ARMATE, ENTRENATE, DEFENDETE




El tiro, la legítima defensa y las mujeres

Por Bets (@Betsiebook) y Marcos (@kowalskimarcos)

En estos días en que mucho se habla sobre la violencia en general y la violencia contra las mujeres en particular, en estos días donde nos encontramos discursos sobre el “empoderamiento femenino” y sobre la necesidad de las mujeres de defenderse de todo tipo de peligros nos encontramos con gran sorpresa que las armas de fuego siguen siendo ignoradas como un recurso válido y seguro. 

Un arma de fuego no es un juguete, eso lo sabemos todos, nos lo dicen desde que somos pequeños. De adultos nos encontramos rápidamente con un lobby desarmista (*) que pretende además hacernos creer que las armas son un peligro en sí mismo y no que el peligro se encuentra en quien y cómo la utiliza.

El temor a las armas es especialmente fuerte en las mujeres, al punto que algunas parecen ni siquiera ser capaces de ver una sin tener reacciones de temor. Esta aversión ¿aprendida? a las armas aleja a las mujeres de un instrumento de defensa eficaz donde la fuerza física del atacante puede quedar reducida o hasta anulada.

Obviamente, para esto es necesario que tengamos en cuenta dos cosas:

1) Para usar un arma debemos entrenarnos correctamente, esto implica por un lado tiempo (para ir al polígono si es posible al menos una vez por semana) y por el otro dinero (pagar la instrucción, cuota del tiro o derecho de barrera, blancos y balas). Recordemos siempre que un arma será tan efectiva como quien la empuñe.

Hay que tener en cuenta que hasta que no tener la Credencial de Legítimo Usuario (CLU) sólo podremos practicar con armas facilitadas por el instructor o por un Legítimo Usuario que se encuentre en el polígono y en presencia de un instructor. El trámite para obtenerla puede demorar más de un mes y también es costoso. Sin embargo, obtener un arma sin ella es comprarse un verdadero problema a futuro. Siempre hay que elegir ser un usuario responsable.

2) Debemos saber que el derecho a la tenencia y portación de armas, para defensa, es una declaración y garantía constitucional que reconoce su fuente en los arts. 21, 33 y 36 cuarto párrafo (este último Sancionado por la Convención Nacional Constituyente de Santa Fe el 22 de agosto de 1994). Además, la legítima defensa de sí misma y de terceros se encuentra contemplado como causas de NO punibilidad en los incisos 6° y 7° del art. 34 del Código Penal.

Entrenarse, armarse y estar dispuesta a defenderse son tres principios que debemos incorporar. Sin embargo, es preciso recordar que el tiro es un deporte tanto con armas cortas (también llamadas “de puño” y que son las pistolas y revólveres) como las largas (escopetas, fusiles, etc.). Que quede claro: se puede tener un arma con otros propósitos además de la autodefensa.

Por otro lado, hay algunas cosas importantes que debemos tener en cuenta:

En primer lugar, es cierto, no podemos negarlo que la mayoría de las armas de fuego, así como de las técnicas de tiro, están diseñadas por y para hombres. Esto claramente tiene que ver no sólo con una historia de la humanidad (la guerra, las armas fueron durante mucho tiempo y salvo excepciones, que las hay, una cosa de hombres) como por una cuestión de mercado. El porcentaje de mujeres que practica tiro y/o que son Legítimas Usuarias es muy bajo. Entre otras cosas, como expresamos antes, también por una cuestión cultural. 

Es lógico entonces que la mayoría de la producción se encamine a cubrir las necesidades de los consumidores mayoritarios. Sin embargo, esto no debe ser visto como una cuestión de impedimento real para practicar tiro. Al contrario, existen varios modos en que una mujer puede “sortear” las dificultades. En primer lugar, y quizás lo más importante es elegir el arma adecuada para cada una. En una buena instrucción de tiro no sólo debemos conocer las medidas de seguridad (que impiden que nos dañemos o a otros durante la manipulación del arma) sino también aprender a familiarizarse con ella. Sus partes, su funcionamiento. 

Nadie espera salir mecánico armero, pero mínimamente debemos tener un cierto conocimiento de cómo funciona lo que será nuestro instrumento de defensa y/o deporte.
No, no todas las armas son iguales aunque a primera vista puedan parecerlo, hay distintos modelos, diferentes materiales, distintos pesos. Entonces, una cosa importante es saber que si un arma no se siente “cómoda” en la mano, esa no es el arma para nosotras. Obviamente en la medida que se practica es más fácil saber qué nos resulta mejor o más cómodo. No sólo en una cuestión de tamaño y peso sino incluso de calibre.

El tiro necesita no sólo de práctica sino también de algo más importante tiempo y observación propia. En este sentido, es importante entender que no es sólo “ir a pegar unos tiros” a la pedana (el lugar del tiro donde se practica), especialmente si estamos pensando en usar un arma como elemento de defensa.

Finalmente, una cuestión más técnica si se quiere.

Suponiendo que nos hayamos decidido a comenzar a practicar tiro, tanto para defensa personal como para deporte, es importante tener en cuenta que nuestro cuerpo al ser diferente del del hombre también cambiará la posición mejor para el disparo. Existe varias posiciones de tiro (isósceles, weaver [o tejedor], combate, isósceles modificado). Sin embargo, hay dos que son las mayormente utilizadas, hablaremos brevemente de ellas para ver ventajas y desventajas:

- La isósceles (ver imagen) al utilizar todo el cuerpo como apoyo, hace que la tiradora sienta un retroceso menor



- La Weaver (que es la que utilizo personalmente), interfiere menos con los pechos de la mujer. Ejemplo de la postura de tiro:

Crédito: https://armas-defensa.com/tecnica/tecnica-de-tiro/postura-de-tiro/


La posición de tiro hace y mucho al acierto del disparo pero también a otras cuestiones que habitualmente son poco conocidas para quienes no practican como es la fuerza del retroceso del arma. Tengamos en cuenta que no, disparar no es como se ve en las películas donde las armas no parecen tener peso alguno, las balas jamás se traban en la corredera y un disparo en menos de cuatro segundos siempre da en el centro del blanco. Un buen equilibrio, saber cuándo disparar pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte en el mundo real.

Entonces, para terminar, es vital para cualquiera elegir un buen instructor para comenzar en el mundo del tiro y las armas. Es importante saber que no todo sale perfecto en las primeras clases y que un arma es tan buena o tan mala como quien la utilice, no hay nada intrínsecamente malvado en ella. Como mujer, un arma es además, una inversión en seguridad y defensa personal.

Lectura sugerida: “Armed and female” de Paxton Quigley


La autora ;) :





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Agradecemos la difusión del presente artículo:

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Nota: 
Sobre el lobby desarmista:
Por @hegelianotw: ARMAS Y GLOBALIZACIÓN

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