MIS DÓLARES

 "Nosotros necesitamos que los dólares que obtenemos de la exportación, los tengamos disponibles para la producción de nuevos bienes".

Sra. Cecilia Todesca, Vicejefa de Gabinete de la Nación.

Autora: Iris Speroni



Distintos funcionarios de esta administración - al igual que los de las anteriores - se explayaron en todo lo que desean hacer con las divisas ajenas. Como si les pertenecieran.


Basta recordar los discursos de asunción y apertura de sesiones del presidente (10-12-2019 y 01-03-2020) donde le “pide un esfuerzo más” al campo y sostiene que va a mantener los subsidios al petróleo y exenciones impositivas a la minería.


Hace unos días un referente del sector agropecuario, recalcó que las agroexportaciones son responsables del 70% de las exportaciones totales (cierto) y que el país necesita esas divisas. 


Parecen esas pobres muchachas que le extienden los billetes a su proxeneta, recalcando cuánto dinero trajeron ese día, mientras piden que las quieran y que no les peguen demasiado. 


Sobre el uso y abuso, el maltrato sin solución de continuidad y de rogar como estrategia fracasada escribí hace un año: “CRIMEN Y CASTIGO”.


No señores: "el país" no necesita divisas, algunas personas, algunas empresas y el estado las necesitan.

Mis (no solicitadas) recomendaciones al sector rural son:

  1. Dejen de esperar que los quieran. No los quieren. No hay affectio societatis entre los políticos más los sectores “ganadores” por un lado y el Club de los Perdedores por el otro.

  2. Lo de ustedes es de ustedes y de nadie más.

  3. Hagan el esfuerzo de entender quién quiere sus dólares y para qué y ahí empezarán a poder armar una estrategia para:

    1. Que no les quiten su dinero.

    2. Que no les peguen.


Los dólares no son de todos, son de quienes los trabajan (dando vuelta un viejo slogan de la izquierda de hace cincuenta años atrás). 


- ¿De quiénes son los dólares?
- De los exportadores.

No sería mala idea comprar un cuaderno de cincuenta hojas tapa blanda, una birome y escribir este diálogo hasta cubrir todos los renglones.


Los dólares no son de Toto Caputo para que los gire a su propia empresa en Delaware o de sus amigos de fondos de inversión en NY. Los dólares no son de los funcionarios del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional. Los dólares no son de De Mendiguren o Todesca o “Santi”. Son de las empresas y personas que hacen lo posible e imposible para exportar software, lana, algodón, sembradores, fumigadoras, biodiésel, cajas de cambio, Toyotas Hilux, ajo, aluminio, tubos sin costura, limones, vino fino, vino no tan fino, girasol, maíz, caballos de carrera, caballos de polo, embriones, semen, óvulos, helicópteros, patentes, los Lamborghini de Anadón, derechos de autor. 


Esas divisas son de quienes las obtuvieron; todas estas personas tienen el derecho garantizado por la constitución nacional y por el el código civil de vender su propiedad (en este caso los dólares) si quieren, cuando quieran y al precio que se les antoje.


Que el comprador, por el sólo hecho de poner las autoridades del país a través de aportar dinero a la campaña o de lobby descarado o ambas cosas obliguen a la venta compulsiva del bien que apetecen y que además ellos determinen a qué precio lo van a comprar es simplemente criminal. Y así debe plantearse.


A los primeros que los exportadores deben hacer este planteo de orden político y judicial es a los gobernadores y senadores. Es el Congreso de la Nación quien: 1. decide la política monetaria del país, 2. elige las autoridades del Banco Central. Delegar las decisiones cambiarias al poder ejecutivo pone en riesgo el patrimonio de millones de argentinos. Quienes delegan y quienes aceptan la delegación incurren en la violación del artículo 29 de nuestra Constitución.


¿Por qué hay que empezar a hablar con los gobernadores y senadores provinciales? Porque el tipo de cambio bajo (como ahora) es una transferencia multimillonaria de riqueza de las provincias a la capital y gran Buenos Aires. Descapitaliza y empobrece todo el NEA, todo el NOA, Cuyo, el centro del país, La Pampa y todo el interior de la provincia de Buenos Aires. Favorece a la capital, el Gran Buenos Aires, la Patagonia (esto último es discutible). 


El segundo paso es recurrir a la justicia federal. Ningún funcionario me puede obligar a vender un bien a un tercero. Si es al estado, es una confiscación y requiere: a. ley previa, b. precio justo.


Dejemos el análisis del discurso de los exportadores y pasemos al discurso de los funcionarios. 
Todesca por ejemplo.

Hablan de los dólares como si les pertenecieran. Como si fueran de ellos. Esa es la estructura mental del motochorro. Nos quitan el celular o la cartera porque para ellos “es de ellos”; necesitan la plata que está en la cartera entonces la toman.

