LA BATALLA NO ES MÁS POR BREXIT SINO POR LA DEMOCRACIA


Autor: GERALD WARNER  

Nota original: https://reaction.life/battle-no-longer-brexit-democracy/

El juego cambió y ese cambio es permanente. En medio de todo el caos que es el Brexit, que ha alcanzado niveles de fantasía que sólo la pluma de Lewis Carroll podría haberle hecho justicia, un nuevo hecho significativo ha emergido. Un Brexit limpio, probablemente bajo los términos de la Organización Mundial de Comercio (OMC o WTO en inglés) es hoy por hoy el más probable final - algo que no era creíble ni siquiera hace un mes atrás.

Hasta recientemente, parecía que a la clase política se le permitía jugar su juego usual de acuerdos entre partidos, una táctica conocida por los partidos tradicionales. De acuerdo a este escenario, Theresa May y Jeremy Corbyn cocinará conjuntamente un acuerdo para una Unión Aduanera [con la Unión Europea] lo que, por otra parte, ya estaba incluido en el Acuerdo que May había firmado con la UE y que no fuera aprobado por el Parlamento (*).

El Parlamento entonces hubiera aprobado el no-Brexit, la UE hubiera lo aprobado también, y este fait accompli  hubiera frustrado un genuino Brexit, con los pro-Brexit (Leavers) imposibilitados de hacer algo en contra. Lo que la clase política que quiere quedarse en la Unión Europea (Remainers) no se dio cuenta es que el suelo se estaba moviendo bajo sus pies, que el entorno político estaba siendo transformado en el curso del pasado mes y que cualquier prospecto de abortar un Brexit 100% puro se había vuelto muy difícil de lograr con el crecimiento del Partido Brexit.

Muchos políticos, sin embargo, permanecen complacientemente desentendidos de como el mundo ha cambiado. El 5 de mayo, luego de las elecciones de autoridades locales, la columna en el Telegraph de Boris Johnson tenía el siguiente encabezado: "Lejos de enfrentar el olvido que tuvo la era Blair, un gran triunfo electoral de los Tories [conservadores] está al alcance de la mano". Eh...hasta cierto punto, Lord Copper. Esta rama de optimismo de Bunker ("Gloriosas noticias - ¡los tanques de Manstein están a mitad de camino de Antwerp!") es, evidentemente, la clase de engaño con el cual los Tories sienten que necesitan anestesiarse a sí mismos en estos últimos días.

Y en cuanto a los Remainers, la situación está más allá de cualquier parodia. La opinión recibida (la peor posible guía para las realidades contemporáneas) provocó que emergiera Anna y las Soubrettes que marcaron un histórico desarrollo en las políticas de "centro". Se trata de políticos experimentados, con gran conocimiento de las ventajas de pertenecer a la Unión Europea (pero incapaces de comunicarlo correctamente), representativos de una opinión educada y "experta", que pudiera darle a Farage y a su chusma una buena sacudida. 

Como vehículo de esta "excitante"  revolución para mantener el status quo inventaron un partido con un nombre compuesto más largo que el de una estación de tren de Gales. Su comportamiento durante la campaña ha sido patético. Sin embargo el fenómeno de el Partido Cualquiera-sea-su-nombre es instructivo. Revela qué clase de bufones son en realidad aquellos que se presentan como voz autorizada y pagados de sí mismos desde las bancas de Westminster, cuando sale de bajo la protección de las organizaciones que significan los partidos tradicionales. Lejos de dirigir el país o el Brexit, estos incompetentes no pueden organizar una kermesse.

Luego viene "Eventos, querido muchacho". Si había un incidente que los partidos tradicionales necesitaban tanto como un tiro en la cabeza en medio de esta crisis de credibilidad era el retorno del caso de los viáticos de los parlamentarios, en particular la revelación, vía un requerimiento de Derecho a la Información Pública, que 377 de nuestros ilustres tribunos tienen sus tarjetas de crédito suspendidas desde el 2015 por no haber aportado los correspondientes comprobantes. Como diría Theresa May: "Nada cambió".

El Partido Conservador se ha metido solito en una posición insostenible por no haber sido capaz de desprenderse de un líder - y por lo tanto del primer ministro de la Nación - que cuenta con la oposición del 82% de los afiliados del partido y que exhibe el espectáculo de su incompetencia que lo descalifica para ser gobierno ahora y para siempre.

