OBSTÁCULOS A LA INDUSTRIA

 

Autores: Nicolas Pierri, Pablo Gilyan y Lucas Cianfagna

Nota original: https://www.facebook.com/627205597421297/posts/1930394473769063/

El país posee serios problemas estructurales para fomentar la generación de empleo, sobre todo en el sector industrial. Tenemos inmensas capacidades tecnológicas e industriales para que este sector, así como el sector energético o el campo, crezcan a niveles que permitan no sólo generar empleo digno, sino además exportar empleo argentino a la región y al mundo.

En este escrito desarrollaremos algunas de las trabas que se identifican para la generación de empleo industrial en el país.

• Costos de contratación: Es inédito que para que un empresario pueda contratar un trabajador, deba pagar hasta un 70% arriba del salario en cargas sociales y previsionales. Lo único que genera esto, es que contratar sea un costo imposible de cubrir, exigiendo sobre lo vendido una mayor rentabilidad para cubrir este “sobrecosto” que trae un trabajador contratado. ¿Por qué decimos que el empresario tiene que exigir una mayor rentabilidad? Porque al tener que cubrir estos costos, aunque el trabajador reciba un sueldo de, por ejemplo, $10.000 (para usar un número redondo), el empresario debe ganar para cubrir ese salario, los $7000 extra que cuesta contratar al empleado, y además un margen justo y razonable de rentabilidad para la ganancia de su negocio. No existen actualmente planes de empleo que eviten al empresariado estos sobrecostos para la contratación, por lo que se termina eligiendo la tercerización o subcontratación a autónomos, otras empresas, o incluso a trabajadores en negro, y en el peor de los casos directamente importando el producto terminado, lo que provoca un proceso de desindustrialización.

• Costos de despidos: Si una empresa considera que un trabajador no es apto para la posición que ocupa, tiene el derecho de buscar un trabajador mejor, más capacitado, más comprometido, etc. No debería ser imposible (o prohibido por ley) el despido de un trabajador. Tampoco debería tener el empresario que sufrir la “mafia de los juicios laborales”, que hacen que un trabajador entongado con un abogado de mala fama y con algunos jueces, le terminen sacando el fruto de su trabajo a un empleador, por el simple hecho de que el trabajador no quiso seguir trabajando en las condiciones de su contratación. Esto provoca que muchos empresarios no quieran expandir sus negocios o su capacidad productiva en el país, eligiendo trasladar esa capacidad ociosa de producción a otro país con reglas más claras. 

• Falta de capacitación: Los trabajadores han dejado de lado las escuelas de oficios. Gran parte de la maquinaria frenada actualmente en la industria, la llamada capacidad ociosa, no solamente se encuentra en ese estado por la baja demanda de productos, sino además porque no se consiguen técnicos especializados en el manejo de maquinaria industrial (torneros, calderistas, soldadores, matriceros, etc). Esto es algo fundamental para que la industria nacional se pueda desarrollar. 

• Trabas internas regulatorias: Existen diferentes entes certificadores, como el INTI o institutos privados, que inventan trabas irrazonables para justificar el empleo de poca gente a costa del resto. ¿A qué nos referimos? Cuando una empresa requiere la importación de algún insumo que utiliza en su producto final, en algunos casos se solicita certificar en laboratorios u organismos nacionales el cumplimiento de las normas en dicho insumo. Ahora se ha comenzado también a aplicar este sistema a algunos productos de fabricación nacional. En algunos casos, los laboratorios no cuentan con todas las herramientas necesarias para realizar dichos ensayos, pero certifican algunos que sí pueden, cobrando altos montos por dicha tarea, o terminan pidiendo colaboración y/o donaciones a las empresas privadas cuyos productos deben ser certificados para que puedan contar con los instrumentos necesarios para hacer las pruebas que ellos mismos exigen. En otros casos, sobre todo en tecnologías avanzadas, los equipos importados se encuentran certificados por laboratorios internacionales, mucho más equipados, con mayor experiencia y más años en el mercado, y resulta inútil pedir un certificado nacional (con los costos de certificación, gestores, importación de muestras previas para certificar, etc) cuando la certificación de laboratorios internacionales debería ser igual de válida, pudiendo realizar convenios de homologación automática de dichos certificados. Vamos a poner un ejemplo claro de este tipo de trámites: la seguridad eléctrica. Una empresa que vende servicios para los que requiere importar un equipo que se conecta a la red eléctrica, para realizar el trámite de seguridad eléctrica, además de costos de gestores y certificaciones, debe enviar un equipo al certificador para ser DESTRUÍDO, lo que representa un alto costo tirado a la basura. Cuando el primer importador (Empresa 1) realiza las pruebas sobre este equipo importado, debería registrarse dicho equipo como aprobado para que los siguientes importadores no deban incurrir en estos costos (aunque no sería del todo justo para el primer importador). En vez de esto, cada importador (Empresa 2,3,4…n) debe realizar de forma independiente este trámite, aunque para el certificador representa realizar N veces el mismo ensayo/certificación. De esta forma, hacemos crecer el costo de todo lo que compran los usuarios y consumidores, sin tener claro para qué se obligó a todos los oferentes a pasar por estas trabas burocráticas. Todo este sistema burocrático y regulatorio genera un atraso y un gasto enorme que hace casi imposible que una PYME pueda hacer frente a estos costos. 

