PRESUPUESTO DE DEFENSA DE GRAN BRETAÑA


Autor: Robert Fox

Nota original: https://reaction.life/boris-johnsons-historic-defence-budget-boost-now-needs-a-detailed-strategic-vision/

El histórico presupuesto de Defensa presentado por Boris Johnson ahora necesita una visión estratégica detallada.

El presupuesto de defensa anunciado es una novedad en el sentido en que menciona los números primero, con las palabras y la política precisa a ser anunciadas en una fecha posterior. El gobierno del R. U. va a gastar £ 16,5 miles de millones adicionales en un plan de defensa en los próximos 4 años. Si se incluyen anuncios anteriores de aumentar el presupuesto militar en medio punto en terminos reales anualmente, significa en total un aumento de dinero disponibles de £ 24,1 miles de millones de hoy hasta las próximas elecciones en el 2024.

En términos de hoy, por lo menos, es un gran cambio. Hemos oído del primer ministro a dónde algunos de los fondos se destinarían - un Comando Espacial bajo las órdenes de la RAF, una Agencia en Inteligencia Artificial, un Cyber Comando en donde el ministro de defensa comparte responsabilidad con el Comando General de Comunicaciones de Cheltenham y las agencias de inteligencia.

Pero la mayoría del dinero irá a equipar los servicios armados para tacklear nuevas tareas y amenazas emergentes. Un abanico de presentes y potenciales enemigos, algunos financiados por otros estados y otros actores no estatales free-lance que se adaptan rápido y no se apegan a las viejas reglas. Nosotros [los británicos] deberemos adaptarnos al uso de drones baratos que causaron efectos devastadores en las guerras de Nagorno-Karabakh, Libia, Siria e Iraq, operaciones cibernéticas que pueden destruir viejos campos petroleros y la renovada amenaza de las armas químicas, como el veneno Novichk usado para atacar al opositor ruso Alexei Navalny y los Skipals en Salisbury en el 2018.

En el campo de batalla el Ejército ahora deberá adaptarse a unas armas que cambian las reglas de juego completamente: las armas de Energía Directa [Direct Energy weapons], que utilizan rayos láser y partículas, lo que convierte a los explosivos volátiles y los rifles en cosas del pasado.

Dado lo que las fuerzas enfrentan ahora en términos de amenazas y desafíos, tanto en el escenario doméstico como en el exterior, los £ 16,5 miles de millones pueden no resultar suficientes. Los servicios ahora deberán incorporar nuevas tácticas y destrezas, sin abandonar del todo los frutos de su pasada experiencia, capacidad y entrenamiento. Moverse a nuevas formas del arte de la guerra y a la "zona gris" de las confrontaciones y conflicto no-kinéticas, es una cuestión de evolución y revolución.

Y no hay demasiado dinero en efectivo para derrochar. La Oficina Nacional de Auditoría ha reportado que el Ministerio de Defensa  tiene un agujero negro de cerca de £ 13 miles de millones, que corresponde al costo de proyectos sin financiación para su presupuesto de equipamiento. Algunos de los nuevos fondos serán usados para llenar esos huecos - pero no todos. Algunos de los menos realistas planes y programas en espera deberán ser desactivados.

La nueva estrategia de defensa será anunciado en el muy anunciado Integrated Review 2020 (Revisión Integral del Presupuesto 2020), que unirá las políticas de seguridad, defensa, ayuda externa y externa [foreign policy]. Fue piloteada por Dominic Cummings, quien sostuvo, antes de su precipitado alejamiento de Downing Street, ser el autor de los grandes lineamientos del proyecto.

Ahora nos cuentan que no podremos ver la versión revisada del Integrated Review antes de finales de enero, como muy pronto. Por lo tanto faltan dos meses y medio antes de conocer el mapa de la estrategia de Boris para una Gran Bretaña Global.

La oportunidad del anuncio en el día de hoy (por ayer, 19 de noviembre 2020) no es un accidente  y está determinado por tres factores. Primero es la consecuencia descolorido estado del Covid-19. Segundo, la inminencia de la presentación del presupuesto de gastos por el ministro de economía Rishi Sunak que será develado el próximo miércoles. Tercero, el advenimiento de Joe Biden como cuadragésimo sexto presidente de los EEUU.

