LOS CORRUPTOS AMEDRENTAN LA SOCIEDAD
FELIPE RODRIGUEZ (7988339)
No te rindas, aún estas a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo…
No te rindas por favor no cedas...
Mario Benedetti
El gran poeta y hermano uruguayo, desde su poesía, nos alienta a los argentinos de bien, a no rendirnos, a no ceder, a mostrar, como en las grandes gestas, que somos mayoría de ciudadanos, que tenemos agallas suficientes, para plantarnos contra el atropello institucional que padece la República. Para enfrentar en paz, y sin callar, a los corruptos, para denunciar, a esos delincuentes, a quienes no les resulta suficiente el robo de los dineros públicos, sino que, no conformes con toda esta tropelía, todos los días, nos dejan un dolor social mas, y un derecho individual y colectivo menos. A la inversa de lo que reza el Manifiesto Liminar de la Reforma de 1918 podríamos decir “…los privilegios del cual gozan, son los derechos individuales y sociales que nos faltan, que nos lo prohibieron…”.
Con preocupación, asistimos al silencio insoportable, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, última trinchera y fortaleza de la República, que, sin medir el daño a si mismo, guarda distancia y no se expide, con la premura que el tiempo democrático reclama, en relación al traslado de los jueces integrantes de un Tribunal que osó acusar y enviar a Juicio Oral y Público a la plebeya, Familia Real del Delito y la Corrupción.
¡Que remota ha quedado aquella anécdota de Napoleón! Cuando una noche, regresando a su palacio a descansar, cerca ya de medianoche, luego de un intenso día de trabajo, su carruaje pasó por los Tribunales de París y, mirándolo, vio que todavía había luz, en algunas pocas ventanas donde trabajaban los jueces, y, reflexionando le dijo a su acompañante “tiembla Francia, la Justicia sigue trabajando”.
¡Que diferencia! En nuestro país, la lentitud de la justicia exaspera, es la regla, y su detenimiento, escondida bajo el velo de la pandemia, hace que solo puedan verse sus ventanas a oscuras, y los despachos vacíos.
Es que, “cuando la política entra en el palacio de Tribunales, la Justicia huye por la ventana”. Sin dudas que, esta actitud es otro de los modos de la corrupción, el incumplimiento de los deberes, que reclama la aplicación de la ley, es también un delito, es una de las maneras de traición a la patria.
La apatía de la justicia, la cobardía de la Suprema Corte de Justicia, se constituye en una bochornosa entrega del Poder judicial, a favor de la Reina de Títulos Mobiliarios en Inmobiliarios mal habidos, y, en perjuicio de la sociedad, a la que debe servir y proteger, dictando justicia.
Mientras tanto, la ciudadanía en Resistencia Pacífica no silenciosa, protesta y no afloja en su legitimo reclamo por libertades y, devolución del ejercicio de derechos constitucionales, violentados por la desesperada búsqueda de impunidad. Los corruptos no tienen otro tema, mientras el Pueblo de la República, nos hundimos en la ignorancia, vemos como la salud se resiente cada día; la seguridad se entrega, a manos de la inseguridad; los recursos de los estados interiores se saquean. En esta precariedad ignoran, que, solo podrán existir un tiempo mas, los amigos de la absolutista, Reina del Delito y la Corrupción.
El “gobierno” apuesta al desgaste de las manifestaciones, a que estas se vayan desalentando y apagando cual vela al viento, los políticos continúan ausentes, no existen los liderazgos, aunque en el ambiente flota que algo esta por suceder.
Las maniobras de la plebeya Reina sin Títulos Nobiliarios, pero si con muchos, demasiados, Títulos Mobiliarios e Inmobiliarios, y muchos más recursos económicos mal habidos, a medida que avanza, en sus macabros propósitos, va perdiendo fortaleza. A pesar de ello, redobla sus esfuerzos y, presiona, al sometimiento de los poderes del estado, hasta un estado dinámico de tensión, que está entrando en fluencia de manera tal, principio de la física, que el riesgo de rotura social se potencia.
Todavía, se percibe el temor de la sociedad, la escalada de precios, la perdida del ahorro, a que el merito es un demerito, a la escasez de divisas, al riesgo exponencial del quiebre de la economía. La desconfianza, en nuestra amada Argentina, es cada vez mayor. La inversión tiende a cero, existe hoy, una desconfianza estructural, que genera el clima ideal para la emigración de personas, bienes y capitales. Se atesoran las divisas en manos de ciudadanos, como un signo, no solo de desconfianza, sino también de temor, en lo que puede llegar a suceder.
Se percibe en el aire una organización contraofensiva a nuestras protestas multitudinarias y pacificas, sin dudas que en poco tiempo, creyendo que cuentan con el apoyo mayoritario veremos en la calle las hordas, pagadas, ruidosas y plenas de loas a favor de los corruptos liderados por la Reina de títulos Mobiliarios e Inmobiliarios mal habidos, destruyendo los bienes públicos y privados, la Ciudad de Buenos Aires puede ser el lugar donde se siembre el terror en la intención de lo que les sucederá a quienes no apoyemos la destrucción institucional del país.
Este es el dilema, la esperanza en el Régimen Republicano y Federal no debe perderse, aún estamos a tiempo de alcanzar el retorno al estado derecho olvidado, malogrado, y comenzar de nuevo…
Por eso: ¡Lloro por vos, Argentina!