• Trabas a la importación: La mayor parte de las divisas utilizadas en importación están destinadas al sector industrial. En un contexto como el actual, a algunos importadores no se les habilita la obtención de las divisas requeridas para importar, teniendo que buscarlas en mercados paralelos (blue, MEP, etc), haciendo que el costo final de su producto esté atado al mercado paralelo del dólar. No hay nada que nos preocupe más que el desarrollo industrial del país, por lo que es necesario acompañarlo y promoverlo, y no inventarle trabas con la excusa de “defender la industria nacional” ya que viniendo de la casta política, esto es una mentira atroz. También hay toda una trama de empresas nacionales fabricantes o importadoras, que promueven todas estas trabas para no tener competidores, provocando un abuso de posición dominante, mediante precios altísimos que terminan provocando un atraso tecnológico y un alto costo para el ciudadano común. 

• Trabas a la exportación: Encontramos diversos mercados en los que somos competitivos para salir al mundo, pero existen trabas, tanto burocráticas como arancelarias, que nos hacen perder competitividad o hasta perder ventas, o sea, ingreso de divisas. Ciertos sectores de la producción industrial tienen que pagar aranceles para exportar productos manufacturados. Si, productos industriales, con mano de obra local, no estamos hablando de materias primas. 

• Costos de transporte inviables: En algunos casos, resulta más barato mover mercadería de China a Chile, que producir esa misma mercadería en Buenos Aires y llevarla a Mendoza por tierra. Las redes de transporte interna se encuentran mayormente bajo los camiones en rutas, evitándonos el ahorro que podríamos generar volviendo a poner en marcha los trenes o los caminos fluviales internos. El sector de transporte hace abuso de su posición dominante en el mercado (muestra de esto es que cada paro de camioneros frena el país entero y su abastecimiento) y genera altos costos, tan grandes que provocan que a cualquier industria que no esté cercana a un puerto del país le sea prácticamente imposible exportar ya que el costo del precio de la mercadería en origen (el más utilizado en el comercio internacional) se incremente enormemente.

• Impuestos confiscatorios: Sabemos que la cantidad de impuestos que tiene el país lo hacen inviable no sólo para el empresariado nacional, sino también para la atracción de inversiones extranjeras. Debemos realizar una reforma tributaria inmediata que priorice la generación de empleo y para esto, debemos devolverle a las empresas el fruto de su trabajo. 

• Modelo sindical apoyado en el conflicto de clase: Lejos de lo que pudo haber sido antes un modelo sindical que se apoyaba en un modelo productivo de alianza de clases, este actual se impone como un constante método extorsivo para empresarios y trabajadores honestos que no tienen otra alternativa que acatar las directivas de autoridades que hubieran preferido no elegir. La incapacidad de generar un modelo sindical acorde al modelo de producción industrial y a los objetivos nacionales ocasiona pérdida de ganancias para un empresario y, como contraparte, la falta de inversión que recae en peores condiciones laborales y peores salarios reales para el trabajador.

