BOWLING EN LA 9 DE JULIO


Lo olvidamos.

A propósito del día de la raza, recordé nuestro viaje a la madre patria y el  paso por Barcelona, fantástica ciudad cosmopolita, a pocos días del atentado. 

Cuando asomamos de la boca del subte, donde empieza La Rambla en la Plaza de Cataluña, nos impresionó la cantidad de ramos de flores que rendían homenaje a las 16 víctimas del atentado terrorista del 17 de agosto de 2017. 

Todo el paseo, desde Plaza Cataluña hasta el Puerto Antiguo estaba custodiado por un ejército de Mozos que revisaban bolsos y mochilas a los turistas. 

Cristóbal Colón, desde la altura de su monumento, nos señalaba a las Américas con el dedo y los catalanes discutían en los medios las medidas para prevenir nuevos atentados sin estigmatizar a los musulmanes.

Visitar España ayuda a entender que la idiotez progre es verdaderamente una pandemia.

La idiotez progre es mundial y el terrorismo que la agrede, la arrincona y desaparece como civilización occidental y cristiana.

Todo lo que se hizo en La Rambla de Barcelona es canteros de cemento que dificultan el tránsito para que ya nadie pueda jugar al Bowling con bolos humanos. Como en Niza... o en Boston, donde mataron a 5 argentinos de Rosario.

Parece que no es muy original el “chiste” de Brieva. “Dan ganas de subirse a un camión y jugar al bowling en la 9 de Julio”.... refleja el deseo “nacional y popular fascista” de quien no te considera gente, pueblo, ni mucho menos compatriota, hermano o prójimo.

El móvil del terrorismo es incomprensible para una mente sana, pero empieza así, en chiste. 

Nosotros ya lo vivimos, pero lo olvidamos rápido y nos resistimos a aprender de nuestras miserias e ingratitudes.

Olvidamos que los que gobiernan hoy pusieron bombas en comedores, secuestraron, torturaron y asesinaron sindicalistas, ex presidente, ministros, jefe de policía, civiles inocentes, demolieron edificios enteros a bombazos….

Lo olvidamos.

Hoy nos llama “profetas del odio” un ministro que es hijo de quien puso una bomba y mató a la hija del almirante Lambruschini, además de demoler el edificio donde vivía en la calle Pacheco de Melo de Capital… claro, tampoco eran la gente, o el pueblo.

Nos olvidamos.

Pero Dady es un buen tipo” dice Juan Acosta, “yo he tomado café con él y se que no mata una mosca, lo dice de puro boludo charlatán pero inofensivo”. 

Siempre son buenos tipos, son buenos tipos charlatanes e inofensivos, pero un buen día voltean las torres gemelas, vuelan la AMIA o, cuando queramos acordar, nos juegan Bowling en la 9 de Julio... cuando no estén tomando café con Juan Acosta.

Sigamos así con este estado amnésico, sigamos haciendo chistes sin aprender nada.

Sigamos, total, la herencia del Gato y la pandemia da para todo, y disimulan el estrepitoso y trágico fracaso que incuba violencias.

La década de los 70 siempre vuelve y los nostálgicos pone bombas y jugadores de bowling no están contentos con la ley y la República. 

Ocupaciones a propiedades privadas y públicas, NODIO y avance sobre la libertad de expresión, traslado compulsivo de jueces, limitaciones a la libertad para transitar, producir y desarrollar la actividad económica… ¿Qué sigue? 

Después del Jacobinismo siempre viene el terror y la revolución que devora a sus hijos.

Robespierre, caos y …. nada nuevo. Los de mi edad ya lo vivimos. 

Espero que no abran nuevamente la caja de Pandora. 

Esta vez, están en el gobierno y tienen todo el poder.


Juan Martín Perkins.

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