El Covid ha demostrado cuán importantes las fuerzas son para la resilencia de una nación - y ésa es la clave para la defensa doméstica, la defensa en el propio suelo. Ese hecho era prácticamente desestimado en marzo, cuando el rol de los servicios durante la pandemia tuvo poca publicidad - como una decisión política desde arriba, esto es, de Dominic Cummings. Al final de año al menos 40.000 hombres y mujeres en servicio y de la reserva estaban destinados full time a tacklear el Covid. Han adquirido experiencia en comando y control, en crear y manejar laboratorios, relacionar ministerios y el Servicio Nacional de Salud (NHS), instalar hospitales de emergencia (Nightingale Hospitals), prestar personal a cementerios, dirigir y hacer andar estaciones de testeo, dar servicio lógistico de transporte y coordinar voluntarios. Ahora están listos para auxiliar en el programa de vacunación, cuando esto suceda.  Los servicios de las fuerzas demostraron ser vitales.

Hasta esta semana, el Tesoro proponía dar a la defensa del Reino Unido un presupuesto interino, una suma por un año. Con admirable agudeza el Secretario de Defensa, Ben Wallace persuadió al Primer Ministro de que un presupuesto de un año era inútil en Defensa - muchos programas necesitan varios años para ser planificados y ejecutados. El Covid significó que los hombres y mujeres en uniforme debían recibir máximo apoyo.

La presidencia de Biden significa un genuino sentido de asociación y no dependencia de EEUU. Los EEUU necesitan a Gran Bretaña para que los ayude en muchas esferas, en particular en las fuerzas especiales, seguridad en el mar e inteligencia, tanto para recolectar información como para vigilancia.

En su corto discurso en el Parlamento hoy, Boris Johnson remarcó la nueva estrategia marítima de Gran Bretaña. Dijo que el objetivo de la Marina Real es ser líderes en el mar dentro de los poderes de la OTAN. Confirmó el presupuesto completo para la construcción de nuevas fragatas, el octavo submarino Type 26, y los cinco embarcaciones todo propósito Type 31e. Serán complementados con una nueva clase, el Type 32, un gran buque, por ahora sólo en las laptops de los diseñadores, pero que hoy ha sido anunciado por primera vez.

De acuerdo con el analista militar y reservista Paul Beaver, esto implica una gran expansión de la Armada. "En diez años tendremos una flota de 24 fragatas y destructores de escolta", desde un nivel actual de 19 en teoría, pero 15 ó 16 en la práctica. "Tiene sentido cuando se considera eque el 80% del comercio internacional de Gran Bretaña viene por mar" dice Francis Tusa, Editor de Defense Analysis

La Marina necesitará reclutar más hombres y mujeres. Actualmente está compuesta por 32.500, incluyendo 6.600 Royal Marines. Necesita al menos 10.000 personas más.

Hay planes concretos para construir un gran buque de guerra por año en los próximos 20 años - en lo que Boris Johnson llama "el renacimiento de los astilleros británicos".

Trabajo y personal son el corazón del nuevo plan de defensa - pero los detalles son escasos. El gobierno dice que el plan dará 10.000 puestos de trabajo nuevos cada año por cuatro años. Eso significa que debe de haber mejor control en las compras de Defensa. Demasiado está siendo comprado a los norteamericanos, con grandes desventajas - con los EEUU exigiendo control en el mantenimiento y soporte y ofreciendo muy poco en términos de puestos de trabajos basados en R. U. 

Esto aplica a ítems como el nuevo avión Wedgetail AWACS y el patrullero Poseidon P8, los helicópteros Apache, y algunos de los vehículos del Ejército, todos los cuales ofrecen sólo algunos cientos de trabajos en suelo británico en la forma de mantenimiento y proveedores.

Casi nada se ha dicho para el personal de servicio y sus familias en el nuevo plan. Se necesita gastar un montón de dinero para el personal de Defensa: barracas, viviendas para las familias, muchos de los cuales están obsoletos y faltos de mantenimiento.

El nuevo plan anunciado por el Primer Ministro y Ben Wallace sugiere que se ha despertado el Ministerio de Defensa luego del desastre que consistieron las guerras de Irak y Afganistán.  Tiene foco y propósito - prueba ser vital para la vida y seguridad de todos y cada uno de los habitantes del país frente a un amplio rango de amenazas y frente a requerimientos antiguos y nuevos.

Los servicios necesitan nuevas armas para pelear nuevos enemigos con nuevas formas, pero también necesitan mantener sus viejas destrezas y ethos para enfrentar al enemigo en combate en todas las dimensiones y medios: tierra, mar, aire, espacio y cyber.

