LAS PUERTAS
Cuando éramos adolescentes, o al menos cuando yo era adolescente, leíamos cuentos de terror. Edgar Allan Poe, por ejemplo.
Una de las escenas modelo era un corredor con varias puertas. Detrás de cada una de ellas había una situación terrorífica. Pero lo que más miedo da, el suspenso, es imaginar qué está detrás de cada una de ellas.
Porque hay cosas que dan miedo, pero nada, nada supera el que provoca no saber. Siempre imagino cosas que pueden ser peores de lo que realmente hay detrás de la puerta.
Por otro lado las puertas son el paso de un lado al otro. No en el sentido de la pieza de metal o madera que impide el paso de una habitación a la otra, sino en el sentido amplio: lo que permite pasar de un lado a otro. Puerta en el sentido de portal.
Las viejas ciudades medievales, bueno, antiguas y medievales, estaban rodeadas de murallas. Para entrar a la ciudad había que traspasar alguna de sus puertas. O portales.
Luego hay puertas en la historia. El paso de una situación a otra. Algunas nunca debieron ser abiertas.
Ejemplos de puertas
El hito iniciático de nuestra independencia fueron las Invasiones Inglesas. Fue el mito fundacional de la Argentina, por lo menos hasta que fuera sustituido por el de los 30.000 desaparecidos.
¿Por qué?
Porque le enseñó a los porteños a defenderse de una potencia extranjera. Les enseñó que no necesitaban del rey para proteger lo suyo [Hay que tomar en cuenta que para una monarquía absoluta, como la de Carlos IV, la única obligación del rey para con los súbditos era defenderlos de una potencia extranjera: no tenía que pagar AUH, no debía proveer justicia ni seguridad, ni educación, ni salud; daba eso si su voluntad así se lo indicaba; su única obligación era defender a sus súbditos de amenazas extra reino]. Las invasiones inglesas fueron un camino de aprendizaje, autoconocimiento, ganar seguridad en sí [nosotros] mismos. En fin, un camino de ida que terminó con nosotros siendo la única región de América Hispana rebelde contra el rey repuesto en el Trono. Una especie de aldea de Astérix.
En resumen, Carlos IV y Fernando VII hubieran deseado que esa puerta no se abriera jamás.
NUEVAS PUERTAS
En los últimos años se abrieron nuevas puertas en la Argentina. Para bien y para mal: la autonomía de los intendentes.
Antes los intendentes, según la definición del General Juan Domingo Perón, debían dedicarse a Alumbrado, Barrido y Limpieza. El presidente, a Defensa y Relaciones Exteriores; y el resto era competencia de los gobernadores.
Ahora se ocupan de todo. De cobrar impuestos (antes lo tenían prohibido), de las escuelas, en provincia de Buenos Aires tienen policías, de la salud, de “la mujer”, de comedores de indigentes y no tanto, de los puertos en los municipios sobre el río o sobre el mar, de denunciar delitos, de las usurpaciones, de deportes, de turismo.
Desde la pandemia se ocupan de quien entra y sale del condado. Qué local se puede abrir y cuál no. Deciden los derechos más básicos de los ciudadanos. Los garantizados por el artículo 14 de la Constitución Nacional.
Y está mal.
No sólo porque está mal.
Está mal porque los intendentes probaron sangre. A partir de ahora son pumas cebados. ¿Quién les va ahora a sacar la droga del poder? ¿Quién les va ahora a sacar el high de decretar un toque de queda? ¿Estamos todos locos? ¡¿Un toque de queda decretado por un intendente?! ¿Sirenas para decirle a la gente que deben guardarse en sus casas? ¿Multas por abrir un comercio luego de las 18:00 hs?
Esto es como Saverio el Cruel de Roberto Arlt. Acabamos de abrir la puerta al sueño psicótico de todos ellos.
Esa es una puerta que no se cierra más.
Habrá que sacrificarlos. Como a los pumas cebados.
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