GRAN BRETAÑA Y LA DEFENSA

Revisión Integral de la Defensa Británica 2020:

Gran Bretaña no se puede permitir el lujo de postponer los planes para llevar a su estrategia de defensa y seguridad a la era digital.


Nota original: https://reaction.life/integrated-review-2020-britain-cannot-afford-to-put-off-plans-to-bring-defence-and-security-strategy-into-the-digital-age/


Autor: Roberto Fox, Reaction Life, reaction.life

Traducción: Hyspasia


El canciller Rishi Sunak ha postpuesto por tres años la revisión del presupuesto (CSR) en favor de anunciar su cuarto paquete de medidas de apoyo a la población para mitigar los efectos de la epidemia Covid-19. Es cierto que éste pueda no ser el último auxilio; aún así, el anuncio que el anuncio de que se postpondría la revisión presupuestaria sorprendió a gran parte del gabinete británico, en particular al Secretario de Defensa Ben Wallace. Él ahora ha perdido una oportunidad de revisar lo que considera el corazón de las inversiones 2020 (IR20). Se suponía que iba a ser la más exhaustiva revisión de la estrategia de seguridad, defensa y política exterior desde el final de la Guerra Fría - probablemente la más importante desde los recortes presupuestarios y los realineamientos que siguieron a la crisis del Canal de Suez en el año 1956.

El propósito de IR20 era iniciar una reorientación fundamental de la estrategia de Defensa y Seguridad. También establecería los recursos para los gastos y los objetivos de la mayor parte del año 2020. Toda la reformulación del plan había sido aprobado por Dominic Cummigns en Nº 10 [el domicilio del Primer Ministro Británico], y tenía el apoyo de los jefes de las cinco fuerzas y servicios. Iba a poner a las Fuerzas, a la Seguridad y a las Agencias de Inteligencia en la era digital. Dentro de las propuestas había una nueva fuerza cibernética, para operaciones cibernéticas ofensivas y defensivas, basada en unidades similares a las que existen bajo el comando de los EEUU y del aparato militar y de seguridad Israelí.

En cambio, vamos a obtener un plan de gastos en defensa por un año. Cómo estos montos pueden cubrir el agujero negro de £ 13 mil millones en presupuesto para equipamiento y para invertir en personal, y para el reemplazo de viejas plataformas por nuevos sistemas es la duda de todos.

No es de extrañar que Ben Wallace, el Secretario de Defensa, a duras penas podía ocultar su frustración cuando se dirigió al Foro del Atlántico Futuro [Futuro Atlantic Forum] en el HMS Queen Elizabeth ayer. "El mundo no para para que nosotros hagamos una revisión de nuestros presupuestos", le dijo a la audiencia compuesta por los altos comandantes de las fuerzas de EEUU y GB, los guerreros digitales y los diplomáticos, "y nuestros adversarios no pararán frente a la ausencia de una estrategia de nuestra parte. La defensa de Gran Bretaña no puede frenarse en ausencia de incertidumbres financieras".

Hay mucho por hacer - aún en el caso de una Revisión Integral diluída. Se necesita comenzar por arreglar la Defensa, desde reformar el Ministerio de Defensa y sus antiguas prácticas a encontrar algún sentido a la crisis de presupuesto para equipamiento. Estamos gastando mucho en mucho equipamiento basado en conceptos obsoletos. Necesitamos más conceptos "aurora" y menos conceptos, programas, prácticas y sistemas "puesta del sol"; como dijo el General Sir Nick Carter, jefe del staff de Defensa.

Un ejemplo fue expuesto por Francis Tusa de Análisis de Defensa, una de las más articuladas y provocadoras voces independientes en el mundo de la Defensa hoy en día. "Hemos visto que se gastaron £ 5,5 mil millones en la década pasada en poner al día e incorporar nuevos vehículos en el Ejército. Ninguno de esos vehículos y/o programas está operativo".

Otra de las consideraciones no menores es el desarrollo de pertrechos para la guerra con drones, como es la actual entre Armenia y Azerbaiyán sobre Nagorno-Karabakh. Los nuevos modelos de drones, como los provistos por Israel, Rusia, Turquía e Irán están siendo usados con efectos devastadores - inmovilizan las fuerzas de infantería y las unidades de tanques en un segundo.