El Covid nos ha recordado del rol vital de la seguridad doméstica y de la resilencia. Aquí la amenaza puede ser natural o provocada por el hombre, la destrucción de comunidades en una inundación, o la amenaza a la red de electricidad por un ciberataque, el bienestar físico y mental puestos en riesgo por una pandemia y enfermedades, las asimétricas depredaciones de terroristas y organizaciones criminales. Una fuerza resilente doméstica, profesional y con voluntarios, que esté aquí para mantener el espíritu como último recurso.

El plan, del cual sólo conocemos el primer capítulo en el día de hoy, y el generoso presupuesto  previsto, ahora necesita un contexto. Puntos mundanos como: por qué, cómo, dónde, cuándo debemos actuar con los aliados y con las organizaciones internacionales como ONU, OTAN, OSCE y sus agencias, debe ser puesto en blanco y negro.

Todo esto en el entendimiento de los grandes factores que determinan el destino de la humanidad, como el cambio climático, la fluctuación demográfica y el envejecimiento de la población, tanto en territorio nacional como en los países cercanos, y el flujo inmigratorio. Estas son ahora las consideraciones centrales para una estrategia contemporánea y un pensamiento y planificación de la seguridad.

Debe de haber incentivos para los jóvenes hombres y mujeres que se preparan para el servicio público y si es necesario arriesgar sus vidas.  Sobre todas las cosas deben tener el poder para comandar sus vidas y sus futuros. Y los nuestros.

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Boris Johnson’s historic defence budget boost now needs a detailed strategic vision

Boris Johnson’s defence announcement is a novelty in that it mentioned the numbers first, with the words and precise policy to be announced at a later date. The UK government is to spend an extra £16.5 billion above the current defence budget plan over the next four years. With previous pledges to raise spending by half a per cent annually in real terms, it means an uplift in cash terms of around £24.1 billion in cash terms between now and the next election due in 2024.

In today’s terms, at least, this is a big chunk of change. We heard from the Prime Minister about where some of the funds are due to go – a new Space Command under the RAF, a specialist Artificial Intelligence Agency, a new Cyber Command in which the Ministry of Defence will partner the General Communications HQ at Cheltenham and the intelligence agencies.

But most will go to equip the armed services for tackling a range of new tasks and emerging threats. An array of actual and potential enemies, state sponsored and freelance “non-state” actors are adapting fast and not sticking to the old rules. We have to adapt to the use of cheap drones used to devastating effect this past year or so in Nagorno-Karabakh, Libya, Syria and Iraq, cyber operations that can wreck whole oilfields, and the renewed menace of chemical weaponry, like the Novichok poison used to attack the Russian opposition leader Alexei Navalny and the Skripals in Salisbury in 2018.

In the close ground battle the Army now has to adapt to the real game changer of Direct Energy weapons, utilising laser and particle beams, which make the high explosive of artillery and rifle things of the past.

Given what the forces now face in terms of threats and challenges, at home as well as abroad, the £16.5 billion might not seem nearly enough. The services now have to acquire new tactics and skills, without abandoning altogether the fruits of past experience, capability and training. Moving to the new ways of warfare and the “grey zone” of non-kinetic confrontation and conflict, is a question of evolution, not revolution.

And there isn’t all that much cash to spare. The National Audit Office has reported that the MoD has a “black hole” of around £13 billion, the cost of unfunded projects, in its current equipment budget. Some of the new funds will have to be used to plug the gap – but not all. Some of the more unrealistic plans and programmes in the pipeline need to be scrapped altogether.

The new defence strategy was due to be announced in the much-announced comprehensive Integrated Review 2020, which was to draw together UK foreign, security, defence and aid policy. It was to be piloted by Dominic Cummings, who claimed he had written up most of the big ideas in it before his precipitous departure from Downing Street.

We are now told we are not to get the revised version of the Integrated Review until the end of January at the earliest. So it will be at least two and a half months before we get Boris’s strategic blueprint for his Global Britain.

The timing of today’s announcement is no accident and it comes from three factors. First is the onset of the second, more etiolated, stage of Covid-19. Second is the imminence of Rishi Sunak’s one-year Comprehensive Spending Review due to be unveiled next Wednesday. Third is the advent of Joe Biden as 46th president of the United States.

