UN ENSAYO SOBRE LA MAGIA




Autor: Marcos (@kowalskimarcos)

La magia constituye un fenómeno muy complejo, no es simplemente un conjunto de ritos o costumbres de carácter folclórico, postula una serie de principios fundamentales, sistemáticamente relacionados entre sí, fogueados además por distintas organizaciones internacionales, muchas secretas, abonadas generalmente a la masonería de Inglaterra o la cábala judaica o con pantallas inocentes como el yoga, el budismo, new age, ritos afrobrasileños, horóscopos o cartas natales etc.

Al conjunto de leyes básicas que gobierna la magia se las suele denominar ocultismo, término que utilizo por primera vez un cabalista; Elipha Levy en el siglo XIX. la fundadora de la teosofía, otra cabalista “médium” e integrante de una secta espiritista masónica Mme. H. P. Blavastky definía esto como “Conocimiento de lo mental divino que hay en la naturaleza” pero es Robert Amadou, “parapsicólogo” francés, el que mejor define la esencia mágica del ocultismo; “El ocultismo es una teoría, según la cual todo objeto del universo, pertenece a un conjunto único y comparte con todos y cada uno de los restantes objetos que constituyen ese conjunto relaciones necesarias e intencionales que no son temporales ni espaciales”. 

En definitiva, para esta creencia, lo visible no es otra cosa que el reflejo de lo invisible, los efectos terrestres y visibles están ligados a sus causas ocultas e invisibles en razón de su origen común y por ello todo es correspondiente y tiene un significado. 


Gustave Doré.

Esta particular mirada se remonta a los egipcios, más precisamente a Hermes trismegisto, cuando anuncio que “lo que arriba es como lo que es abajo” de allí que los “magos” pretendan manejar el todo a través de una parte, como cuando mediante un ritual se pincha un muñeco que representa una persona y se cree que esta acción ocasiona un “daño” a la persona real, o como en el famoso y más autóctono rito del sapo (mediante un rito, se introduce la foto del sujeto del “gualicho” en la boca de una sapo muerto, que se entierra en algún lugar especial, verbigracias un cementerio) Todos los ritos mágicos recurren a la ley de correspondencia mágica. 

Cuando en el hombre aparece el miedo y muere la esperanza, cuando no alcanza los objetivos, cualquiera estos fueran, ante pérdidas de afectos, en épocas de crisis profundas, cuando se siente solo y en plena incertidumbre con relación a su vida, en definitiva, cuando le falta Dios. 

Cuando lo mueve un hedonismo por sobre todo otro sentimiento, olvida la historia en la que está inmerso, y busca en forma errónea la solución mágica a sus pesadumbres, aquí  aparece el brujo, el adivino, el astrólogo, el espiritista y le promete soluciones mágicas, a través de la cartomancia, la Cábala, la “comunicación con espíritus” o lo que fuere, le “adivina el futuro”, lógicamente mediante un precio, en dinero. 

Generalmente “a voluntad” le hace profecías, que a veces se auto cumplen, de las que siempre recordara aquellos aspectos que parecen ser certeros y olvidara los desatinos y mentiras que incluyeron su “consulta” a la bruja. 


Francisco Goya.

Esto pasa hoy al hombre moderno, “racional” incrédulo de Dios pero que termina creyendo lo que lo halaga, materialista pero lleno de miedos subiéndose a los mitos más raros y desoyendo las realidades que le dicta su propia alma humana. 

Marcos Kowalski

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