"Muestra cuán mortalmente cercana, de fuego directo, se ha convertido la batalla" observó esta semana un comandante británico, veterano de las SAS.  El Profesor Mike Clarke, decano de los estrategas británicos, cree que el Ejército Británico encantrará que es difícil el escenario Nagorno-Karabakh. "El correcto uso de los drones es desvastador", sostiene. Se refiere a la mixtura de calidad y cantidad, provocada por los masivos mini ataques efectuados por drones baratos diseñados por Israel y por los drones blindados de los turcos que lanzan con precisión cohetes y misiles. "Una brigada de ataque británica puede no durar ni una tarde. Todo el tema de drones es crucial".

El representante Tom Tugendhat, miembro del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de los Comunes, sostuvo en su artículo para Reaction del día de la fecha que el Gobierno [británico] necesita una estrategia integral y un plan de seguridad tanto para el escenario doméstico como para el externo. Resiliencia y contingencias para casos de disrupción social como parte del espectro de defensa doméstica; escenario que, lamentablemente, muy pocos jefes de los servicios de inteligencia están dispuestos a considerar. En el exterior, GB debe construir y renovar sus redes de alianzas y sus arreglos con agencias no estatales, las apropiadas Fundaciones (ONGs) y las organizaciones intergubernamentales, para asegurar cierto orden basador en reglas en los asuntos globales.

La IR20 va a marcar un cambio fundamental en las relaciones exteriores británicas con lo que se denominó el "compromiso continental" diseñado por Sir Maurice Hankey durante y después del final de la Primera Guerra Mundial. Hankey fue el primero en la era de asesores en seguridad del gabinete, un puesto que asumió a la edad de 39 en 1916 bajo las órdenes de Lloyd George. Como fue descripto por el historiador Sir Michael Howard, en sus disertaciones "Ford", el Compromiso Continental significó atar la seguridad de Europa Occidental al legado y obligación de custodiar el primer Imperio y el Commonwealth.

Hoy  la nueva orientación es dudosa, y son tiempos tibios. El slogan "Una Gran Bretaña Global" es poco convincente en este contexto. Los slogans son una cosa y las practicidades de la Defensa son otra. Este cambio semático no debería significar que tiremos por la ventana a todos los aliados valiosos en el área de seguridad que tenemos en Europa. Las Fuerzas Británicas son compatibles en objetivos y visión con sus aliados como Francia, Alemania y el llamado Grupo Nórdico compuesto por los países escandinavos y los países bajos. Tenemos similares ethos, doctrina, entrenamiento y presupuestos. Queremos cosas similares a través de todo el mundo, en particular África.

Arquitectos de la Revisión Integral, como el ex embajador Alex Ellis, quieren que las definiciones del plan sean puestos en blanco y negro lo antes posible y que sean publicados el mes que viene. Un documento será publicado, entendemos. Pero no debería ser lo que un avezado redactor del Financial Times describió como "algo cálido y esponjosos, con lindas palabras y grandes aspiraciones, pero ausente de substancia". Un plan estratégico costeado es esencial, como lo es la reforma de los ministerios de Defensa y Seguridad.

Como sostiene Tugendhat, necesitamos un plan. Esto va más allá de los jefes de servicio, el secretario de defensa y los autores del diluído plan de Revisión Integral. Al momento todo parece más un argumento de Luigi Pirandello: Seis Ministros (incluyendo el primer ministro) en Búsqueda de una Estrategia.

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Integrated Review 2020: Britain cannot afford to put off plans to bring defence and security strategy into the digital age

BY ROBERT FOX | tweet ROBFOX45   /  22 OCTOBER 2020



Marco Di Lauro/Getty Images


The chancellor Rishi Sunak has put off the three-year Comprehensive Spending Review – CSR – in favour of announcing his fourth package of support measures to mitigate Britain’s Covid-19 epidemic. It is certain that this will not to be the last Covid bail out, yet the announcement that the CSR was to be postponed caught cabinet colleagues on the hop – not least the Defence Secretary Ben Wallace. He has now lost the defence review that was to be the core of the Integrated Review 2020 – IR20. This was supposed to be the most far reaching review of strategy, security, defence and foreign policy since the end of the Cold War – and possibly since the cuts and realignments following the Suez crisis of 1956.