Ahora bien, ¿quién quiere los dólares que Cicaré o los bodegueros de Mendoza y San Juan producen?

  • Los importadores.

  • El estado para: a. Comprar bienes que se producen en el exterior (vacunas, por ejemplo), b. cancelar deuda pública emitida en dólares.

  • Las personas físicas que atesoran patrimonio.

  • Las personas físicas que hacen turismo en el exterior.

  • Las empresas y bancos que giran dividendos.

  • Las empresas y bancos que giran dinero atesorado.

  • Las petroleras y mineras que hacen millonarias inversiones en maquinaria y equipos importados.

  • Los políticos que usan el dinero de sobornos para depositarlo en cuentas en el exterior o comprar propiedades en Miami (numerosos ejemplo; uno de ellos: Picolotti, quien reportaba directamente al actual presidente).


Todas estas personas quieren comprar dólares lo más barato posible.


A fuerza de hábito (uso y costumbre), tomamos como natural que una autoridad monetaria fije el precio de un bien (cuando la Constitución indica lo contrario), entonces la forma más fácil de comprar barato algo que quiero (los dólares) es poner las autoridades monetarias y que éstas sostengan públicamente que “hay que mantener el precio del dólar”.


¿Cuáles son las excusas? Que si no lo hacen vendrán las plagas de Egipto, tendremos inflación y los pobres no podrán comprar alimentos. Analicemos un poco los dos últimos argumentos.


Inflación. Hay inflación porque emiten. La prueba está de que han mantenido el dólar congelado numerosas administraciones en las últimas décadas e igual hubo inflación. Si el dinero emitido no va a la compra de dólares, va a la compra de alfajores o zapatillas. Si no sube el dólar pero sí la electricidad, el peaje, el ABL y las patentes, igual hay inflación. 


Precio de los alimentos. El 50% del precio de los alimentos está compuesto por impuestos. Si los políticos quisieran abaratar los costos, sólo tendrían que eliminarlos [1].


¿Quiénes se quedan con la propiedad de los exportadores (los dólares) al precio unilateralmente fijado por ellos, a la sazón $ 70 en la actualidad?

Veamos.


Hay un cuadrito muy lindo que prepara el BCRA y que dice a dónde van los dólares. Lo pueden encontrar acá: http://www.bcra.gov.ar/PublicacionesEstadisticas/Mercado_de_cambios.asp 

Pueden elegir cualquier mes, lo interesante es el mecanismo.


Ejemplo marzo 2020: http://www.bcra.gov.ar/Pdfs/PublicacionesEstadisticas/Informe_Marzo_2020.pdf



Fuente: bcra


Los únicos que traen dinero consistentemente son las “oleaginosas y cereales”, que se podría extender a toda la exportación agropecuaria [2]. 

Ese dinero se fue en: 

  • importadores

  • personas físicas que se van de viaje o atesoran.

  • Entidades financieras que sacaron el dinero del país (745 MM U$D) y entidades no financieras ídem (483 MM U$D)

  • El gobierno giró a los acreedores 292 MM U$D.


Estos números cambian según el mes y año. No siempre el gobierno paga más que lo que recibe o los empresarios sacan dinero del país.


Pero sí hay algunas constantes: el déficit endémico del sector automotriz [3], el pago de intereses, el giro de dividendos.


Nada va a cambiar. No pronto al menos. Pero sería muy saludable que se empezara a decir la verdad.


* * *

Notas: 
[1] El impacto del precio del trigo en el pan o del kilo vivo en la carne no es más de un 10% del total. En EEUU los alimentos tienen un impuesto a las ventas del 2% al 6% (donde no hay ni IVA ni impuesto a los sellos ni impuesto a los cheques) o en Gran Bretaña de un 4% de IVA (donde no hay impuesto a los ingresos brutos ni al cheque). Los impuestos a los alimentos son la prueba cabal de que la “mesa de los argentinos” les importa un rábano a los políticos

[2] Exportaciones por rubro, fuente INDEC.

Rubro

Años


2015

2016

2017

2018*

2019*



Miles de US$

Total general

56.783.953

57.909.097

58.644.734

61.781.529

65.115.327

Productos primarios

13.301.288

15.693.535

14.813.526

14.021.090

17.520.425

Manufacturas de origen agropecuario

23.287.749

23.362.014

22.563.579

22.941.079

23.962.094

Manufacturas de origen industrial

17.949.292

16.805.506

18.789.151

20.618.148

19.211.245

Combustibles y energía

2.245.623

2.048.042

2.478.478

4.201.212

4.421.562

[3] Importaciones del sector automotriz, fuente INDEC:

- Rubro:  Vehículos automóviles, tractores, velocípedos y demás vehículos terrestres, sus partes y accesorios

Año        millones de dólares

2015         8.328

2016         9.638

2017         13.195

2018         10.994

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