado a lo largo de la vida y que siempre odiaremos. El peor jefe que hayamos tenido. El compañero de trabajo que trató de serrucharnos el piso. Nosotros conocemos a los cretinos a pesar de los cuales hemos sobrevivido, los bastardos que hay allá afuera, y aprendimos de esas experiencias y cómo lidiar con ellas. Nosotros no tenemos a John Kerry (*) para que nos conforte con James Taylor cantando "You've got a Friend".

Los Bushes nos metieron en toda suerte de quilombos. El primer Bush mató el milagro económico que Reagan había construído. El segundo Bush nos jodió en el Medio Oriente, donde Irak e Irán estuvieron por años hermosamente ocupados de matarse los unos a los otros, y nos metió a nosotros en el medio de esa mugre. Clinton estaba demasiado ocupado con Mónica Lewinsky como para protegernos de Osama bin Laden cuando lo tenía en la mira. Hilaria nos dio Benghazi y más aún. Y Obama y Kerry nos dieron el Acuerdo Muerto con Irán. ISIS desbocado haciendo lo que se le cantab. América retrocediendo. Todo eso mientras todos los gobernantes recibían diariamente los elogios y loas de la prensa. La misma prensa que ahora ataca todos los días y a toda hora a Trump.

Así que tratemos de entender algunas cosas:




Negociar con la OTAN:

Los de la OTAN son nuestros amigos. Pero también nos curran. Nos han estado currando desde siempre. Les hemos salvado el culo - mucho antes de que existiera la OTAN - en la Primera Guerra Mundial. Los europeos hicieron todo mal y murieron 116.456 norteamericanos para poder salvarles el culo. Luego arruinaron todo otra vez por las siguientes dos décadas porque los europeos son decadentes y obsesionados con sus buenas maneras y con "tener clase" y sus reglas de savoir faire y sus estados socialistas del bienestar y sus jubilaciones anticipadas , tanto, que no tuvieron ni la personalidad ni el carácter para enfrentar a Hitler en los 30'. "Queremos la paz en nuestro tiempo". Por lo que, arruinaron todo, y otra vez tuvimos que ir a salvarles el culo. Y nuevamente 405.399 norteamericanos murieron durante la Segunda Guerra Mundial. ¡Y luego tuvimos que ayudarlos a reconstruir Europa! Y tuvimos que dejar instalados a nuestros muchachos en Alemania y en todo el maldito continente. Así que, sí, ey, nosotros amamos a esos muchachos. Nosotros amamos la OTAN.

Y sin embargo ellos a nosotros nos curran. Nosotros aportamos el 4% de nuestro gigantesco producto bruto para protegerlos a ellos y ellos ni siquiera ponen el 2% de su producto bruto en su propia defensa. ¿Hay alguna cultura que sea más amarreta que la de los prestigiosos miembros de la Organización del Atlántico Norte? Estos avaros pedantes no pagan su cuota proporcional. Son demasiado amarretes. Esperan que los Estados Unidos manden a sus muchachos a morir por ellos en una guerra mundial, luego en otra - cientos de miles de muchachos -, y no son capaces de aportar por su propia defensa un siglo después.

Y no sólo eso sino que también tienen la temeridad de estafarnos en el comercio. Mucho antes de que llegara Trump elevaron las tarifas contra los EEUU en numerosos productos. Si el ciudadano norteamericano promedio supiera cuánto dinero Europa le estuvo currando a los EEUU por décadas con sus tarifas, ni una sola persona en este país compraría ninguna cosa europea nunca más en su vida. Diráimos, sólo por tenernos respeto a nosotros mismos y por orgullo personal, "No compraría nada europeo (**), no importa lo que cueste".

Todo presidente de los EEUU se ha quejado por el desequilibrio y las estafas - de los miembros de la OTAN por su amarretería, de las tarifas al comercio y del desequilibrio comercial. En años más recientes, los diversos Bushes se han quejado. Aún el mismo Obama se quejó. Pero lo hicieron con suavidad, diplomáticamente. Les daban su sermón, como un pastor que predeciblemente le dice a sus parroquianos el domingo a la mañana que él está en contra del pecado, y los europeos se sientan calladitos y mueven sus cabezas - porque se duermen, no porque asientan -y luego vuelven a sus lugares y siguen pecando. Y así pasan otros años de los EEUU siendo estafado. Todo lo que tienen que hacer es darle a Obama un Premio Nobe de la Paz a sólo nueve meses de haber asumido y dejar que Kerry ande en bicicleta por París.

