INVERSIONES CHINAS - ALGUNAS REFLEXIONES I
Introducción
La cuestión del desarrollo de una línea de inversión de capitales chinos en la producción porcina argentina ha adquirido cierta centralidad en algunos ámbitos, y se ha discutido mucho en torno a ella. A diferencia de muchos participantes de esa discusión, y hablando en primera persona, debo reconocer que no soy especialista en producción porcina. Mi área de trabajo es la del desarrollo socioeconómico, con énfasis en los territorios rurales. Esto me ha obligado a leer y revisar críticamente muchos proyectos a lo largo de mi vida profesional.
La visión crítica implica contraponer algo contra su concepto, es decir, confrontar lo que se dice que se hace o que se hará, con lo que origina o puede originar ese hacer; es contraponer lo que se declara contra lo que se hace.
Y esto es lo que intentaremos hacer en estas páginas: hacer una lectura crítica de la cuestión que involucra inversiones chinas en producción porcina, y que algunos llaman ligeramente “proyecto”.
Al encarar este texto, comencé a poner orden en los papeles y archivos que tengo sobre ese tema, y a juntar otros muchos al respecto. Así, revisé unos diez meses de referencias al tema, recopilé y analicé varias decenas de artículos y muchas horas de videos y de audios radiales, siempre con la intensión de armar el puzzle, el rompecabezas de este tema.
¿Por qué puzzle? Porque, al igual que en las imágenes de esos rompecabezas que exponen en las vidrieras de las jugueterías, está compuesto de fragmentos que poco dicen mirados en forma individual, pero que engarzados de la forma correcta muestran una imagen clara y precisa.
La cuestión con el tema del anuncio de inversiones chinas en producción porcina es que la imagen es borrosa, no clara, y que las piezas de información (al menos, hasta el día de la fecha) no encajan con precisión unas con otras. Al contrario, es un conjunto fragmentario, parcial, difuso de noticias, de referencias, de especulaciones, sin nada explicitado en forma coherente y clara.
Los muchos artículos y horas audiovisuales que mencioné exponen esto que digo: hay mucho debate, mucha opinión y poca información. Y lo que es más grave: poca información oficial. La documentación que circula en los medios de comunicación y entre interesados en el tema no es oficial, nadie se hace cargo de lo que allí se consigna, distintos agentes públicos desmienten lo que contiene esa documentación, pero otros confirman que su origen son algunos despachos oficiales, y aún más, otros agentes públicos dicen que hay tales o cuales proyectos modélicos, pero no los exponen al escrutinio público.
Ante este cuadro de situación, quizás sea conveniente estructurar estas páginas con una reseña de qué es lo que se sabe, de qué beneficios potenciales aparejarían estas inversiones, de qué peligros también potenciales podrían acarrear, y decantar luego hacia una reflexión crítica (en el sentido antes mencionado) respecto de esta propuesta. Y que así luego, cada quién elabore su propio juicio de valor en relación a este tema y pueda definir su posición y, quizás más importante, que pueda contar con elementos para apuntalar la construcción de una propuesta alternativa (si es que es necesaria).
Vayamos, entonces, por el principio: ¿qué se sabe?
Retazos de información
Poco y nada. La información que circula –y me limito ahora solamente a la información oficial- es muy escasa. Un par de tuits de Cancillería y no mucho más que podamos considerar realmente oficial. Luego hay declaraciones de funcionarios (ministros y secretarios de Estado) y de técnicos involucrados en el tema, pero son declaraciones a medios periodísticos, otras son realizadas en el marco de debates partidarios o de debates organizados por distintos grupos sociales.
Básicamente, se sabe lo siguiente:
► Una empresa privada (Biogénesis Bagó) interesó a empresas chinas para que canalicen parte sus inversiones hacia la Argentina para desarrollar la producción porcina, la cual sería exportada hacia China y así contribuir al abasto de ese mercado, que muestra cuantiosos faltantes debido a las consecuencias del brote de la peste porcina africana.
► Inicialmente, se buscó un acercamiento con una asociación gremial de la producción porcina, para luego, junto a la misma, presentar la propuesta de inversión ante funcionarios de los Ministerios de Desarrollo Productivo y de Agricultura, Ganadería y Pesca. En esa presentación, los funcionarios señalaron que es de interés del gobierno que se avance en esa línea de trabajo.
