NUESTRA BOMBA
Autor: Juan Martín Perkins
Durante la segunda guerra mundial, casi al final, sendas bombas atómicas fueron arrojadas sobre 2 ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki.
La bomba de Uranio sobre Hiroshima fue la primera y cayó a las 8 de la mañana de un 6 de agosto de 1945. Fue lanzada por un avión bombardero norteamericano desde una altura de 6.000 metros.
La detonación provocó una explosión sobre la ciudad equivalente a 13 kilotones de TNT.
Se estima que, instantáneamente, la temperatura se elevó a mas de 1.000.000 de grados, lo cual incendió todo el aire circundante transformando a la ciudad en una gigantesca bola de fuego crematoria.
Se estima que la bomba mató a 140.000 personas y desapareció del mapa a una ciudad completa en un abrir y cerrar de ojos.
Tres días después cayó otra bomba pero de plutonio, aún mas potente, sobre Nagasaki, otra ciudad de Japón y murieron otras 60.000 personas. Fue un verdadero desastre histórico al que es muy difícil adjetivar y ponerle un nombre.
A los 8 días Japón capituló.
Para que te des una idea, es como si en un pestañeo desaparecieran las ciudades de Tandil y Balcarce.
Hace 70 años, en el 45 cuando cayó la bomba que terminó con la guerra, en Hiroshima vivían 335.000 personas. Hoy viven 1.180.000.
En Nagasaki, al día de la detonación, vivían 263.000 personas y hoy es una ciudad costera, potencia industrial naval, donde viven 450.000.
No voy a darte detalles sobre si las bombas eran de uranio o plutonio. Tampoco es relevante si la fusión nuclear o por qué estas ciudades fueron reconstruidas y Chernobil en Rusia es un páramo inhabitable por los próximos 20.000 años. Esos son otros detalles que no tienen nada que ver con lo que quiero decir hoy.
Te pongo en tema sobre esta desgraciada e inhumana devastación nuclear para reflexionar juntos sobre la humanidad del pueblo japonés que supo resurgir y recuperarse de entre sus propias cenizas.
Te invito a que googlees sobre la actualidad de estas dos ciudades. Podrás ver lo que son hoy, a casi 75 años de semejante drama.
Para que veas como construyeron, primero la paz y luego una gran alianza estratégica con sentido cooperativo para reconstruir Japón con la ayuda de su enemigo y verdugo, EEUU.
Para que observes y analices las características y hábitos de conducta de un pueblo admirable, que agacha el lomo y trabaja incansablemente para sobreponerse siempre. A todo tipo de adversidad. Terremotos, pestes, tsunamis, guerras, detonaciones atómicas, sin perder su cultura, historia y tradición.
No quiero aburrirte con muchos datos sobre Japón, supongo que sabrás que no tiene casi recursos naturales y que cuenta con un territorio muy chico, comparado a nuestro país. Solo quiero que reflexionemos juntos sobre las bombas devastadoras de los años 40.
Se llamaron “Little Boy”(niño pequeño) la de Hiroshima y “Fat Man”(hombre gordo) la de Nagasaki.
Tarea para el hogar: ¿Cuál sería la bomba que le cayó a la Argentina en los años 40? ¿Qué le pasa a nuestro pueblo que no puede revertir las curvas de deterioro en casi todos sus índices?
¿Qué es lo que mantiene a Japón durante todos estos años entre los primeros 5 países del globo y a la Argentina descendiendo sin parar hasta puestos indignos para su potencial?
¿Qué es lo que nos pasa?
Cada líder que ha ejercido el poder nos ha dicho que somos el mejor pueblo del mundo y que nuestra voz es la mas maravillosa música, pero acá estamos, a los palazos con los buitres, de crisis en crisis.
¿Qué tipo de bomba nos cayó en los 40? Por favor, no caigas en el reduccionismo burdo de excusarte echando todas las culpas a Perón. No sirve ese argumento. No alcanza porque es no reconocer que hace 75 años que todos, sin excepción, han persistido en casi el mismo error, con el mismo discurso. Hasta el día de hoy se juega con el reglamento de Perón y Evita.
Cambian los gobiernos pero hay una constante. Te pido que reflexiones sobre ello, porque la respuesta está en nosotros, en nuestras demandas, en nuestra forma de ser, en nuestros hábitos y conductas.
Un puñado de inadaptados te roban la final de copa Libertadores, un puñado de sindicalistas te paran el país, un cavernícola dice cuando nuestros hijos pueden ir a la escuela, un puñado de planeros paran el tránsito y cortan las calles, un puñado de chorros revolean un PBI por sobre tapiales de conventos dentro de bolsos, un puñado de inescrupulosos se adueña de congreso y dictan leyes disparatadas, un puñado de jueces nos toman el pelo, un puñado de bobos que no saben ni lavarse el culo pretenden cambiarnos el idioma…
¡¡¡Es la dictadura de los puñados!!!, porque nosotros no sabemos que somos mayoría.
Habrás oído muchas veces que cada pueblo tiene el gobierno que merece y se le parece. Es cierto.
¿No te parece que es hora de revisar nuestras demandas, expectativas y actitudes?
La solución está en nuestras manos. Somos nuestra bomba atómica y también la reconstrucción.
Tomemos conciencia, porque nadie lo hará por nosotros.
Juan Martín Perkins.
* * *