MÉXICO - AMLO
MARTEL: LOS MEJICANOS VOTARON A AMLO POR FALTA DE OPCIONES.
https://www.breitbart.com/national-security/2018/07/02/martel-mexicans-voted-socialist-amlo-no-choice/
Méjico trató de evitarlo. Intentaron mantener
al izquierdista radical Andrés Manuel López Obrador, AMLO, fuera del poder. Y
lo lograron dos veces, hasta quedarse sin mejores opciones.
Los observadores tejerán un tapiz de
excusas domésticas para explicar la elección de los mejicanos, después del
desvergonzadamente corrupto, niño bonito Enrique Peña Nieto, un socialista que
supo decir que el dictador cubano Fidel Castro hizo de la isla una nación “libre
e independiente”
Muchos culparán al presidente Donald
Trump de supuestamente impulsar el sentimiento izquierdista por apoyar la
aplicación de leyes inmigratorias y acuerdos de tratados justos. Otros dirán
que el pueblo mejicano se ha movido hacia la izquierda, como sus predecesores
en Venezuela, Bolivia, y otros jugadores políticos de la región Bolivariana. Nicolás
Maduro definitivamente así lo espera.
Aún así, estos análisis ignoran la
agitación doméstica que los mejicanos sufrieron
con Peña Nieto, la atmósfera de guerra en el país casi dominado por
carteles y la complacencia del gobierno, en algunos casos hasta cooperación,
con lo que se ha transformado, esencialmente en carteles transformados en
regímenes políticos. Ignoran la desesperanza que llevó al partido de Peña
Nieto, el otrora dominante Partido Revolucionario Institucional, PRI,
nuevamente al poder después de ser rechazado por primera vez en 71 años en el
cambio de siglo. Y especialmente, ignoran un importante evento cultural que
cerró el 2018 para cualquier candidato de un tercer partido con la capacidad
organizativa y el financiamiento como para arrasar a escala nacional.
Ayotzinapa hizo ganar la presidencia a
AMLO
Paisaje de Iguala. |
En septiembre del 2014, 43 alumnos
desaparecieron del Colegio Rural de Maestros de Ayotzinapa, en Iguala, estado
de Guerrero, una de las regiones más peligrosas de Méjico. El gobierno
inicialmente tuvo pocas respuestas, para luego ofrecer una absurda: la policía había
secuestrado a todos y, con la ayuda del cartel local los había ejecutado e
incinerado los cuerpos. El fiscal general de Méjico, José Murillo Karam,
aseguró a la nación que el alcalde de Iguala tenía conexiones con carteles,
objetó que los estudiantes protestaran y los hizo “desaparecer” por los
carteles.
La historia era absurda porque la
evidencia claramente la refutaba. Los expertos notaron que no había evidencia de
que en el vertedero donde el gobierno decía que habían sido incinerados hubiera
habido un fuego. Expertos del exterior llevados para confirmar la evidencia del
gobiernos, en cambio, que la policía había manipulado o perdido piezas claves
de la evidencia, para que las conclusiones encajaran y apurar sus conclusiones.
La incompetencia y obstrucción del
gobierno, desató protestas de miles exigiendo la verdad sobre sus seres
queridos. El incidente estaba lejos de ser un caso aislado; muchos mejicanos conocían
a alguien que conocía a un civil que había desaparecido de igual manera en
territorio narco.
“Hay miles de desaparecidos, miles de
tumbas clandestinas, miles de madres que no saben dónde están sus hijo” dijo Nora
Jaime, una de las manifestantes, a la Associated Press ese año.
El gobierno respondió con otra
investigación… esta vez una unidad especial dirigida por un hombre que había
sido invitado al casamiento de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, jefe del cartel
de Sinaloa. Las protestas se intensificaron. En lo que tal vez se recordará
como el punto de inflexión que creó el espacio para una victoria de AMLO, la
reconocida actriz Kate del Castillo, disparó una tormenta mediática por una
queja en Twitter expresando una común frustración mejicana: ”Hoy creo más en el
Chapo Guzmán que en el gobierno, que esconde verdades, aunque sean dolorosas”
La presión popular había funcionado,
hasta cierto punto. Mientras que el pueblo aún no sabe qué pasó con los
cuarenta y tres estudiantes, el gobierno ordenó una nueva investigación el
mes pasado, esta vez no dirigida por un
obvio afiliado de un cartel, a menos que se cuente a Peña Nieto como tal.
