LIBERTAD Y NACIÓN




“La libertad, don excelente de la Naturaleza, propio y exclusivo de los seres racionales, confiere al hombre la dignidad de estar en manos de su albedrío y de ser dueño de sus acciones. Pero lo más importante en esta dignidad es el modo de su ejercicio, porque del uso de la libertad nacen los mayores bienes y los mayores males. Sin duda alguna, el hombre puede obedecer a la razón, practicar el bien moral, tender por el camino recto a su último fin. Pero el hombre puede también seguir una dirección totalmente contraria y, yendo tras el espejismo de unas ilusorias apariencias, perturbar el orden debido y correr a su perdición voluntaria.” 
Papa León XIII: (carta encíclica libertas praestantissimum)

Autor: Marcos (@kowalskimarcos)

LA LIBERTAD

La libertad del ser humano es el fin supremo y universal para poder vivir. 

En todo el mundo se tiene este fin, pero el ser humano absolutamente libre no existe, como necesita vivir en sociedad, en un conjunto de personas organizadas, (el hombre es un ser social desde su prehistoria) (1) necesita asociarse a otros, para hacerlo, debe establecer roles de interacción y reglas morales, es como si celebrara un contrato, que lo limita en sus libertades personales en función de las libertades de una comunidad humana determinada. 

En este sentido, el contrato dice que cada persona pone el máximo esfuerzo para poder vivir gracias a las libertades y a los derechos que le son reconocidos; en contrapartida, la sociedad promete, en el nombre de todas las personas participantes, concederle determinadas libertades en la medida en que cumpla con determinados comportamientos (2). 

Todos los individuos se obligan a contribuir al efecto, de la misma manera se establece un sistema para la protección en general, y una disposición de asistencia a la persona incapaz de lograr el objetivo máximo, que recordemos, es el de poder vivir y llevar su cuerpo por un lugar seguro (3). 

La adhesión al contrato es la condición del ingreso en el Estado. El acuerdo debería estar dispuesto de tal manera que dependiera de la libertad de pensar de los hombres para integrar partes y modificarlo unificando cada conjunto de partes para realizar un todo mayor; y volver a unir todo lo pensado como una unidad desde este punto de vista, el poder estatal tiene la supervisión suprema de esta parte del contrato y de todas sus partes, y tiene el derecho de coacción, así como el poder para obligar a cada uno a su cumplimiento. –
Pero ¿cómo se forman las reglas para el cumplimiento de este contrato o acuerdo? La sociedad se organiza; mediante normas o leyes que conforman el derecho.

Para algunos autores denominados positivistas, este derecho es un conjunto de normas dictadas por los seres humanos a través del Estado mediante un procedimiento formalmente válido, con la intención o voluntad de someter la conducta humana al orden disciplinario por el acatamiento de las leyes "El derecho es el derecho y hay que cumplirlo", sin una interpretación moral o de valores. 

Toma como antecedente primero al griego Trasímaco dialoguista de “La republica” (4), después al “Leviatán”(5) y al “Discurso sobre el espíritu positivo”(6). 

En contraposición aparece el antipositivismo y plantea la necesidad de conocer las causas internas de los fenómenos sociales que promueven las leyes, en vez de la explicación externa de estos, en busca de la comprensión en lugar de explicación. 

En una obra denominada “Economía y sociedad” se analiza la sociedad desde las intencionalidades de la acción colectiva. La acción social del ser humano y su actuación en comunidad en función de las relaciones de poder, la forma a través de la cual un orden puede ser obedecido por un grupo social determinado. (6) 

La respuesta y síntesis de estas posturas tan antagónicas, aparece en la obra de un argentino "La teoría egológica del derecho y el concepto jurídico de libertad” esta teoría también conocida como dualista, dice que la formación de las normas es dual, todas tienen un origen social, en los mores (costumbres) de la comunidad y desde ese punto de partida se elaboran las leyes, define al Derecho como "conducta en interferencia intersubjetiva",  y establece como axioma jurídico de la libertad que "Todo lo que no está prohibido está jurídicamente permitido".(7)

Pero como dirían en algún programa de televisión, la cosa no queda aquí; para muchos el derecho se forma desde un trialismo, donde se reparten, potencias e impotencias, donde todos los componentes de la sociedad son repartidores y recipiendarios de estas, esta teoría concibe al derecho formado por una jurística sociológica, una jurística normológica y una jurística dikelogica, Es decir la norma surge de las costumbres sociales, que generan derecho en  forma de leyes que reparten potencias e impotencias a los hombres y están sujetas a una ley superior de valores (dike) que forma parte del plan divino de la creación.(8)

En forma muy sintética, hemos querido reflejar hasta aquí, como desde un individuo humano aislado, se va entretejiendo un conglomerado social y se van formando normas que relacionan la libertad individual y la sujetan a la libertad colectiva de una sociedad, Podemos afirmar que en el plano existencial hay interacción o conjunción dialéctica de los campos, de la objetividad y el campo de la subjetividad. 