Así que Trump hizo lo que todo negociador efectivo debe hacer: tomó en cuenta los acercamientos anteriores de la OTAN y sus errores, y correctamente determinó que la única manera de conseguir que esos amarretes pedantes paguen su parte iba a ser ir con una topadora hasta sus mismas caras, mirarlos en sus ojos vidriosos mientras las cámaras filman y decirles sin eufemismos el equivalente a : "Ustedes son los más amarretes, avaros, míseros, asquerosos, tacaños, roñosos con los que me haya cruzado en mi vida. Y esto se va a acabar durante mi mandato. Haré lo que sea que se requiera para que ustedes, egoístas, cascarrabias y pedantes, paguen su parte. No soy diplomático. Acá hablo de negocios, de dinero: o bien empiezan a pagar o ¡mi Dios! les esperan algunas sorpresas. Y ya saben lo que dicen las Fake News: yo estoy loco. ¡Estoy fuera de control! Así que, veamos, ya sé: ¡Vamos a una guerra comercial! ¿Les gusta eso? Es más, podemos quitar nuestras tropas de Europa. Mmmm, sí, puede ser. ¿Por qué no? Suena bien Bueno, veamos".

Así que Trump se los encajó en sus caras indigestadas con quiche y schnitzel. Y los convenció - gracias a los arrastrados de los medios masivos norteamericanos cuál es el verdadero secreto de "La Leyenda de Trump" - esto es, que él realmente puede estar lo suficientemente loco como para comenzar una guerra comercial y sacar los muchachos de las bases militares europeas y llevarlos a casa. Ellos sabían que ni Clinton, ni Bush x 2 ni Kerry ni Hilaria ni el Premio Nobel de la Paz Obama jamás lo harían. Pero sí saben que Trump tal vez sí. Y si ellos creen que pueden encontrar confort y moderación en los nuevos asesores de Trump, John Bolto y Mike Pompeo...

Naaah.

Así que la CNN y el Washington Post y todos los arrastrados de los medios masivos de comunicación atacaron a Trump días y días: ¡Él está destrozando la alianza! ¡Él ataca a nuestros amigos!

Puro camelo. Todo chamuyo. Obama fue el único que - en su burbuja mediática - nunca reclamó por el ataque a nuestros amigos - Israel, Gran Bretaña, tantos otros - al mismo tiempo que coqueteaba con Hugo Chávez, se inclinaba ante dictadores y bailaba el tanto con Raúl Castro. Trump es justo lo opuesto: sabe quiénes son sus amigos, y quiere mantener y reforzar esas amistades. No es muy diferente de un padre que le dice a su hijo de 35 años: "Te he mantenido por treinta y cinco años. Te mandé a la facultad y tomé deuda por cien mil dólares. Te graduaste hace quince años. Por quince años he estado pidiéndote de buena manera que te busques un trabajo y empieces a contribuir. En cambio, te sientas en casa a jugar videojuegos todo el día, mandando mensajes a tus amiguitos por el smartphone que te pago y sacándote la pelusa del ombligo. Así que, mirá, te amo. Son mi carne y mi sangre. Pero si no encontrás laburo y te ganás el mando - y contribuís con los costos de esta casa - en seis meses, te echamos de la casa". Ese muchacho es la OTAN. Trump es el papá. Y todos nosotros hemos estado pagando la deuda universitaria.



Negociar con Putin


Putin es un mal tipo. Realmente un mal tipo. Es mejor que Lenin. Es mejor que Stalin, Krushev, Kosygin, Breznev, Pol Pot y Mao. Pero él es realmente un mal tipo.

Acá están las cosas: Putin es un dictador. No le debe respuestas a nadie. Hace lo que se le canta. Si surge un oponente, ese tipo muere. Puede ser que su oponente sea pinchado con un paraguas envenenado. Puede ser que sea acribillado en la calle. Puede ser que el oponente sea forzado a ver entrevistas de Susan Rice diciéndole a la mundo que Benghazi sucedió por un video de YouTube visto por nueve derelictos humanos de Berkeley y que Bowe Berghdal sirvió con honor y distinción. Pero, de una manera u otra, el oponente muere.