El presidente nunca fue acusado
formalmente de narcotraficante, pero la evidencia de que Peña Nieto toleraba
algunos carteles es arrolladora. Un reporte extensivo de 2016 encontró que el
cartel de Juárez había establecido compañías
“truchas” para mandar fondos para su campaña en 2012. Esa campaña era llevada a
cabo por un hombre con supuestas conexiones con los Zetas (1). En vez de usar
los recursos de las fuerzas de seguridad para encontrar carteles, la policía de
Peña Nieto se dedicó a espiar a periodistas adversarios. (El Méjico de Peña
Nieto es uno de los países más peligrosos para los periodistas).
Mientras no estuvo acusado de usar
plata de carteles, Peña Nieto pasó su presidencia acusado de haber plagiado su
tesis, haber recibido plata de Odebrecht la empresa constructora brasilera
acusada de haber sobornado a políticos del hemisferio oeste decía por
televisión que él creía que la corrupción en Méjico no era tan grave.
Incluso para Méjico, Peña Nieto fue
demasiado.
El incidente de Ayotzinapa sacó a la
superficie una realidad que los mejicanos habían vivido por décadas,
ocasionalmente desafiado (como cuando terminaron con el gobierno del PRI después
de 71 años al final del siglo) pero bajo Peña Nieto ya fue demasiado obvio. El
gobierno estaba irremediablemente podrido. Los partidos mayoritarios eran
incorregibles, y no había nada que el ciudadano común pudiera hacer al
respecto.
La presión popular forzó al gobierno a
retroceder en Ayotzinapa, inspirando la suficiente esperanza para garantizar
que cualquiera que no hubiera estado asociado al PRI o al PAN le ganara a los
dos.
Mucho antes que AMLO volviera a la
escena política para la elección de 2018 el pueblo mejicano parecía resuelto a
darle el poder a cualquiera menos a los sospechosos de siempre. Mientras muchos
van a señalar a Venezuela como un caso análogo, por las políticas radicales de
AMLO, la comparación más apta es la de Brasil, donde la operación Lava Jato
develó que los partidos mayoritarios carecen de ideología. Sólo codicia por
riqueza y poder. Los brasileros como los mejicanos, están preparados para votar
a un candidato con una ideología verdadera que no esté afiliado a ningún
partido, mientras que tengan un equipo de campaña y una estructura electoral que
funcionen. En el caso de Brasil, el candidato menos corrupto es conservador
Jair Bolsonaro actualmente llevando la delantera.
La infraestructura de AMLO fue aún más
impactante que la de Bolsonaro, tal vez explicando por qué, no como la de
Bolsonaro, la de AMLO fue un regalo. Se había presentado en dos elecciones y le
había ido bastante bien la primera vez,
generando el suficiente impulso para asegurarse la nominación del PRD
una segunda vez. Peña Nieto lo aplastó supuestamente gracias a la ayuda de Odebrecht
y el cartel de Juárez.
Todo lo que AMLO tuvo que hacer para
ganar su presidencia fue no interrumpir a Peña mientras se equivocaba y
mantener sus comentarios más extremos en silencio hasta el 2 de julio. Así, su nueva
imagen “moderada” tuvo éxito. Bloomberg analizó que AMLO adapta sus discursos a
sus audiencias como un francotirador. Los nominados para su gabinete son
intachables y lejos de izquierdistas duros. AMLO nunca interrumpió su guerra contra la
corrupción con propaganda marxista porque aprendió, dos veces, que los mejicanos
no lo quieren oír.
“López Obrador es la única opción”
Margarita García Rodríguez, una votante mejicana, le dijo a The Guardian en mayo,
haciéndose eco del sentimiento nacional. “Si él no nos puede ayudar, Entonces
nadie más puede. El sistema entero colapsará.”
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(1) Los Zetas: Organización narcotraficante y terrorista más salvaje de América.
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