El primero hace referencia a la esfera del ser, esto es, al abrirse del ser de frente a la conciencia; el segundo hace referencia a la esfera de la libertad, es decir, a la actuación trascendental de las virtualidades del espíritu humano “Se comienza por el ser para alcanzar la libertad, empero el mismo sentido del ser y su expansión en el interior del hombre concierne, se refiere y no tiene sentido más que respecto de la libertad” En el ápice del espíritu, ser y libertad convergen, pues el ser se manifiesta en la libertad y la libertad se manifiesta en el ser. Se trata de conceptos que se reclaman mutuamente, que se corresponden, que coinciden. El ser es el presentarse de la realidad, el donarse de lo real. El ser es el irrumpir de la presencia, aquello que derriba la pared de lo puramente posible, que rompe las neblinas de la nada. El ser se opone a todo lo que no es y jamás será y lo hace mediante la libertad, que justamente es aquello que mueve, que transforma, que impulsa, que troca la posibilidad en realidad. (9)


LA NACIÓN y EL NACIONALISMO

Es desde la realidad, tal cual es y no como nos gustaría, el punto de partida para llegar a ver el surgimiento en el hombre del sentido de nacionalidad, el sentido Nacional, que tantas veces hemos expuesto que junto con el sentido religioso está en las raíces mismas del ser humano; a partir de la acción creadora y renovadora de la reflexión aplicada a la realidad, trataremos, ahora, de analizar la nacionalidad en Argentina afirmando la unidad de la Nación fundamentada en la historia, la cultura, el pasado político, el idioma, nuestras raíces españolas, y valores católicos, es el tronco común del que proviene la reafirmación de lo argentino como algo definible de modo claro y nos hace llevar como una marca en el orillo nuestra argentinidad por el mundo. 

Pero para hacer surgir ese sentido de lo Nacional hace falta lograr que las tendencias egoístas, que pregonan los liberales se reorienten y subordinen, al altruismo, que también forma parte del espíritu humano y en cierta medida, a la idea del todo interpretada como Nación. 

En definitiva, debemos transformar el espíritu egoísta que impera en la administración de un Estado, social demócrata de origen liberal y progresista en la capacidad de discernir lo que es un orden social ideal y su potencial actualización mediante el esfuerzo sostenido y continuado de los individuos que conforman la Nación. La prueba tangible de la aparición del patriotismo argentino es, solo como ejemplo y como dijimos muchas veces, la guerra del Atlántico Sur y la virilidad de nuestra gente en ella y las diversas manifestaciones ciudadanas sobre la defensa de las dos vidas, que retraso el proyecto internacional de imposición de la ley del aborto.

Pero, ¿por qué si la nacionalidad está enraizada en la mayoría de los argentinos el pensamiento nacional no prospera? ¿Cuál es el motivo por el que la conducción o administración del Estado argentino recae en lo anti nacional, o como decimos nosotros la anti patria? 

Según nuestro humilde parecer, se debe a varios factores: No es menor reconocer que; bajo la influencia y financiamiento de poderosos poderes internacionales, se viene manejando la educación desde los primeros niveles, propiciando un internacionalismo, denigrando las formas y el fondo de la educación, destruyendo los símbolos patrios, pero además, todo lo expuesto no sería posible sin la participación concreta de una casta política desprendida de todo apego al suelo patrio y complaciente con el internacionalismo globalista, que se presenta  a la ciudadanía como dos bandos opuestos, pero son solo opciones de la misma cosa, como alternativa, se presenta al electorado lo muy malo, para ser reemplazado por lo malo, o viceversa, pero son las dos caras de la misma moneda liberal-progresista-neo-marxista.

Estas opciones están totalmente organizadas y hacen un juego que es en realidad una gran interna de facciosos apátridas. 

Pero los que integramos el espacio del pensamiento Nacional ¿Qué hacemos? Y lo más importante ¿Qué debemos hacer?, muchos son los grupos que se dicen Nacionales, algunos confundidos, se definen como liberales, de derecha y pretenden unificar o alinear a los nacionalistas en una especia de rejuntado como opción y salida a la trampa política antinacional de la social democracia, lamentablemente, son más de lo mismo. 

Otros se autoproclaman líderes, pero en verdad son referentes de grupúsculos. También están los que con un poco de mejor criterio intentan formar un nuevo espacio político competitivo, es quizás, propiciar el cambio desde dentro del juego partidocrático, difícil pero no imposible. 

A la segunda pregunta; sólo daré mi mirada como respuesta; la acción política no debe temer enfrentarse con la auténtica situación real y conocerla; tiene que comprenderse que no queda otro camino que aunar criterios para poder actuar y decidir en forma organizada y con un auténtico, sentido Nacional y fundamentalmente, ante la consideración de la lejanía del resultado, según nuestro criterio, debe elaborase un plan, en base a una estrategia sin tiempos, pero con etapas planificadas con un  ciclo de las decisiones de conducción que siguiendo el principio de observación, orientación, decisión y acción, establezca tiempos en forma de planificación inversa, no hay que demorar el comienzo de esta tarea. 

El aunar criterios, según mi parecer, no significa amontonarnos, muchos menos reunir figuras de relevancia que no tienen conciencia de la problemática real, y en su afán de figurar se disputan liderazgos que no tienen, o realizan alianzas con libertarios y liberales, dando charlas donde se aplauden entre sí.