The purpose of the IR20 was to initiate a fundamental reorientation of defence and security strategy. It would also set spending resources and targets for most of the 2020s. The whole reshaping plan had been signed off in Number Ten by Dominic Cummings, and had the support of the five principal service chiefs. It was to move the forces and the security and intelligence agencies into the digital age. Among the proposals are a new cyber force, for offensive and defensive cyber operations, based on similar units in the US command hierarchy and the Israeli military and security apparatus.


Instead, we are to get a one-year spending plan for defence – though how much that can address fundamental issues such as the £13 billion black hole in the equipment budget, and the need to invest in personnel, and the replacement of old platforms with new systems, is anyone’s guess.


No wonder that Ben Wallace, the Defence Secretary could barely conceal his frustration when he addressed the Future Atlantic Forum on HMS Queen Elizabeth yesterday. “The world does not stop for our (defence) review,” he told his audience of British and American top brass, cyber warriors, and diplomats, “and our adversaries will not halt in the absence of our strategy. The UK’s defence cannot be paused in the absence of financial uncertainties.”


There is much to be done – even by a watered-down Integrated Review. It needs to begin the fixing of defence, from reforming the ministry of defence and its antique practices, to making some sense of the looming equipment budget crisis. We are spending too much on too much equipment based on outdated concepts. We need more “sunrise” concepts and systems and replace “sunset” programmes and practices, as the General Sir Nick Carter, chief of the defence staff puts it.


A prime example is flagged up by Francis Tusa of Defence Analysis, one of the most articulate and thought-provoking independent voices in the defence world today. “We have just seen some £5.5 billion spent over the past decade on upgrading and introducing new fighting vehicles for the Army. As of today, not one of those programmes and vehicles is operational.”


Another far from small consideration is the development of drone warfare now being played out in the fight between Armenia and Azerbaijan over Nagorno-Karabakh. Drones such as those new models supplied by Israel, Russia, Turkey and Iran are being used to devastating effect – immobilising armoured and infantry force on the ground in a trice.


“It shows how deadly the close, direct-fire, battle has become,” a senior British commander and SAS veteran, observed to me this week. Professor Mike Clarke, doyen of UK strategists, believes the British Army would find it hard in Nagorno-Karabakh. “The proper use of drones is devastating,” he says, meaning the mixture of quantity and quality, mass swarm attacks by cheap drones bolstered by Israeli and Turkish armed drones with precision rockets and missiles. “A British strike brigade might not last an afternoon. The whole issue of drones is crucial.”


Tom Tugendhat MP, chair of the Commons Foreign Affairs Committee, writes for Reaction today that the government needs a comprehensive strategic and security plan for home and abroad. Resilience and contingency for social disruption is part of the home defence spectrum, as unfortunately too few British service chiefs are prepared to consider. Abroad, the UK must build and renew networks of alliances and arrangements with non-state agencies, the appropriate NGOs and IGOs, to ensure some rules-based order in global affairs.


The IR20 is to mark a fundamental shift of British foreign relations from what was termed “the continental commitment,” shaped by Sir Maurice Hankey during and after the end of the First World War. Hankey was the first of the modern era cabinet secretaries and national security advisers, a post he assumed at the age of 39 in 1916 under Lloyd George. As described by the late great historian Sir Michael Howard, in his Ford lectures of the same name, the Continental Commitment meant matching commitment to the security of Western Europe to the legacy and obligations of first the Empire and then the Commonwealth.


Today the new orientation to the dubious, and at times vapid, slogan of “Global Britain” is often unconvincing in this context. Slogans are one thing, and the practicalities of defence another. This semantic shift should not mean that we ditch our valuable security allies in Europe. British forces are compatible in aims and outlook to those of allies like France, Germany and the so-called Nordic Group – the Scandinavians and the Netherlands. We have similar ethos, doctrine, training and budgets. We want to do similar things across the world, especially in Africa.


Architects of the Integrated Review, such as the former ambassador Alex Ellis, want the strategic blueprint he has drafted so assiduously to be published at the end of next month. A document will be published, we understand, but it should not just be what a senior colleague at the Financial Times describes as “something warm and fluffy, fine words and high aspirations, but short on hard substance.”  A costed strategic plan is essential, so too are military and defence ministry reform.


As Tugendhat says, we need a plan. This goes beyond service chiefs, the defence secretary and the authors of the diluted Integrated Review. At the moment it all looks too much like a plot by Luigi Pirandello: Six Ministers (including a PM) in Search of a Strategy.

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