ENSAYO GENERAL


Es todo tan chato, tan gris, tan vuelo bajo que da entre pena e irritación.



Autora: Iris Speroni

Desde que empezó la cuarentena tengo la fantasía de que vivimos un ensayo general. ¿Un ensayo general de qué? No sé. 

No puede decirse que es un plan para exterminar el mundo organizado por la OMS (WHO) al estilo de los malos de James Bond - si bien tienen el nombre justo "WHO" - por la chapucería demostrada.

Pero sí un ensayo general para ver qué capacidad de reflejos, organizativa, de encontrar soluciones tiene cada sociedad. EEUU por ejemplo, al principio, prestó poca atención. El presidente Trump sostiene que la OMS-WHO le aconsejó no cerrar fronteras en ese entonces. Pero una vez que tomó el problema en sus manos, reconvirtió industrias y fabricó decenas de miles de respiradores.

Este ensayo general sirve para muchas cosas. ¿Por qué? Porque uno puede ver el mundo y el país en suspenso.

El estado nacional y los estados provinciales cerraron numerosas actividades. En inglés “shut-down”. Una especie de lock-out patronal, pero del estado (1).

Numerosas dependencias estatales no funcionan. Registros, Institutos de esto o aquéllo, oficinas de habilitaciones, ministerios enteros. Actividades redundantes que ahora quedan en evidencia.

No tenemos estadísticas de la frecuencia de delitos comunes. Es probable que hayan bajado abruptamente. Entraderas, hurto de automotores, robo de automotores a mano armada, intrusiones. ¿Por qué? Porque hay policía en las calles y la policía pide documentos. ¿Vieron que era fácil? Eso se da de bruces con el relato oficial abrazado por el 100% de los políticos: reprimamos a los policías y dejemos libres a los ladrones.

En la Ciudad de Buenos Aires puede verse un cielo celeste, por la ausencia de automóviles. Y nuevamente uno puede hacerse esas preguntas incómodas. ¿Cuántos automóviles ingresarían a la ciudad, cuántas personas viajarían en tren o colectivo si elimináramos todos esos puestos de asesores del ministerio de educación, todos esos cargos incomprensibles de los ministerios de Acción Social o de la Producción o de la Mujer? ¿Cuánto transporte público necesitaríamos si sólo tuviéramos los empleados que necesitamos en la Cancillería o en el BCRA o en la AGN?

¿Cómo sería la ciudad si las reparticiones estatales estuvieran diseminadas por todo el país?

¿Cuánta gente, en el sector privado y en el público, cubre en realidad seguros de desempleo disfrazados?

Al mismo tiempo podemos evaluar cuántos trabajos necesarios, que crearían empleos imprescindibles, no se hacen. 

Entonces, no se trata de condenar a la desocupación a decenas de miles de compatriotas sino transferir de actividad la mano de obra, calificada y no. 

Necesitamos FFCC, flota marítima y fluvial, transporte aéreo de cargas, fabricar determinados insumos críticos; mejorar el servicio de salud, la seguridad en su faceta preventiva, el servicio penitenciario. Debemos edificar cientos de miles de viviendas en el interior del país, tender riego en los dos tercios de la superficie de Argentina. Hay mucho empleo ahí esperando.

Sin embargo lo único que se le ocurre a los políticos es tomar empleadas administrativas en la Cancillería. 

Es todo tan chato, tan gris, tan vuelo bajo que da entre pena e irritación.

Como el gobierno nos tiene distraídos con el virus corona, nos dejó de martillar con otros temas como entregar documentos de identidad trans u hormonizar niños de seis años.
El resto de la agenda de la ONU impuesta a nuestro país desde el exterior y llevada adelante por los interventores ha sido cajoneada. Por el momento.

Debemos aprovechar esta oportunidad. Es un tiempo para pensar. Para ver qué efecto tienen en la vida personal y pública los cambios impuestos. Qué cosas compramos habitualmente que nos dimos cuenta estos días que no son imprescindibles.  Ver cuán preparados están nuestros gobernantes ante los imprevistos.

Pensar cómo será el mundo y nuestro país luego de que termine el ensayo general. Pensar si China seguirá su carrera ascendente o frenará temporariamente su camino triunfal. Si  EEUU usará su rápida respuesta a los problemas para reposicionarse. 