Covid has shown how important the forces are to national resilience – and this is the key to homeland security. This was almost ignored back in March, when the services’ role in the pandemic was given little publicity – as a matter of policy from the top, meaning Dominic Cummings. By the end of this year at least 40,000 full time and reserve service men and women will have been involved in tackling Covid. They have learnt their expertise in command and control, creating and running labs, organising parts of ministries and the NHS, setting up emergency Nightingale hospitals, manning mortuaries, running testing stations, transport logistics and tasking volunteers. They are now standing by for the mass vaccination programme, when it happens. The services have proven to be vital.

Until this week, the Treasury was proposing to give UK defence an interim budget settlement, more or less a holding operation, for one year. With admirable political adroitness the Defence Secretary Ben Wallace persuaded the Prime Minister that a one year stop-gap budget settlement was worse than useless for Defence – so many programmes need to be planned and executed over several years. Covid meant maximum support for the men and women in uniform must be sustained.

The Biden presidency means a genuine sense of partnership and not dependency. The US needs Britain to help out in many spheres, special forces operations, maritime security and intelligence surveillance and gathering especially.

In his short statement to parliament today, in his best team talk mode, Boris Johnson stressed Britain’s renewed maritime strategy. He said the Royal Navy aimed to be the lead navy among the European Nato powers. He confirmed that the building of the new frigates, the eight antisubmarine Type 26, and the five general purpose Type 31e would now be fully funded. They will be complemented by a new class, the Type 32, a larger vessel, now just a glimmer in the designers’ laptops, but announced publicly for the first time today.

According to the military analyst and senior reservist Paul Beaver, this marks a big expansion for the Navy. “Within ten years we aim to have a fleet of 24 frigate and destroyer escorts,” from the present level of 19 in theory, actually 15 or 16 in practice. “This makes sense, when you consider that 80% of British international trade in goods and commodities goes by sea,” says Francis Tusa, the Editor of Defence Analysis.

The Navy will need to recruit more men and women. Currently 32,500 strong, including 6,600 Royal Marines, it needs at least 10,000 more personnel.

Plans are now afoot to build at least one major warship a year for the next twenty years – in what Boris Johnson calls “a renaissance of British shipbuilding.”

Jobs and personnel are at the heart of the new defence plan – but the details are maddeningly scarce at present.  The government says the plan will bring 10,000 new jobs each year for the next four years. This means there must be tighter control of defence purchases. Too much is being bought from America, to great disadvantage – with the US demanding control of support and maintenance and offering too little in terms of UK – based jobs. This applies to items such as the new Wedgetail AWACS aircraft and the Poseidon P8 maritime patrol aircraft, the latest Apache attack helicopters, and some of the proposed new Army vehicles, all of which will offer only a few hundred jobs at most to British maintainers and suppliers.

Almost nothing has been said about what is on the menu for service personnel and their families in the new plan. A lot of money needs to be spent on the Defence Estate, for barracks and family quarters, much of which is still aged and rundown.

The new plan announced by the Prime Minister and Ben Wallace suggests that defence has woken from a Rip Van Winkle slumber into which it had slipped following the long drawn out, ragged wars in Iraq and Afghanistan. It has a focus and a purpose – proving vital to the life and security of everyone in the country against a range of threats and requirements old and new.

The services need new kit to fight new enemies in new ways, but they also have to maintain the old skills and ethos to engage with the foe in combat in all dimensions and media: land, sea, air, space and cyber.

Covid has reminded us of the vital role of domestic security and resilience. Here the threat can be natural or manmade, the destruction of communities in flood and weird weather, the threat to the power grid from cyber attack, to physical and psychological wellbeing and health from pandemic and disease, the asymmetric predations of terrorists and organised criminals. A homeland resilience force, professional and volunteer, is there to hold things together in the last resort.

The plan, of which we got only the first chapter today, and the generous budget outline, now has to be set in its context in the full Integrated Review. Mundane matters such as how, why, where and when we should work with allies, and international organisations such as the UN, Nato, OSCE and their agencies should be spelled out.

All of this must be set against an understanding of the really big factors now shaping human destiny, climate and environmental change, demographic fluctuation and ageing populations at home and the near abroad, and the flows of migration. These are now centre stage considerations for contemporary strategic and security thinking and planning.

There must be incentives and encouragement for the young men and women who are prepared to take up the call for public duty, and if necessary put their lives on the line. Above all they must be empowered to take command of their own lives and futures, and ours.

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