Este paisaje lunático es el contexto en el cual este mar de cambio al que me referí anteriormente ha aparecido. Es el trasfondo de una nueva situación en la cual, aunque los partidos tradicionales fallaron en reconocerlo, un genuino Brexit es hoy virtualmente posible. La única forma de abortarlo sería a través de un acuerdo cocinado entre May y Corbyn. Hay razones para creer que no va a pasar (*).

De todas formas, como peor escenario posible, imaginemos que sucede. ¿Entonces qué? Es dudoso que la UE lo apruebe, pero, nuevamente, en beneficio de la argumentación, supongamos que lo hiciera. Los Remainers hubieran triunfado y el Reino Unido se vería encerrado en una dependencia permanente de una organización multinacional de la que nunca sería ni siquiera un miembro.

Pero para cuando semejante traición pudiera tener efecto, las elecciones europeas tendrían lugar (**). ¿Cuál es su apuesta para semejante Götterdämmerung (***)? ¿Un batacazo Tory? ¿Los laboristas como los ganadores? ¿Chuka y las Thingummies por varios cuerpos? ¿O tal vez suceda que el Partido Brexit (****) limpie con todo, en un sentido muy literal?

Si había alguien que estaba esperando para juzgar el fenómeno de Farage, Peterborough fue el punto de inflexión. El acto del Partido Brexit en Peterborough fue grande. Los actos públicos masivos han vuelto a la vida política de Gran Bretaña. Los días en que los hijos trabajadores, con sus manos curtidas por el trabajo, iban en bicicleta treinta millas [48 km] a escuchar hablar a Lloyd George ya no parecen un anecdotario pintoresco. El Partido Brexit se siente también a gusto con las redes sociales.

Sus candidatos son la clase de gente que los partidos tradicionales han dejado de lado por décadas en favor de las celebridades metropolitanas, los gordos de los sindicatos y toda variedad de androides progres. Son aceptables para un público diverso: usted dificilmente confudiría a Annunziata Rees-Mogg con Tommy Robinson.

Desde ahora Farage está dejando en claro que las elecciones para el Parlamento Europeo, aunque son importantes, son un ensayo de la elección general. Si para entonces el Brexit ha sido traicionado, ni siquiera el actual sistema electoral lleno de barreras de entrada no podrá proteger a los partidos tradicionales de la venganza del electorado.

Consideren esta cuestión fundamental: ¿es siquiera creíble que el pueblo británico iba a  mirar como su mayor decisión democrática sería anulada por la clase política, se acomodara el flequillo e irse tranquilamente en la noche? Sólo en la mente afiebrada de la élite metropolitana es la respuesta. El tema no es más el Brexit sino la Democracia. Ésta es una confrontación que las élites no pueden ganar. Un auténtico, limpio Brexit va a suceder porque en caso contrario Gran Bretaña dejará de ser una democracia. Muchos votantes ha arribado a esta incontrovertible conclusión, incluyendo a votantes Remain que valoran la democracia más que pertenecer a la Unión Europea.

Farage está ahora abiertamente declarando su apoyo a un Brexit de acuerdo a la OMC. Lo que todavía no aclaró es cómo lo logrará si un acuerdo entre los conservadores y los laboristas se perpetrara. La respuesta es obvia: un gobierno Pro-Brexit deberá retirarse de un tratado tóxico, cuyas desventajas serían para ese entonces evidentes.

"Gran Bretaña no repudia sus tratados..." fanfarronean las élites. "No es la clase de país que somos...". (Pero aparentemente sí somo la clase de país que bloquea la voluntad popular de 17,4 millones de votantes). La realidad fue revelada en la Cámara de los Lores el 27 de noviembre del 2018 por el Foreign Commonwealth Office a una pregunta escrita hecha por  Lord Pearson of Rannoch: "Gran Bretaña ha unilateralmente repudiado 52 tratados desde el primero de enero del año 1988. Todos ellos eran tratados multilaterales".

No hace falta invocar el artículo 62 de la Convención de Viena. Todo estado soberano tiene el derecho de repudiar un tratado que considera gravoso: esa es la naturaleza de la soberanía. Un futuro gobierno Brexit tiene plena capacidad de torpedear cualquier legado que emparcharan los partidos tradicionales y honrar el voto popular del electorado británico.

* * *

(*) Nota de Restaurar:  En el día de ayer, viernes 17 de mayo, Jeremy Corbyn informó públicamente que abandonaba las negociaciones.
(**) N. de R.: Las elecciones europeas son el próximo jueves 23 de mayo.
(***) N. de la T.: Caida de los Dioses.
(****) N. de R.: El partido que impulsa Nigel Farage.

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