Trump sabe eso de Putin. Y aquí está lo que eso significa:

Si usted insulta a Putin en público, como por ejemplo, decirle a los medios de comunicación justo antes de la reunión con él que él es Carnicero de Crimea y que se metió en nuestras elecciones y que, en resumen, es un cretino - entonces no conseguirá nada a puertas cerradas con Putin. Putin decidirá "Al diablo contigo, y al diablo con la relación que armamos". Putin se lo cobrará, va a tomar revancha intensa y personal, aún si eso fuera dañino para Rusia - aún si perjudicara al propio Putin. Porque Putin no tiene frenos institucionales.



Pero si usted públicamente dice a todo el mundo que agradable que es Putin (como por ejemplo hizo con Kim Jong Un) y si Putin intensamente mantiene en público que él no interfirió con las elecciones - como el dulce Putey Wutey (aunque claramente lo haya hecho) - entonces a continuación puede mantener el envión en la reunión a puertas cerradas. Ahí si puede recordarle a Putin que se no se meta - o va a ver con qué se va a encontrar. Que si se mete en Siria, haremos X. Si se mete con nuestro boicot a Irán, nosotros haremos Y. Generaremos tanto petróleo de fracking y del Ártico y de todos los recursos disponbiles que haremos pomada el mercado - no mañana, pero sí dentro de un año. Mandaremos aún más armas letales a Ucrania. Podemos restablecer el escudo de Europa del Este que Obama retiró. Y si bien no podemos interferir en las elecciones rusas (porque no tienen elecciones), ellos sí tienen computadoras - y, Dios mediante, arruinaremos su tecnología de formas que ni siquiera pueden imaginar. Trump sabe, de sus asesores, que podemos hacerlo. Si habla diplomáticamente con Putin en público - como Putin en el Ritz - entonces todo lo que Trump le haya dicho a Putin en privado puede ser reforzado con la acción y, aún si él puede hacer concesiones, porque, con ese background, Putin sabe que nadie creerá que él ha hecho concesiones. Todo el mundo está preparado para creer que Putin está logrando todo lo que quiere, que Trump no entiende nada. Por lo tanto, en ese estado de cosas, Putin puede hacer concesiones y aún así salvar la cara.

Esa es la razón por la cual Trump habla como habla. Y esa es la única manera de hacerlo cuando se negocia con un tirano que no tiene ningún contrapeso interno. Si lo avergüenza al tirano en público, entonces el tirano nunca le hará ninguna concesión porque teme que la gente diga que ha sido intimidado y que retrocedió. Y es algo que nunca hará. Mientras, Trump expulsó a sesenta rusos de los EEUU, revirtió la política de Obama y envió armas letales a Ucrania, y presionó severamente a Alemania con su proyecto de un oleoducto/gasoducto desde Rusia.





The Bottom Line (en resumen)

Al final del día, Donald Trump tiene más de setenta años de edad. Ha cometido numerosos errores en su vida. Todavía lo hace. Es humano. Pero se la ha pasado décadas aprendiendo. Ha visto que algunos de sus negocios quebraron, y ha aprendido de esas experiencias que lo han convertido en multimillonario y no dejará que le vuelva a pasar. Sin dudas que a él lo han engañado, y le han pasado en estos años. Ha aprendido de la vida.

Es un negociador duro y despierto. Mide a su oponente y sabe que el enfoque que sirve más para uno no es el que sirve para otro. No importa lo que diga en público de su oponente. Lo que importan son los resultados que se verán meses después. En sus primeros dieciocho meses en Washington, este hombre dio vuelta la economía norteamericana, nos trajo prácticamente pleno empleo, redujo el estado de bienestar y la cantidad de gente que recibe estampillas de alimentos (food stamps). eliminó a ISIS de Raqqa, mudó la embajada de EEUU a Jerusalén, masivamente desreguló la economía, abrió la explotación petrolera en el Ártico, reconstruyó significativamente las Fuerzas Armadas, se fue del inútil acuerdo de París sobre Cambio Climático que fue negociado por amateurs por parte de los EEUU quienes lograron que nos estafaran, tiró a la basura el desastroso acuerdo con Irán, se fue del chantún Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Convenció a Canadá y a México que se iba a ir del NAFTA si no entraban por el aro y tiene a los europeos convencidos que se va a ir de la OTAN si no dejan de ser lo tacaños e inútiles parásitos que son. Bajó impuestos, expandió las protecciones legales a los estudiantes falsamente acusados de crímenes, tomó caminos concretos para defender la libertad religiosa y las libertadas garantizadas por la Primera Enmienda, y están tomando el toro por las astas con la desastrosa y lamentable legislación sobre inmigración heredada de Reagan-Bush-Clinton-Bush-Obama, y ha propuesto jueces conservadores para que se sienten al frente de los diferentes juzgados federales en todos los distritos del país, así como en las cortes de apelaciones y en la Corte Suprema.