Propuestas:

• El problema de los despidos y los costos de contratación para las empresas se podría solucionar fácilmente adoptando un sistema de indemnización similar al austriaco, donde el trabajador tiene asegurada su indemnización, mediante el aporte de la empresa a un Fondo Especial de Indemnización, cuyo titular es el trabajador, y que es administrado por un tercero y no por la empresa. Este sistema permite que un trabajador pueda ir acumulando el dinero a través de los años, sin importar que cambie de empresa o de rubro, pudiendo solicitarlo, de forma parcial o total,  en cualquier momento que él desee, siendo compatible con un seguro de desempleo.  Este sistema asegura que todo trabajador tendrá asegurada su indemnización sin importar que la empresa donde trabaje cierre o quiebre, porque vemos muchas veces que los trabajadores de las empresas que cierran o quiebran terminan sin cobrar nada o solo una parte de su indemnización. El empresariado se vería favorecido al no tener una carga enorme de posibles conflictos y se promovería el empleo registrado y formal. 

• El problema de la falta de capacitación tiene una solución sencilla pero importante. Se debería fomentar las escuelas técnicas secundarias y promover que las personas, sin importar su edad, puedan recibir una capacitación técnica adecuada en centros específicos con tal fin. (Escuelas de Formación Profesional o Escuelas de Oficio)

• Las trabas internas regulatorias son ocasionadas principalmente por laboratorios certificadores. Se debe tener un estricto control entre la vinculación de éstos con las empresas que mandan a certificar sus productos, ya que a veces trabajan en conjunto para que pocas empresas sean las únicas habilitadas para vender determinado producto, generando un oligopolio o concentración del mercado. En el caso de las certificaciones internacionales, el Estado nacional junto a sus laboratorios deberían lograr un convenio con los laboratorios internacionales, aceptando los ensayos y certificaciones realizadas por ellos.

• Las trabas a la importación deberían verificarse para cada caso. No se puede prohibir o arancelar la importación de productos que NO son fabricados nacionalmente. Nadie puede justificar el cobro de impuestos o aranceles (y por lo tanto el aumento del precio de venta final) sobre un producto que no se fabrica en el suelo argentino. En el caso de productos que compitan con el mercado local, existen barreras arancelarias o métodos que protegen la industria nacional. A su vez, si determinado producto que no existe en la industria local es importado en excesivas cantidades (o sea que requiere muchos dólares), el Estado debe analizar la forma de aprovechar ese nicho para la producción y generación de empleo local, siempre que existan los recursos. 

• Respecto a las trabas a la exportación de productos manufacturados o industriales, debemos eliminar todo tipo de arancel o impuesto, ya que son una de las trabas que presenta el sistema fiscal actual para promover la exportación de trabajo argentino. Entiéndase que las exportaciones argentinas exportan también los impuestos locales, que deben ser transmitidos por la empresa al cliente final del exterior (porque alguien los termina pagando), obviamente disminuyendo nuestra competitividad. Tampoco existen créditos para la exportación de bienes industrializados, como existen en diversos países, ni ayuda y promoción a las exportaciones de productos y servicios de origen nacional, mediando la financiación de viajes y armado de Stands de exposición en Salones de Ferias Internacionales, por ejemplo.

• En cuanto a los costos de transporte elevados, debemos volver a diversificar la matriz de transporte para aprovechar todos los canales posibles que existen en el país (ferrocarriles, ríos, etc), dando así también la posibilidad a la creación de empresas que fabrican locomotoras, buques de carga, y todo el empleo directo e indirecto que estas industrias generan. 

• Respecto a los impuestos confiscatorios, el impuesto a las ganancias debe ser implementado de otra manera, más reducido, y se debe eliminar completamente todo lo que se refiere al cobro anticipado de ganancias o ganancia mínima presunta, que generan que las empresas dispongan de menor capital de trabajo. Se deben eliminar también el impuesto al cheque, al débito y al crédito, además de los impuestos y tasas municipales y provinciales. Todos estos impuestos se crearon con el fin de cubrir “crisis transitorias” que nunca dejaron de existir. A veces la casta política nos quiere hacer creer que ya no estamos en crisis, pero de eliminar impuestos, ni hablemos. Uno de los impuestos más distorsivos en el comercio es el de Ingresos Brutos, un impuesto confiscatorio, que se debe trasladar directamente al costo, ya que no hay posibilidad de descargarlo con las compras y ventas como en el caso del IVA. Este impuesto es de un valor muy alto, provoca graves problemas a las empresas, ya que son impuestos que se deben pagar obligatoriamente, aunque la factura emitida no haya podido ser cobrada. Por ejemplo: una empresa vende unos productos y emite la factura de venta con condiciones de pagos con cheques a 30/60/90 días. La empresa al cierre del mes deberá pagar los impuestos de Ingresos Brutos e IVA sin todavía haber podido ingresar el dinero de dicha venta. Tampoco existe una política que promueva la reinversión industrial, como por ejemplo la eliminación de los impuestos a las ganancias para aquellas empresas que lo reinviertan en ampliar su producción mediante la compra de maquinaria, ampliaciones edilicias, compra de vehículos de transporte, etc.

