ESTO ES UN EXPERIMENTO
Resulta llamativa la desinformación y el desprevenido proceder chino desde los comienzos
Así como hay similitud en las banderas del Partido Comunista Chino y la de la URSS, la cual ocultó realidades en el accidente nuclear de 1986, China parece haber implementado el mismo método, ya sea por inoperancia o con el interés de que se propague el virus COVID-19.
Resulta llamativa la desinformación y el desprevenido proceder chino desde los comienzos, algo que nos trae a una situación mundial de importantes e irreversibles consecuencias.
Mientras avanzaba el virus por el mundo, la cotización del petróleo se desplomaba una y otra vez hasta estos días, motivado por la abrupta baja mundial del consumo y algunas intervenciones de Rusia en las negociaciones por la baja de producción.
Era así como entre el COVID-19 y el mercado del oro negro daban un golpe durísimo a los EE.UU donde seguramente ya no tendrá rentabilidad y por ende sentido querer exportar GNL y ganarle la puja a Rusia por los mercados europeos.
De este modo, las sanciones de EEUU a las empresas involucradas en el nuevo gasoducto europeo Nord Stream 2 parecen quedar atrás ya que Rusia ahora tiene mejores posibilidades que los norteamericanos para vender su producción, así como también depende en gran parte de Rusia la cantidad de tiempo que los precios del petróleo seguirán perjudicando a la industria del shale.
Aquí no terminan las malas noticias para Donald Trump que parecía tener la reelección asegurada y que ahora está en serias dudas, pues los datos de desempleo ya no son un punto fuerte (y empeorará considerablemente), sumado a las empresas altamente endeudadas.
Ya no hay margen de apalancamiento debido a la trampa de las tasas de interés demasiado bajas por mucho tiempo y claro, si endeudarse cuesta poco se hace uso pero también abuso y la cantidad de empresas al borde de la quiebra y las ya quebradas es enorme.
La tormenta perfecta con la participación especial de Rusia y China, justo en el año electoral, como para que el presidente que les hizo varias de las suyas en la guerra comercial y también la puja energética, las tenga muy difícil.
Mientras tanto en Argentina…
Podría empezar a redactar de un modo similar como al principio, pues por inoperancia, resulta llamativa la desinformación y lo desprevenido del proceder argentino.
Sólo alcanza con repasar las declaraciones públicas de nuestros funcionarios y recordar cómo era cantado que el virus entraría en nuestro país; los nulos controles y las declaraciones juradas sin sentido que llenaban algunos de los que ingresaban a la Argentina, terminarían desembocando en la actual situación.
Nuestros gobernantes admiten que se va a contagiar un alto porcentaje de la población, pero defienden a capa y espada elegir salud antes que economía, ahora bien, lo que no parecen entender es que una de las mayores preocupaciones a nivel mundial ayer y hoy es económica.
En la Argentina son millones los que dependen de un ingreso laboral que apenas llega a cubrir sus necesidades y que se suma a la difícil realidad del ahorro familiar que por malas costumbres, influencias de los altos impuestos que cobra el Estado y falta de educación financiera, no hace del ahorro un punto fuerte de las familias. Debería haberse mantenido un equilibrio en este período de aislamiento entre aquellos que pueden realizar trabajo doméstico y aquellos que no.
Mucho más complicado es hablar de las soluciones para estos sectores con dificultades económicas ya que muchos no podrán afrontar las consecuencias. Un ingreso que no se pudo generar, es ingreso perdido, y un gasto sin el opuesto del ingreso es un negativo que no se puede recuperar, a pesar de que el tiempo lo pueda llegar a disfrazar en un cierto plazo.
Era más sencillo controlar las fronteras como corresponde desde el principio, poniendo atención de manera estricta en el ingreso al país y el aislamiento obligatorio de quienes lo hicieran, mientras se preparaba el sistema de salud del terrible atraso que tenemos ya que esa es la prioridad, que no se descontrole y desborde, demostrando cuantas filtraciones del erario público hubo en estas décadas.
A modo de reflexión me planteo si era necesario frenar de este modo el país que sin dudas va a tener una gran cantidad de contagios, un bajo porcentaje de fallecidos y un altísimo de recuperados diagnosticados y de asintomáticos.
Los números a nivel internacional que se proporcionan, sabemos que no son de confiar, pues hay una gran cantidad de asintomáticos que ni se enteraron y no los han controlado, por ende los fallecidos en relación al número de contagios también es para desconocerlo, más aún sabiendo que hay países que no efectúan test a muchos que tienen algunos síntomas.
En el mundo por ejemplo mueren más de un millón trescientas mil personas por año en accidentes de tránsito y sin embargo muchas naciones no cuidan siquiera el equipamiento de seguridad de fábrica con el que se venden los vehículos, las condiciones de sus rutas, etc.
Las muertes causadas por efectos del cigarrillo y el alcohol tampoco son motivos para prohibirlos y obligar a controlar a la sociedad en su consumo.
Puesto en contexto parece exagerado el aislamiento establecido, así como el manejo de los números que no tienen otro sentido más que el de generar pánico, pues en cada país es noticia día a día el número de fallecidos y de nuevos infectados, no tanto así el de recuperados o fuera de peligro.
Las medidas tomadas parecen más ajustadas a una pandemia de Nipah (toco madera), virus con una letalidad de 40% a 75% según las condiciones del brote y que en el 20% de los recuperados quedan secuelas neurológicas.
Hubiera sido difícil imaginar años anteriores que gobiernos del mundo decidieran en masa quien trabaja y quien no, quien circula, cuántos salen a hacer sus compras, pero que paguemos los impuestos, todo esto por un virus que lleva 170.000 víctimas fatales a la fecha en un mundo de 7.700.000.000 de habitantes aproximadamente.
La unión de los elementos conocidos, me hace creer que esto es un experimento, de una motivación ininteligible, y de un altísimo costo.
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