La Unión Europea probablemente esté herida de muerte. Lo estaba desde junio del 2016 y esto será su tiro de gracia. Probablemente quienes gobiernan la reformularán. Un estado lleno de deudas con una relación simbiótica con la banca. Parece difícil que los pueblos europeos puedan revelarse ante la alianza que los gobierna.

Algunas cosas quedan en claro: la globalización, inventada por los über ricos en los ochenta a instancias de unos think tanks norteamericanos no resultó tan genial como creían. Depender de un respirador que se fabrica en Corea, no tener localmente fábricas de cosas tan sencillas como barbijos en el propio territorio, es todo, todo muy estúpido. Estúpido en el sentido de poco inteligente. 


https://twitter.com/Lady_Astor/status/1245789138907025415

Nadie lo entendió  más rápido que Gran Bretaña. Tenían diciembre 2016 como última fecha para cerrar sus acerías a instancias de Alemania-UE. Se fueron en junio 2016. Ellos NO se iban a quedar sin acero para sus astilleros militares.

Los individuos somos diversos entre nosotros porque esa, justamente, es la estrategia de supervivencia de la especie. Todos diferentes de tal forma que ante una plaga, algunos individuos sean inmunes o resistentes. Sirve para los cangrejos, los abedules o nosotros.

El globalismo propone una homogeneidad cultural que resulta una rémora ante las dificultades. Siempre resulta más eficiente que cada uno pueda elaborar una respuesta original y acorde a sus posibilidades, de tal forma de dar una diversidad de soluciones a cualquier problema. 

En los 90s Argentina desarmó gran parte de su aparato industrial para dárselo a Brasil y otros. Cosas tan sencillas como el globol (anti polillas) se importa ahora de Alemania. El bicarbonato de sodio se importa de Australia. Todo antes era fabricado acá. Imposiciones desde el exterior que nuestra clase política, obediente, aplicó.

Tal vez sea hora de tener un país más abierto al mundo;  exportar más del 20% del PBI. El 30% ó el 40%. Y al mismo tiempo asegurarnos la fabricación local de productos críticos.

En resumen: buscar nuestro propio camino. Retomar la senda desde Sarmiento a María Estela Martínez o desde Sarmiento hasta Bignone (usted elige), donde se priorizaban los intereses de la nación por encima de cualquier moda.



Desde 1983 que nuestra clase política desinvirtió consistentemente en lo que importa:
- Defensa (incluye Fabricaciones MIlitares)
- Seguridad
- Infraestructura de transporte y logística
- Salud
- Educación

Lo que tenemos es la subsistencia de inversiones hechas con anterioridad a Alfonsín, todo atado con alambre.

Los días que quedan de cuarentena (15, 30, 45, 60, 120, 250) debemos usarlos en pensar cómo sacarnos de encima esta gente que gobierna desde 1983. Luego, una vez echados, volver a invertir en lo que importa (camas de hospital, FFCC, pagarle bien a los policías y que éstos pidan documento en la calle) y dejar de invertir en frivolidades, en su mayoría impuestas  (2).

Para volver a exportar y tener pleno empleo, hay que bajar impuestos. Para bajar impuestos hay que dejar de regalarle dinero público a los bancos (la mayoría de la emisión monetaria es para pagar intereses), ordenar el empleo público y repensar el sistema de asistencia social.

Para hacer todo eso hay que cambiar a las personas que dirigen el país.

El final de la cuarentena tal vez nos espere con una híper, caída del PBI y todo por hacer. Tal vez no. Tal vez haya un ánimo de celebración y todo el mundo se largue a un frenesí de consumo.

Pero si esto es un ensayo general, para cuando sea en serio, tenemos que tener otro director, otro vestuarista, otro director de orquesta, otro regisseur y hasta otro apuntador.

Para que cuando las papas quemen, estemos todos bien preparados.


* * *

Para el próximo domingo, una nueva propuesta de sistema de educación. Prepper.



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Agradecemos la difusión del presente artículo:  


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Notas:(1) Esta expresión puede ser usada como chicana cuando el gobierno use la palabra lock-out patronal como insulto.
(2) Dirección de la mujer en Cancillería, ArgentinaAfro en la secretaría de DDHH.

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