NEGROS MANDINGOS
Autor: Juan Martín Perkins
Leí a el presidente de una gremial agropecuaria decir que los productores han sido usados como moneda de cambio en la negociación política entre el oficialismo y la oposición.
Es cierto. Quedamos al medio de una pelea que excede lo económico.
Hay una situación muy desagradable que produce la política. Ocurre cuando se bastardea una actitud humana tan noble, como lo es la solidaridad, y se la usa como argumentación para disputas indignas.
En nombre de la solidaridad, la pobreza y el hambre, otra vez como siempre, la izquierda saquea con legitimidad y colaboración de los acusados de ser la derecha. Todos progres. Todos contenidos por la cobertura socialdemócrata.
No son todos lo mismo pero son funcionales al relato. Unos lo dictan otros acompañan y comparten en silencio.
Desde el primer día estaba claro que lo único que era inamovible e innegociable era el 75% de aumento para el impuesto inmobiliario rural. Y así fue. Vayan a cantarle a Gardel. El gobernador prefirió resignar el saqueo de 10.000’ millones en otras cosas… pero el 75% no se toca porque hay que poner de rodillas al enemigo. Es ideológico. Es el relato.
La oposición hizo fuerza. Pareció, pero no lo logró. Y aquí estamos. En medio de un salvaje ajuste, con la certeza de que ni siquiera va a alcanzar y pronto vendrá otro aún mas sádico e insaciable.
Me gusta como cuenta las historias Quentin Tarantino. Sus retratos de la violencia y la muerte son por demás grotescos pero son inolvidables.
No conozco un cuadro de la esclavitud mas fiel y leal a la realidad que la versión de Django de Tarantino.
Leonardo Di Caprio explica, con el cráneo del esclavo que había criado a su abuelo, mostrando que los “negros mandingos” tienen una cavidad especial donde alojan una parte del cerebro que se desarrolla por demás debido a la capacidad de tolerar tanta indignidad.
La escena destila violencia, discriminación y termina chorreando sangre a lo Tarantino.
Cuando en mi país alguien dice quien vive o muere, quien gana plata, quien pierde y cuanta… cuando todo se hace en nombre de un relato… yo siempre me acuerdo de Django.
Lo mas impresionante es ver como el poder, la injusticia y la maldad pueden mantener el control por medio del terror.
¿Cómo un tirano con un látigo puede dominar una cuadrilla de 100 “mandingos” que trabajan en la plantación de algodón?. Por una jarra de agua fresca y un pedazo de pan.
Muy sencillo, creen que la cavidad craneana donde se aloja la indignidad es gigante.
Pero al final, se van a llevar una sorpresa. Django siempre rescata a su Broomhilda. Y no solo en las películas.
Quizás, según la teoría de Di Caprio, los productores argentinos tienen una cavidad craneana adicional, lo que alojan no es indignidad, es paciencia, equilibrio, sensatez y timidez… pero todo tiene un límite.
En marzo -abril, cuando haya que afrontar vencimientos, tendremos nuestra versión propia de Django sin cadenas.
No va a ser a lo Tarantino. Otra que Di Caprio y Jamie Foxx.
La nuestra va a ser con mandingos argentinos.
Juan Martín Perkins.
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