¿Qué logró Anderson Cooper en ese período? ¿Y Jim Acosto o el staff editorial de el New York Times o el Washington Post? No han encontrado el coraje y la fuerza para pararse frente a sus compañeros de trabajo y frente a las celebridades quienes abusan de ellos verbalmente, o sexualmente o emocionalmente. No tienen ningún logro para mostrar. Sólo sus decadentes opiniones, todas ecos de las otrs, siempre haciendo eco, eco, eco. Nos dieron a nosotros ocho años de elogios al Premio Nobel de la Paz Obama y su equipo negociador con ISIS, quienes calmaron la suba de los océanos y nos dieron la curación del planeta.

Preferimos a Trump negociando con Putin toda la vida.



* * *



Versión original:

That’s why they all are billionaires and all got elected president.

It really is quite simple. Everyone is smart except Donald J. Trump. That’s why they all are billionaires and all got elected President. Only Trump does not know what he is doing. Only Trump does not know how to negotiate with Vladimir Putin. Anderson Cooper knows how to stand up to Putin. The whole crowd at MSNBC does. All the journalists do.

They could not stand up to Matt Lauer at NBC. They could not stand up to Charlie Rose at CBS. They could not stand up to Mark Halperin at NBC. Nor up to Leon Wieseltier at the New Republic, nor Jann Wenner at Rolling Stone, nor Michael Oreskes at NPR, at the New York Times, or at the Associated Press. But — oh, wow! — can they ever stand up to Putin! Only Trump is incapable of negotiating with the Russian tyrant.

Remember the four years when Anderson Cooper was President of the United States? And before that — when the entire Washington Post editorial staff jointly were elected to be President? Remember? Neither do I.
The Seedier Media never have negotiated life and death, not corporate life and death, and not human life and death. They think they know how to negotiate, but they do not know how. They go to a college, are told by peers that they are smart, get some good grades, proceed to a graduate degree in journalism, and get hired as analysts. Now they are experts, ready to take on Putin and the Iranian Ayatollahs at age 30.
That is not the road to expertise in tough dealing. The alternate road is that, along the way, maybe you get forced into some street fights. Sometimes the other guy wins, and sometimes you beat the intestines out of him. Then you deal with grown-ups as you mature, and you learn that people can be nasty, often after they smile and speak softly. You get cheated a few times, played. And you learn. Maybe you become an attorney litigating multi-million-dollar case matters. Say what you will about attorneys, but those years — not the years in law school, not the years drafting legal memoranda, but the years of meeting face-to-face and confronting opposing counsel — those years can teach a great deal. They can teach how to transition from sweet, gentle, diplomatic negotiating to tough negotiating. At some point, with enough tough-nosed experience, you figure out Trump’s “The Art of the Deal” yourself.

Trump’s voters get him because not only is he we, but we are he. We were not snowflaked-for-life by effete professors who themselves never had negotiated tough life-or-death serious deals. Instead we live in the real world, and we know how that works. Not based on social science theories, not based on “conceptual negotiating models.” But based on the people we have met over life and always will hate. That worst boss we ever had. The coworker who tried to sabotage us. We know the sons of bums whom we survived, the dastardly types who are out there, and we learned from those experiences how to deal with them. We won’t have John Kerry soothe us by having James Taylor sing “You’ve Got a Friend” carols.

The Bushes got us into all kinds of messes. The first one killed the economic miracle that Reagan had fashioned. The second one screwed up the Middle East, where Iraq and Iran beautifully were engaged in killing each other for years, and he got us mired into the middle of the muddle. Clinton was too busy with Monica Lewinsky to protect us from Osama bin Laden when we had him in our sights. Hillary gave us Benghazi and more. And Obama and Kerry gave us the Iran Deal, ISIS run amok, America in retreat. All to the daily praise of a media who now attack Trump every minute of every day.
So let us understand a few things:
Negotiating with NATO:

NATO is our friend. They also rip off America. They have been ripping us off forever. We saved their butts — before there even was a NATO — in World War I. They messed up, and 116,456 Americans had to die to save their butts. Then they messed up again for the next two decades because West Europeans are effete and so obsessed with their class manners and their rules of savoir faire and their socialist welfare states and their early retirements that they did not have the character to stand up to Hitler in the 1930s. Peace in our time. So they messed up, and we had to save their butts again. And another 405,399 Americans died for them during World War II. And then we had to rebuild them! And we had to station our boys in Germany and all over their blood-stained continent. So, hey, we love those guys. We love NATO.

