REFLEXIÓN, RESPETO Y HOMENAJE


Autor: Juan Martín Perkins 


Los pilotos de A-4B Skyhawk demostraron que se podía hacer lo que les habían enseñado como imposible… pero imprescindible. Y lo hicieron.

Es muy difícil que un piloto de caza no crea en Dios… el profesionalismo les requirió otros soportes que conjugaran muchos factores que convergen en una misión de combate. 
Quién más, quién menos… cada cual a su manera habrá invocado y convocado la protección divina y la confianza en sí mismo y en sus camaradas, junto a la convicción de por qué ir y por qué pelear para “defender a la Patria”, a las islas recuperadas y a los argentinos que ya estaban en ellas.

Y había que ir. Con aviones que no eran precisamente las vedettes de la aviación. “Había que ir” y había que ir con lo puesto, sin dudar y sin grandes despedidas.
Un llamado telefónico, acaso un beso, como si se tratara de un ejercicio de rutina. Y a volar solo, acertar solo, equivocarse solo y a morir solo dentro de un monoplaza. Sólo con tu Fe y Ser castrense.

Ser castrense, esa condición adquirida que la posguerra se ocupó de despojarnos. 
Velasco era líder de escuadrilla de A-4B Truco.

Los Truco se dirigieron al estrecho de San Carlos para bombardear un objetivo terrestre, depósito de armamento y comedor que usaban los ingleses. En su escape, Velasco fue alcanzado por la artillería antiaérea de un buque, se eyectó y cayó en alguna parte entre las dos posiciones argentinas. Caminó 2 días y dos noches hasta que llegó a un puesto ovejero. Lo encontraron 2 isleños que dieron aviso al ejército argentino. Fue rescatado y trasladado a Puerto Yapeyú a esperar el buque hospital que lo llevaría de regreso al continente.

Para el 30° aniversario de la guerra, Velasco recibió en su casa la visita de Wilkinson, el artillero que lo derribó y lo creyó muerto en su conciencia.

El encuentro Velasco - Wilkinson, (yo vi el video) fue de una humanidad extrema. Como amigos entrañables de toda la vida.



Algunos escépticos pusieron en cuestión la reunión y sospecharon del contraste entre los episodios de 1982 y 2011. ¿Cómo podía Velasco recibir en su propia casa a su enemigo mortal? Muy sencillo.

Simple, el reencuentro se producía entre dos hombres ya retirados, en cambio en 1982 eran “personas castrenses” en el cumplimiento de su deber.

Personas CASTRENSES, esa condición de la que nos despojó, estratégicamente, la socialdemocracia luego de la Guerra de Malvinas.

Terminar con esa valiosa condición fue un objetivo primordial para asegurarse la propiedad y control de la democracia, como han dado en llamar al sano hábito de votar cada 2 años.

Fueron muy eficaces. Hoy nadie entiende lo que es hacer con sentido del deber, entre otras cosas, porque han logrado que hoy no seamos Nación sino democracia amañada con derechos, pero sin obligaciones de donde sacar el sentido del deber.



 ...han logrado que hoy no seamos Nación sino democracia amañada...

Hoy muchos argentinos ya piensan que el territorio es de quien lo ocupa, por lo tanto, las Malvinas serían inglesas. Dato concreto de una simple lectura de la realidad… ¿Qué bandera tienen?

La agenda del momento nos habla de la integración al mundo y ñañañaña sin fronteras con inclusión y diversidad ñañañaña sin discriminar y auto percibiéndonos hombre, mujer o caballo menos ARGENTINO. 


Hoy muchos argentinos ya piensan que el territorio es de quien lo ocupa

El nacionalismo bien entendido como identidad no existe más. Nos lo mataron. Nos dejaron una muestra con licencia para ser aplicada sólo en los mundiales de fútbol.  

Tampoco existe nuestro “ser castrense” nos lo quitaron para asegurarse que nunca más volveríamos a pretender. Y siguieron de largo, hoy casi ni sabemos quienes fueron San Martín y Belgrano. Total, todo está en un dispositivo y se lo podemos preguntar a Google.
La educación lo hizo, y lo sigue haciendo, desde el 83, reforma tras reforma, en una línea de continuidad, gobierne quien gobierne desde Alfonsín a Macri. ¡Es la socialdemocracia, estúpidos! 

Una vez asistí a una conmovedora conferencia que dio un ex combatiente en el colegio de mis hijas. Al final, un alumno le preguntó que sentía y por qué lo había hecho. El ex “hombre castrense” contestó que no lo había hecho ni por su familia, ni por sus amigos, ni siquiera podía decir que por su patria. “Sin dudas lo hice porque era mi deber y no habría podido vivir de no haberlo hecho“. “Cumplí con mi deber”.

Entender este concepto ayuda a comprender lo que significa el gran valor que nos han quitado. Ese valor que no cuestiona, objeta o reclama, sino que es incondicional.
Ese valor que explica uno de los misterios de la guerra que tanto atrae y repele a protagonistas y espectadores; ese valor que conjuga la obligación y la expectativa, la orden del superior y la libertad del combatiente en el cumplimiento de la misión encomendada con el deseo y la responsabilidad...EL ATAQUE, EL COMBATE, es la suma obra del SER CASTRENSE en ese instante supremo y paradójico entre la vida y la muerte.


Definitivamente nos han hecho mucho daño

Definitivamente nos han hecho mucho daño y para hacerlo tenían que sacrificar aún más a ellos, nuestros hombres castrenses, nuestros chicos de Malvinas. Y por qué no, también a los de Tucumán.

Quien ha estado bajo bandera, quien ha estado cuerpo a tierra abrazado a un fusil en la trinchera, o en la soledad de la carlinga de un monoplaza Halcón de acero, sabrá de qué estoy hablando. 

Con nostalgia y admiración por todos los soldados argentinos. Por todos, los de carrera y conscriptos. Por todos los que resisten y rescatan los valores manteniendo vivo el sentido del deber.

Gracias a ellos, a pesar de toda la mediocridad, queremos ser Nación.

Juan Martín Perkins.


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