NUEVA NORMALIDAD



No estamos en guerra, usar esa metáfora es una falta de respeto y una vergüenza.


Autor: Juan Martín Perkins  

Habrás oído hasta el hartazgo a políticos, infectólogos y periodistas repetir como loros que tendremos que acostumbrarnos a una “nueva normalidad”.

Se dice que la pandemia es un antes y un después para la humanidad. Y se dice y se repite como una tara social que ya nada volverá a ser como antes…

Un ministro con aires de milico que suele andar a capa y espada nos dice que la devastación provocada por el virus se asemeja a una bomba atómica.

Super Berni ha sido siempre muy afecto a las referencias propias de su ser castrense, lo preocupante es que todo el gobierno participa, en lo discursivo, de la misma “guerra”.

La oposición y el periodismo también hacen lo suyo. “Es una guerra sin cuartel contra un enemigo invisible pero implacable que lo está destruyendo todo a su paso”.

Y vos observas asustado y agradecido porque el estado te cuida. El estado que a capa y espada ordena tu vida, tus hábitos, horarios, economía, afectos, familia, trabajo derechos y libertades... propio de un estado de excepción por estar librando una guerra.

¿Cómo será la nueva normalidad cuando esto pase? 

Mercedes Ninci, al borde del llanto desde el corazón de la Villa Itatí de Quilmes, nos cuenta que el virus está haciendo estragos y que la gente no tiene una canilla para proveerse de agua en toda la villa. ¿El virus se robó las canillas y el agua potable? ¿No habrán sido los políticos?

El presidente dice que ya no se puede mirar sin ver… y lo dice él que desde el piso de puerto Madero puede ver si Susana Giménez toma sol en tanga en la pileta de “La Mary” en Uruguay. Hace 45 años que el presidente vive del estado y fue funcionario hasta de Alfonsín, Menem y Cavallo. 

No podemos mirar sin ver. Tiene razón el presidente, con Tinelli, con Giménez, con Itatí… en todo lo demás MIENTE.

No estamos en guerra, usar esa metáfora es una falta de respeto y una vergüenza.

¿Dónde están las bombas? Toda la destrucción es autoinfligida. ¿Como se le puede llamar guerra a unas vacaciones forzadas? 

En la guerra del Paraguay, la triple Alianza mató toda la población masculina de paraguayos adultos y adolescentes casi niños… eso fue una guerra. Muerte y destrucción.

Lo que está ocurriendo en la Argentina es que un virus vino a correr el velo y a mostrar lo que se viene haciendo de ella hace 70 años. Tiene razón el presidente, ya no podemos mirar sin ver, o mirar para otro lado.

Nos han cobrado impuestos como para ser una potencia. Tenemos un estado que se mueve en Audi, consume Apple y vive en Puerto Madero con balcones que miran hacia Punta del Este o Cholila en Esquel pero en Itatí no hay una canilla.

Hay que reconocer que en algo son buenos y eficientes, en dividirnos. Las nuevas categorías son: infectados, positivos, negativos, asintomáticos, muertos o recuperados. 

El aparato de propaganda las repite todo el santo día para que vivas informado y agobiado. Cuanto más asustados y angustiados, mejor, más fáciles de “cuidar”.

Muchas veces oí, durante el gobierno anterior, que no se podían hacer reformas que produjeran el prometido “Cambio” porque el pueblo no las aceptaría. Decían que como no había una crisis terminal como la del 2001 la gente no tenía conciencia de la gravedad de la situación. Bueno, parece que ahora se estuviera aprovechando la pandemia para dejar todo arrasado. Por eso se habla de guerra. ¿No te parece?

En el mundo pasa lo mismo. Nosotros somos una muestra del todo.

La progresía globalista, el socialismo del siglo 21, el estado de bienestar apoyado en instrumentos financieros artificiales, el comunismo capitalista… está en pleno proceso de quiebra. El mundo de pensamiento mágico quebró.

La agenda de estupidez globalista que nos agrede hace 35 años necesitaba ajustar.

La pandemia les viene como anillo al dedo.

Juan Martín Perkins.



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