Otros bien intencionados, elaboran doctrinas, en lugar de buscar impulsar acciones concretas para rescatar el sentido nacional latente en la población, es bueno que existan los doctrinarios, pero sin los hombres de acción, pocos escucharán o leerán sus doctrinas.  

En cuanto al liderazgo, representación o referentes del espacio Nacional, es otro de los escollos que tiene el nacionalismo para proyectarse como una fuerza real y no como una convención de eruditos, acertada en sus pronósticos, pero con pocas probabilidades de llevar a la práctica una política que dimensione nuestra Patria, el egocentrismo mueve a muchos.

La Nación necesita muchos líderes, y no auto entronizados o mesiánicos salvadores, tampoco se requiere para conducir políticamente un bagaje superior de conocimientos, sin embargo, si, una información fidedigna de las cosas y mucho sentido común. 

En definitiva, el dirigente político del nacionalismo debe saber ponderar la realidad política mundial y ser capaz de crear un plan de administración política del Estado, pero para ejecutar ese plan, deberá acceder a gobernar. 

Porque la esencia de la política Nacional no es solo tener un plan  para iniciar la acción, además es necesario tener a la estructura de mando capaz de reaccionar a los cambios durante el desarrollo del plan, porque siempre a toda planificación se opondrán una tonelada de eventos inesperados, entonces, el conductor, el líder o referente  debe tener una visión clara de la situación, y ser capaz de reaccionar ante las inevitables eventualidades, y solo quien es capaz de reaccionar, será capaz de triunfar.

Pero, si todos tenemos en nuestra condición de ser humano el sentido nacional ¿cómo llegar a despertar en la población ese sentido Nacional? En esta cuestión históricamente los nacionalistas hemos fracaso en forma rotunda hasta ahora; no hemos sabido construir una fuerza política capaz de impulsar nuestro pensamiento al nivel de participar ni como factor de poder ni como grupo de presión y solo nos hemos quejado frente a nuestro propio espejo, no supimos difundir ideas, no hemos tenido capacidad didáctica, y eso que tenemos numerosos intelectuales en las filas del pensamiento Nacional, muchos docentes en actividad dando clases, pero que no llegan ni con sus alumnos. 

El problema es el lenguaje y el mensaje, en primer lugar, respetar los tiempos mentales del que pretendemos que nos escuche y sus tiempos de atención, Una cosa es escribir notas como esta, que van dirigidas a los lectores de notas, en un rango de edad determinado y con un nivel de conocimientos determinado y otra dirigirse a un grupo de jóvenes con formación universitaria, donde el leguaje debe ser más coloquial y tener en cuenta que el rango de atención hoy es muy limitado en tiempo, las notas los aburre, se debe en ese caso, según nuestra experiencia, recurrir a un medio audiovisual y si es posible a una de las llamadas “redes sociales” pero recordando siempre que un discurso presencial vale por diez videoconferencias. 

Pero, ¿qué pasa cuando nos dirigimos a las personas comunes, sin o con escasa instrucción? Aquí no hay “red social” que valga, hay que hablarles y debemos recurrir a un lenguaje elemental e incluso usar los modismos de cada barrio donde queramos difundir nuestro mensaje; si queremos que un proyecto Nacional llegue a ser conocido por la mayoría de los argentinos debemos difundirlo por todos los medios y de todas las formas, recordando que al hombre le va a interesar mas siempre resolver el problema más próximo a su persona, su microeconomía, antes que la macro que se recita veinte veces por día en los medios, que no comprende ni quiere comprender y además lo abruma.

Para finalizar; si logramos consolidar un liderazgo donde prevalezca la capacidad de conseguir el respeto de propios y el temor de los ajenos, si conseguimos que nuestro mensaje llegue a cada rincón en forma entendible para cultos e ignorantes, para letrados y legos, siempre llevando la predica de la nacionalidad, pero por sobre toda la cosa; si conseguimos reconquistar los símbolos que nos identifican y aúnan como argentinos, rescataremos desde el fondo del alma de cada uno y de la mayoría de los ciudadanos, el sentimiento Nacional oculto haciéndolos volver a escuchar en sus corazones las frases del Himno Nacional “O con gloria vivamos o sepamos con gloria morir”.

Marcos Kowalski
AUTORES CONSULTADOS:
(1) Aristóteles: Estagira, 384 a. C.-Calcis, 322 a. C. –
(2) Johann Gottlieb Fichte, Rammenau, 1762-Berlín, 1814
(3) Monseñor Jorge Biturro, ¿? -2008. –
(4) Platón, Atenas o Egina, c. 427-347 a. C.
(5) Thomas Hobbes, Westport, , 1588 – Derbyshire, 1679
(6) Maximilian Weber Erfurt, 1864-Múnich, 1920 
(7) Carlos Cossio San Miguel de Tucumán, 1903 –Buenos Aires1987
(8) Werner Goldschmidt Berlín, 1910 - Buenos Aires, 1987
(9) Sören Kierkegaard, Copenhague, 1813 - id., 1857.

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