MATRIARCADO
Autor: Juan Martín Perkins
Hace un tiempo recibí un video de una señora mejicana que me gustó mucho y compartí con mis amigos.
Especialmente con mis mujeres. Todas mujeres con mayúscula, por cierto.
La mujer, mamá, se pregunta y pregunta a las madres que es lo que están enseñando a sus hijos.
Resalta que son las mujeres quienes paren a los hijos que hacen de los países, naciones.
Y hay naciones mas educadas que otras, ¿no?.
El inicio del video me recordó aquel discurso del presidente Kennedy cuando invitaba a los norteamericanos a no preocuparse por el país que le dejarían a sus hijos sino por los hijos que le dejarían a los EEUU.
Esta matrona mejicana, potente señora, te invita a preguntarte porque America toda se ha convertido en un continente de sangre, donde nos matamos, nos mentimos, nos drogamos, nos estafamos.
No recuerdo ahora muchos detalles sobre el conmovedor discurso, pero me quedó bien claro que la mujer instaba a todas las mujeres a tomar conciencia de su responsabilidad sobre los hijos que le están proporcionando a las sociedades y naciones. Resaltaba que el primer gran fracaso de todos, y el mas importante, se da en las familias, justamente el ámbito en que las mujeres deben poner la semilla fundacional.
¿Tenemos conciencia de la relación que hay entre la realidad social y política del país con la calidad humana en principios y valores que transmitimos a nuestros hijos?.
Y no se trata de ser pobre o rico, favorecido o postergado, se trata de tener una mamá y un papá que te eduquen con principios y valores.
La mejicanota de voz potente, firme, segura y suave a la vez, destila amor. Ese es el secreto. El gran aporte femenino que en la actualidad se trata de negar. Tanta reivindicación y protesta por una mujer sacada de su naturaleza están haciendo estragos en nuestras sociedades. Hemos abandonado a nuestros hijos en una sociedad sin ejemplos positivos, como si el objetivo fuera terminar con la familia, otrora la mas fuerte y fundamental de las instituciones.
La mejicana dice que nuestras abuelas hacen un aporte fundamental en nuestra formación. Representan la generosidad y nos enseñan a compartir con los demás.
Inmediatamente me vino la emoción por el recuerdo de mi abuela, Mami… entrañable.
La recuerdo siempre en la angustia de no tener para poder ayudar. “Si yo tuviera” decía.
Una vez, a la salida de un teatro o un restorán, había una señora pidiendo. Mi abuela no tenía nada para darle en la cartera pero se sacó el abrigo, en pleno invierno, y se lo dio.
En la esquina de su casa de la calle Gorostiaga siempre había un vendedor ambulante que ofrecía sus mercancías en el semáforo. Mami siempre le compraba y le llevaba comida porque su papá, mi bisabuelo, había sido vendedor ambulante.
Un día, bajamos con mi abuela del tren en la estación Lisandro de La Torre. Cruzamos la avenida y caminamos hasta la esquina donde había un almacencito de esos gallegos que son amigos de las abuelas. Le pedí que me comprara jamón crudo. Juntó las monedas, en aquel tiempo tenían valor, y me compró 200 grs del mejor jamón español. Luego, me mandó a la panadería por un poco de pan. Ella decía que teniendo pan, queso y vino no precisaba nada mas tal vez un poco de Fernet… (agrego yo)..
Estábamos solos en la casa, yo la esperaba en la mesa cuando apareció con 2 contundentes especiales de Jamón crudo.
Sonó el timbre y fui a atender. Era el vendedor de la esquina que quería mostrarle unas cositas nuevas que había conseguido en el puerto.
Mami se levantó, fue hasta donde guardaba su jubilación, luego envolvió uno de los especiales de jamón crudo español y se fue hasta la puerta.
Cuando volvió cargada de juegos de lápices de colores, se sentó a mi lado y dijo: “Tomá, para que compartas con tus hermanos“.
Después, agarró una manzana verde de la frutera, la puso en la palma de su mano y me preguntó si no me parecía un poema, la peló, la cortó en rodajas finas, y lentamente se la comió mientras conversábamos.
Mi abuela Mami fue una mujer que supo hacer el trabajo. Y lo hizo.
Juan Martín Perkins.
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