DIKAIOSUNE



 DIKAIOSUNE (Equidad – Justicia)

Autor: Felipe Rodríguez (@FelipeR53209662)



En un país BIEN GOBERNADO, la POBREZA es algo que avergüenza.

           En un país MAL GOBERNADO la RIQUEZA es algo que avergüenza.

                                                                           Confucio




En cuestiones políticas, las decisiones y actitudes de quienes tienen, temporalmente, la responsabilidad de gobernarnos, deberían estimularnos, a proporcionar lo mejor de nosotros mismos, en pos de alcanzar el desarrollo y el bienestar social. 


Sin embargo, en estos meses de pandemia y cuarentena eterna, apreciamos, que las decisiones de nuestro Poder Ejecutivo constitucionalmente alterado (gobernado por una Vicepresidente y consumando sus designios el Presidente), nos irritan, desgastan, amedrentan y amilanan.


Asistimos a un permanente y constante, acoso moral; a un indebido maltrato institucional, que niega la libertad ciudadana; a la violencia perversa de asistir impotentes la imposición del odio político como instrumento de descomposición social en provecho de la arbitrariedad, el abuso, la corrupción y la embestida a las instituciones, que resisten con frágil debilidad, tan débil que hace temer que el autoritarismo, resulte el gran vencedor de esta puja.


Estamos en el tiempo en que la República nos reclama: 

“¡¡¡Basta, hasta acá hemos llegado!!!”. 

“Argentinos superemos este estadio de consciente servidumbre, al que nos quieren someter”. 

“Es hora que el pánico, desasosiego y espanto se transformen en preocupación de los corruptos y rapaces delincuentes que gobiernan!!!".


Un viejo profesor de Ingeniería en la Universidad Nacional de Córdoba, a un grupo de sus discípulos, en julio de 1966 nos dijo, al momento de la caída del Dr. Illia, una frase que quedo grabada a fuego en mi mente: “Nos han robado la República”, hoy asistimos impávidos a la materialización de esta sentencia.! 


La Constitución violentada, clientelismo político y pobreza exponencialmente creciente, inseguridad, corrupción, impunidad, crisis institucional, pensamiento único, colonización de la Justicia y del Congreso. La ley sometida al poder político, ejercicio republicano ausente, la dadiva mediante subsidios generalizados quebrando la dignidad del hombre, se han enseñoreado como valores que lastiman, irritan y desesperan. 


La mayoría de la ciudadanía, la abrumadora mayoría, caímos “en el peor de los errores: el silencio. Vivimos en un silencio espantoso” (Walt Whitman, “Carpe Diem”). Nos hemos resignados.


Frente a esta violencia moral, legal, institucional y político – social, siniestra, aviesa. Frente a esta embestida política, que daña las instituciones, cabe, como camino de recuperación republicana, la “Resistencia Pacifica”, que no significa silenciosa, ni menos neutralidad condescendiente. 


Es el camino del esfuerzo incansable, del grito por justicia y equidad, “Dikaiosune”. Es hora de promover la defensa de la legalidad, de los legítimos intereses de nuestra sociedad, la defensa del futuro de nuestros hijos y nietos. Es el rumbo que debemos emprender si queremos recuperar la democracia perdida, como sistema político, recuperándola de la autocracia, donde reina y gobierna a su antojo una sola persona, que resiste a someterse a las limitaciones propias del estado de derecho, abrogándose la facultad de modificar leyes y promulgar otras a su conveniencia y voluntad.


De nada servirá la violencia, porque es la reacción que esperan los patoteros políticos, que nos están acostumbrando al atropello del poder político, a ellos hay que responderles con Resistencia Pacifica, con dignidad, no en silencio, exigiendo, Constitución en mano: basta de corrupción, de ladrones. Lo que deseamos fervientemente es educación, seguridad, salud, excelencia, diálogo, obediencia, acatamiento y sometimiento de todos, especialmente los poderosos, a la Ley y a las Instituciones.


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