► Al cabo de unas pocas semanas, a inicios de este año, Biogénesis difunde un comunicado reseñando aquellas conversaciones, indicando que la escala de operaciones sería tal que permitiría la producción y exportación, al cabo de unos pocos años, de 9 millones de tn.
► Hasta aquí parecería que era un acuerdo entre privados, empresas de China y empresas argentinas se asociarían para montar granjas productoras de cerdos, de gran escala y de circuito integral, desde la planta de balanceados hasta el frigorífico, pasando por la generación de energía a partir de la utilización de los residuos animales.
► Al mismo tiempo, tanto en el Ministerio de Agricultura como en el de Relaciones Exteriores comenzaron a realizarse estudios que condujeron, según se comenta, a diseñar modelos productivos de gran escala (de entre 12.000 y 15.000 madres), pero de menor tamaño de los que, extraoficialmente, comentaron los agentes privados que serían las unidades a crearse con capitales chinos (de 25.000 madres). Para ser una iniciativa privada, llama la atención la pronta reacción oficial para preparar modelos productivos en los cuales canalizar esas inversiones.
► En simultáneo, funcionarios de Cancillería declararon en distintos ámbitos que hasta ese momento sólo eran conversaciones entre privados. En julio, un comunicado oficial de Relaciones Exteriores informó que Argentina estaba conversando con China para alcanzar acuerdos a fin de dinamizar la llegada de tales inversiones. Una pregunta obvia que se deriva de esto es: si se trata de conversaciones entre privados, por qué debe intervenir el canciller para dialogar con su par chino respecto de tales inversiones? La respuesta es simple: porque en China no hay empresas privadas, sino estructuras organizativas que bajo diferentes fachadas nominales son propiedad del Estado chino. Luego retomaremos esta cuestión.
► Uno de los documentos pseudo-oficiales comenzó a circular en distintos medios y fue tomado como la versión de lo que sería el proyecto: granjas de 12.000 madres, cubriendo todas las etapas del circuito de producción, de aprovisionamiento de insumos, de transformación industrial, de tratamiento de efluentes y de generación de bioenergía, con un presupuesto de US$ 129 millones cada una, creándose unos 380 puestos de trabajo directo.
► En base a este documento, comenzaron las especulaciones acerca del impacto global de cantidad de granjas a crearse, sobre el empleo directo e indirecto total a generarse, sobre el volumen de producción exportable, etc. Pero son solo eso, especulaciones, porque no hay referencias a tales cuestiones en ese documento, repito, pseudo-oficial.
► Se sabe con certeza, en cambio, que se anunció que hacia agosto sería firmado un memorándum de entendimiento entre Argentina y China, el cual pivotearía sobre tres ejes: 1] cooperación en desarrollo de tecnología para la producción de carne porcina, 2] cooperación en temas de sanidad y bienestar animal, y 3] fomento de las relaciones interempresariales para desarrollos conjuntos.
► Ese memorándum no se firmó, finalmente, en agosto y se pospuso para noviembre. El motivo esgrimido por el gobierno argentino para esto fue que se quiso trabajar más en profundidad, para incorporar aspectos que tuvieran que ver con el resguardo de la sostenibilidad ambiental de los proyectos que se desarrollen. Si es un acuerdo entre privados, y si el desarrollo de esos proyectos productivos de carne porcina se iba a realizar en territorio argentino, alcanzaría con hacer cumplir la legislación vigente en materia ambiental; para qué, entonces, incorporar un punto específico al respecto en el acuerdo entre China y Argentina?
► Y hasta aquí es lo que se sabe ciertamente: fue una iniciativa privada; Argentina y China firmarían un memorándum para darle marco a esa iniciativa; el gobierno argentino desarrolló, de motu propio, modelos productivos para esas inversiones, pero sin oficializados; el memorándum fue postergado en su firma para noviembre.
Como vimos, no es demasiado lo que se sabe, más extra-oficialmente que oficialmente. Pero si por hipótesis tomamos como verdaderas algunas de las cosas que se dicen, quizás podamos inferir externalidades positivas de esas inversiones, como así también externalidades negativas.
Continuará...
* * *