And yet they still rip us off. We pay 4% of our gigantic gross domestic product to protect them, and they will not pay a lousy 2% of their GDP towards their own defense. Is there a culture more penny-pinching-cheap-and-stingy than the fine constituents of the North Atlantic Treaty Organization? These cheap baseborn prigs will not pay their fare. They are too cheap. They expect America to send boys to die for them in one world war, then another — hundreds of thousands — and then to pay for their NATO defense even a century later.

And then they have the temerity to cheat us further in trade. Long before Trump, they set up tariffs against us for so many things. If the average American knew how badly Europe has been ripping us off for decades with their tariffs, no one in this country would buy anything European again. We would say, as a matter of self-respect and personal pride, “I no longer will buy anything but American, no matter what it costs.”
Every American President has complained about the cheating and imbalance — the NATO penny-pinching-cheapness, the tariff and trade imbalances. In more recent years, the various Bushes complained about it. Even Obama complained about it. But they all did it so gently, so diplomatically. They would deliver the sermon, just as the pastor predictably tells the church-goers on Sunday morning that he is against sin, and the Europeans would sit quietly and nod their heads — nodding from sleeping, not from agreeing — and then they would go back out and sin some more. Another four years of America being suckered and snookered. All they had to do was give Obama a Nobel Peace Prize his ninth month in officeand let Kerry ride his bike around Paris.

So Trump did what any effective negotiator would do: he took note of past approaches to NATO and their failures, and correctly determined that the only way to get these penny-pinching-cheap baseborn prigs to pay their freight would be to bulldoze right into their faces, stare them right in their glazed eyes with cameras rolling, and tell them point-blank the equivalent of: “You are the cheapest penny-pinching, miserly, stingy, tightwadded skinflints ever. And it is going to stop on my watch. Whatever it takes from my end, you selfish, curmudgeonly cheap prigs, you are going to pay your fair share. I am not being diplomatic. I am being All-Business: either you start to pay or, wow, are you in for some surprises! And you know what you read in the Fake News: I am crazy! I am out of control! So, lemme see. I know: We will go to trade war! How do you like that? Maybe we even will pull all our troops out of Europe. Hmmm. Yeah, maybe. Why not? Sounds good. Well, let’s see.”

So Trump stuffed it into their quiche-and-schnitzel ingesting faces. And he convinced them — thanks to America’s Seedier Media who are the real secret to the “Legend That is Trump” — that he just might be crazy enough to go to trade war and to pull American boys home. They knew that Clinton and Bush x 2 and Kerry and Hillary and Nobel Laureate Obama never would do it. But they also know that Trump just might. And if they think they are going to find comfort and moderating in his new advisers, John Bolton and Mike Pompeo, alongside him….

Nuh-uh.

So CNN and the Washington Post and all the Seedier Media attacked Trump for days: He is destroying the alliance! He attacks our friends!
Baloney. Obama was the one whom the Left Echo Chamber… Chamber… Chamber never called out for attacking our friends — Israel, Britain, so many others — while cozying up to Hugo Chavez, bowing to dictators, and dancing the tango for Raul Castro. Trump is just the opposite: He knows who the friends are, and he wants to maintain and strengthen those friendships. It is no different from a parent telling a 35-year-old son: “I have been supporting you for thirty-five years. I put you through college by signing four years and $100,000 in PLUS Loans. You graduated college fifteen years ago. For fifteen years I have been asking you nicely to look for a job and to start contributing. Instead, you sit home all day playing video games, texting your friends on a smartphone I pay for, and picking little fuzz balls out of your navel. So, look, I love you. You are my flesh and blood. But if you are not employed and earning a paycheck — and contributing to the cost of this household — in six months, we are throwing you out of the house.” That boy is NATO. Trump is Dad. And all of us have been signing for the PLUS Loans.

Negotiating with PutinPutin is a bad guy. A really bad guy. He is better than Lenin. Better than Stalin, Khrushchev, Kosygin, Brezhnev, Pol Pot, Mao. But he is a really bad guy.

Here’s the thing: Putin is a dictator. He answers to no one. He does whatever he wants. If there arises an opponent, that guy dies. Maybe the opponent gets poked with a poisoned umbrella. Maybe he gets shot on the street. Maybe the opponent is forced to watch Susan Rice interviews telling the world that Benghazi happened because of a YouTube video seen by nine derelicts in Berkeley and that Bowe Berghdal served with honor and distinction. But, one way or another, the opponent dies.