• Por último, respecto al modelo sindical, debemos lograr mayor autonomía sindical y descentralización relativa que permita mayor contacto real con las condiciones de cada sector en particular, con competencia plena de listas y recambio de autoridades. Las autoridades no deben tener la posibilidad de estar eternamente en el puesto de dirección (Moyano), y esta rotación permitiría la entrada de nuevos dirigentes sindicales con diferentes propuestas (si son mejores o peores, lo determinarán los trabajadores y sindicatos volviendo o no a votarlos).

Otras propuestas para salir adelante:

Además de lo mencionado, que perjudica al empresariado nacional y por lo tanto la generación de empleo, existen diferentes formas de darle más plata al bolsillo de la gente, logrando que crezca el consumo, empujando así el crecimiento del comercio y por lo tanto de la industria. Algunos ejemplos de esto puede ser la eliminación de impuesto a las ganancias sobre el salario de un trabajador, eliminación de impuestos como el IVA sobre alimentos, energía, combustible y cualquier otro bien de consumo que forme la canasta básica, eliminación de peajes internos del país (kioskos formados por algunas empresas constructoras que “se hacen cargo” de las rutas y autopistas), entre otros.

Cuando uno plantea semejante eliminación o disminución de impuestos, se piensa que del otro lado viene un ajuste en los gastos del Estado. Si, efectivamente, el Estado es un gigante que confisca el trabajo del pueblo argentino y no le provee de los servicios básicos indispensables de forma correcta (educación, seguridad, salud, etc). Hace años que el Estado dejó de ser eficiente en su forma de gastar, por lo que debemos volver a tener un Estado chico, eficiente, que se encargue de las cuestiones básicas y estratégicas de la Nación, y deje de gastar en cuestiones superfluas, inútiles, o de tinte ideológico del gobernante de turno.

Un ejemplo de los recortes que deberían hacerse sobre el estado:

• Sobreprecios en contrataciones estatales: tanto para la compra de alimentos (como pasó recientemente) como para las obras públicas o de vialidad nacional.

• Compras superfluas: nos cansamos de pagarle el café, el mate y los bizcochitos a los políticos. Deben cubrir esos gastos con sus propios salarios, que bastante altos son.

• Toda asesoría o consultoría inútil: debemos evitar la larga fila de asesores que cobran un sueldo del Estado por no hacer nada, mientras siguen ocupando uno o más puestos en empresas propias o ajenas. En los últimos días nos enteramos que Thelma Fardin recibe un sueldo enorme por asesor en políticas de género. No hay remate…

• Donaciones a fundaciones: El Estado no tiene por qué hacerse cargo de fundaciones que no sirvan a los intereses nacionales.

• Extravagancias o gastos extraordinarios que no hacen a lo urgente ni a lo importante.

• Creación de nuevas secretarías o subsecretarías internas a cada ministerio, que lo único que logran es vaciar las arcas del Estado para que algún amigo del poder de turno cobre un sueldo por ser “Director Nacional de Movilidad en Bicicletas”, o un ministro o secretario dentro del “Ministerio Nacional de la Mujer, Géneros y Diversidad”. 

• Revisar a fondo los pagos de jubilaciones de privilegio a todo aquel que haya pertenecido a los diferentes poderes del Estado. 

• Revisar a fondo todas las indemnizaciones y resarcimientos que no correspondan y darlos de baja con la verdad como único criterio.

Estas son algunas de las propuestas planteadas desde CAUSA Argentina, para que podamos empezar a sacarnos de encima las trabas, lastres y regulaciones inútiles que no permiten el crecimiento industrial del país. Para esto, debemos empezar por renovar a la actual casta política, por un nuevo grupo de patriotas que generen debates y discusiones de grandeza, que dejen de lado las discusiones de colonia. Solo con sentido de grandeza podremos llevar al país a un auténtico y sustentable crecimiento que nos vuelva a dar la felicidad de tener un país que funcione, que genere trabajo y que tenga un Estado eficiente que pueda darle salud, educación y seguridad a su pueblo.

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