HUMILLADOS Y OFENDIDOS

Autor: Juez Bermejo(@JuezBermejo)

"¡Aunque hayamos sido humillados, aunque hayamos sido ofendidos, otra vez estamos juntos, y ya pueden volver a triunfar los soberbios, los altivos que nos han humillado y nos han ofendido!"

Fiódor Dostoyevsky



Hace unos días, un llamado de un funcionario del Ministerio de Defensa obligó al Ejército Argentino a retirar un homenaje a dos soldados que cayeron combatiendo a la guerrilla en Tucumán durante el gobierno de la Sra. Martínez de Perón. El Ejército, la institución que representa el mayor poder físico de la Nación, se vio obligado a agachar la cabeza, pedir disculpas y retirar el homenaje.


Ante la ola de inseguridad (y su consiguiente efecto del único ídolo de la política, las encuestas), se decidió lanzar un multimillonario Plan de Seguridad. Gendarmes sacados de las fronteras para patrullar sin coordinación con la Policía de la Provincia. El histórico reploteo de patrulleros, con los colores de la actual gobernación. Cero aumentos. Ni una referencia a la Policía.

Víctima de todos los experimentos de sociólogos progresistas. Acusada de mafiosa. Entregada a intendentes corruptos. Personal obligado a conducir en patrulleros desvencijados. Obligados a comprar municiones de su bolsillo. Insultados. Humillados. Ofendidos.

En una época en donde todas las instituciones que forman la amalgama del tejido social: la escuela, la iglesia, la justicia, han cerrado cobardemente sus puertas y abandonado a su gente, la Policía siguió trabajando. En un momento en que el Congreso se convirtió en un circo de diputados discutiendo la modalidad de discusión, la Policía debía estar en la calle, persiguiendo motochorros para que los liberen a las 24 horas. Todo ello para ser usada en videítos institucionales para la campaña política del Ministro del área. Para que no se le dirija la palabra en ningún anuncio. Para que no se le pregunte cuáles son sus problemas. Otra humillación.

Del «no les tengo miedo» frente a una formación del Ejército del cual era comandante en jefe, Néstor Kirchner al «las cosas no se solucionan escondidos en patrulleros» del actual presidente. Siempre el desprecio de las cúpulas para congraciarse con su público y las asociaciones civiles que forman su andamiaje ideológico. ¿No es un insulto que un chico de 19 años, hijo de un asesor, salga en un anuncio oficial hablando estupideces y cobrando un sueldo de 6 cifras? ¿No es un insulto liberar miles de presos, presos que han costado sangre detenerlos con excusas nimias? ¿Quién no se sentiría ofendido teniendo que poner el cuerpo por 35.000 pesos mientras una caterva de inútiles del Ministerio de la Mujer ganan cinco veces más para hacer papers y brindar charlas?


No es todo dinero en la vida, por más que sorprenda en este mundo materialista. Hay gente que se aguanta cobrar poco, pero no se aguanta el insulto, la humillación constante por parte de gente que no se decide a bajarse de su torre de marfil para preguntarle siquiera cómo se siente. En algún momento, los humillados y ofendidos dicen basta, levantan la cabeza, y deciden enfrentarse a los soberbios, a los altivos que los humillan y ofenden. Y hay que estar preparado para todo cuando eso ocurra.



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