Trump knows this about Putin. And here is what that means:

If you insult Putin in public, like by telling the newsmedia just before or after meeting with him that he is the Butcher of Crimea, and he messed with our elections, and is an overall jerk — then you will get nothing behind closed doors from Putin. Putin will decide “To heck with you, and to heck with the relationship we just forged.” Putin will get even, will take intense personal revenge, even if it is bad for Russia — even if it is bad for Putin. Because there are no institutional reins on him.

But if you go in public and tell everyone that Putin is a nice guy (y’know, just like Kim Jong Un) and that Putin intensely maintains that he did not mess with elections — not sweet little Putey Wutey (even though he obviously did) — then you next can maintain the momentum established beforehand in the private room. You can proceed to remind Putin what you told him privately: that this garbage has to stop — or else. That if he messes in Syria, we will do “X.” If he messes with our Iran boycott, we will do “Y.” We will generate so much oil from hydraulic fracturing and from ANWR and from all our sources that we will glut the market — if not tomorrow, then a year from now. We will send even more lethal offensive military weapons to Ukraine. We can restore the promised shield to Eastern Europe that Obama withdrew. And even if we cannot mess with Russian elections (because they have no elections), they do have computers — and, so help us, we will mess with their technology in a way they cannot imagine. Trump knows from his advisers what we can do. If he sweet-talks Putin in public — just Putin on the Ritz — then everything that Trump has told Putin privately can be reinforced with action, and he even can wedge concessions because, against that background, Putin knows that no one will believe that he made any concessions. Everyone is set to believe that Putin is getting whatever he wants, that Trump understands nothing. So, in that setting, Putin can make concessions and still save face.

That is why Trump talks about him that way. And that is the only possible way to do it when negotiating with a tyrant who has no checks and balances on him. If you embarrass the tyrant publicly, then the tyrant never will make concessions because he will fear that people will say he was intimidated and backed down. And that he never will do. Meanwhile, Trump has expelled 60 Russians from America, reversed Obama policy and sent lethal weapons to Ukraine, and is pressing Germany severely on its pipeline project with Russia.

At the end of the day, Donald Trump is over seventy years old. He has made many mistakes in his life. He still makes some. He is human. But Trump likewise has spent three score and a dozen years learning. He has seen some of his businesses go bankrupt, and he has learned from those experiences to be a billionaire and not let it happen again. No doubt that he has been fooled, outsmarted in years past. And he has learned from life.


He is a tough and smart negotiator. He sizes up his opponent, and he knows that the approach that works best for one is not the same as for another. It does not matter what he says publicly about his negotiating opponent. What matters is what results months later. In his first eighteen months in Washington, this man has turned around the American economy, brought us near full employment, reduced the welfare and food stamp lines, wiped out ISIS in Raqqa, moved America’s Israel embassy to Jerusalem, successfully has launched massive deregulation of the economy, has opened oil exploration in ANWR, is rebuilding the military massively, has walked out of the useless Paris Climate Accords that were negotiated by America’s amateurs who always get snookered, canned the disastrous Iran Deal, exited the bogus United Nations Human Rights Council. He has Canada and Mexico convinced he will walk out of NAFTA if they do not pony up, and he has the Europeans convinced he will walk out of NATO if they don’t stop being the cheap and lazy parasitic penny-pinchers they are. He has slashed income taxes, expanded legal protections for college students falsely accused of crimes, has taken real steps to protect religious freedoms and liberties promised in the First Amendment, boldly has taken on the lyme-disease-quality of a legislative mess that he inherited from Reagan-Bush-Clinton-Bush-Obama on immigration, and has appointed a steady line of remarkably brilliant conservative federal judges to sit on the district courts, the circuit appellate courts, and the Supreme Court.

What has Anderson Cooper achieved during that period? Jim Acosta or the editorial staffs of the New York Times and Washington Post? They have not even found the courage and strength to stand up to the coworkers and celebrities within their orbits who abuse sexually or psychologically or emotionally. They have no accomplishments to compare to his. Just their effete opinions, all echoing each other, all echoing, echoing, echoing. They gave us eight years of Nobel Peace Laureate Obama negotiating with the ISIS JV team, calming the rise of the oceans, and healing the planet.

We will take Trump negotiating with Putin any day.

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