MANUELITA




Tenía que ser una localidad donde hubiera un clima hostil, autoritario y agobiante, que impulsara a marcharse hasta a las tortugas

Autor: Juan Martín Perkins   

Manuelita vivía en Pehuajó pero un día se marchó porque sintió que su cuento ya no era eficaz para evitar la rabieta de los “niños”.

María Elena Walsh confesó que no tenía ni idea sobre Pehuajó, pero lo inmortalizó junto a Manuelita porque le fue útil para la rima.

Creo que no puso Cochicó, Salliqueló, Huinca Renancó o Banderaló, porque a la tortuga nunca le hubiera dado ganas de irse de esos lugares. Tenía que ser una localidad donde hubiera un clima hostil, autoritario y agobiante, que impulsara a marcharse hasta a las tortugas

Un lugar donde se sume al presidente que se queja de que los viejos viven demasiado y al gobernador que te sugiere que pongas cara de virus, un intendente que te mande “a la concha de tu hermana”. Así, con todas las letras al aire, en vivo...

Si sos Manuelita…seguro que te vas un ratito caminando y otro poquitito a pie.

Pero los humanos no somos como las tortugas... parece. Lejos de marcharnos, convalidamos y premiamos con el voto.

No podemos desconocer que estamos aquí y ahora porque los gobiernos son emergentes de las sociedades que los votan. Ni más ni menos. No salen de un repollo; los votan y además les hacen decir lo que su electorado quiere escuchar discurriendo entre “gorilas” y zurditos de mierda”. Ese es nuestro panorama."

Después rezamos al unísono que “el pueblo nunca se equivoca” y que “creemos en la justicia”.

Siempre encontraremos con que distraernos y anestesiarnos. 

Esta vez es la pandemia y los cubanos… mañana, está por verse… pero la política sabrá proveer otro puterío que nos seduzca. Siempre aparece algo que quiebre la voluntad de lucha del pueblo y les permita seguir avanzando con excarcelar delincuentes y corruptos y con el “curro” de los DDHH.

Lo que no sabe la política Argentina, ni se lo imagina, es producir y crear riqueza. No lo sabe ni pretende aprender, por el contrario, todo lo traba y lo complica, como la pandemia.

Por eso están juntos, política y pandemia, sacando rédito del estado de excepción, aprovechando para avanzar sobre nuestras libertades y derechos… con la excusa perfecta, cuidarnos de un virus y de nosotros mismos, mientras nos empuja al suicidio colectivo.

Por eso nos mandan a guardar en casa o a la “con... de tu hermana”. Porque si no nos pueden convencer, nos confunden y nos sobornan.

Errar es humano, pero echarle la culpa a otro es más humano todavía, decía el gran Marcos Mundstock. Una gran verdad... y nuestro principal vicio en este hábito y pulsión por la mediocridad que tenemos aparte de la cobardía.

No los culpemos y nada más, reflexionemos. Somos esto, nosotros los pusimos, sabíamos lo que harían, de hecho lo decían. No hay engaño. No nos llevan de prepo a Venezuela y Cuba, la mayoría de los argentinos optó por acompañarlos tomados de la mano. ¿Qué esperabas? ¿Un milagro de la democracia?

Como dijo Borges haciendo enojar a muchos, “la democracia es una superstición basada en el abuso de la estadística”. Hoy ya sabemos que no era cierto que curaba, educaba y te daba de comer. Hay que ayudarla y mucho, empezando por votar bien, mejor de lo que lo hemos hecho, evidentemente. 

Y dejar de confiarnos en una secta de sinvergüenzas que caminan haciendo propaganda de si mismos, haciendo promesas, a veces amenazas, sobornando con dádivas o prebendas…

No se puede entender como, una y otra vez, los dejamos jugar con la fe y la esperanza de la sociedad. No se puede entender como todavía nos tenemos un poco de respeto. Deberíamos perderlo del todo, tocar fondo y empezar a recuperarnos.

En una de esas, logramos que vuelva Manuelita a buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó.

Juan Martín Perkins.

Agradecemos la difusión del presente artículo:    

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