Los progresistas ven el poder como un fin en sí mismo; los conservadores ven el poder como un medio para lograr un fin.
Autor: Curtis Yarvin
Traducción: Hyspasia
La elección del presidente Biden es un sueño maquiavélico, en particular por la forma en que sucedió.
Aunque no lo escribí ni publiqué, no por un sentido de responsabilidad sino por cobardía simplemente, fui diciéndole a la gente de mi mundo físico y presencial que el resultado deseado por mí de las elecciones de EEUU era "parecía como que el que gana es Trump, luego parece como que Biden le roba la elección".
Algunos tomaron erróneamente esta afirmación como una posición "aceleracionista". Sólo es maquiavélica. Le diría a los partidarios de Trump que yo era "tan pro-Trump, que apoyaría con todas mis fuerzas a Biden". Esta frase no despertó demasiadas asperezas y, además, era verdad.
En todo caso, estoy encantado en anunciar, tal vez prematuramente, pero lo dudo, la elección de este hombre mayor, este Néstor norteamericano, siempre acompañante y nunca protagonista, Don "China" Joe Biden. Si este gran hombre alguna vez necesita de un Augusto, ya sabe a quien llamar.
(El presidente electo Biden ha, de hecho, besado a mi madre, si bien no en una forma sexual - creo. Mi padrastro, un antiguo colaborador de Biden en los '80, es un hombre de honor. Por lo tanto sólo he escuchado buenas cosas de este nuevo polo de interés. Su sonrisa luce realmente bien).
Las elecciones tienen consecuencias
La mayoría gana porque el grupo más fuerte puede ganar. Es mejor medir fuerzas al contar cabezas, que con golpear cabezas; contar cabezas da una idea bastante aproximada sobre quién va a ganar una competición de golpes en la cabeza.
Es inútil especular sobre los detalles de la elección en Filadelfia. Uno sólo necesita decir las palabras, "Elección en Filadelfia", y cualquiera sobre o cerca de la sepultura de Mark Twain experimentará un pequeño temblor de tierra. ¿Alguna vez Filadelfia ha tenido una elección libre y justa? (Este país, por lo que sea que es, se toma a sí mismo demasiado seriamente. ¿Han ustedes considerado la posibilidad de que los EEUU hayan sido siempre una joda? Estoy seguro que la mayoría de los historiadores piensan esto).
El propósito fundamental de una elección democrática es testear la fuerza de cada lado en un conflicto civil, sin que alguien se lastime de verdad. La mayoría gana porque el grupo más fuerte puede ganar. Es mejor medir fuerzas al contar cabezas, que con golpear cabezas; contar cabezas da una idea bastante aproximada sobre quién va a ganar una competición de golpes en la cabeza. El mismo resultado, menos contusiones: una optimización de Pareto.
Pero esta aproximación es mucho mejor si actualmente cuenta a las personas que están dispuestas y habilitadas físicamente para caminar por la calle y comparecer en la sala de votación. Cualquiera que no pueda presentarse al cuarto oscuro es improbable que se presente en caso de una guerra civil. Esta es una de las muchas razones por las cuales una elección con participación presencial es una elección más certera y precisa. (Si los votantes pudieran ser calificados por su físico, sería aún más precisa).
Mi sentido común me dice que en muchas comunidades urbanas, la votación es una buena proxy, como norma. La gente cuyos nombres aparecen en las boletas de votantes, realmente existen; y casi todos ellos realmente apoyaron a China Biden. O al menos, lo prefieren. Ahora bien, a qué nivel están dispuestos a realizar una verdadera acción política, incluyendo movilizarse hasta el punto de votación, es muy bajo; también es muy bajo su compromiso con el sistema político. No miran mucho CNN. La demanda para tener comprobantes de su compromiso, en forma de fotos o filmaciones, es muy alta, porque esas imágenes cancelan algún redneck con buenas armas y municiones, grandote, con un bote de pesca. Esto es por lo que, en las imágenes, estas ciudades parecen obsesionadas con los políticos; sin embargo las fotos de los puntos de votación los muestran vacíos. Muchos de los votos en esas comunidades están, en algún punto, "organizados".
Si ese diseño constituye o no un "fraude", ya queda en el gusto de cada uno. No es realmente de nuestra consideración. Todo lo que necesitamos saber es que cualquier íncubos que haya prendido la llama divina que bien temprano en esa oscura, aciaga madrugada golpeó a tantos estados críticos [swing states], primero frenando el conteo y luego levantando los números de China Joe como un Bilbo rescatado por las águilas, el noble y venerable sistema de justicia de los EEUU no parece inclinado a echarle una mirada al tema.
¿Para favorecer al hombre vulgar de dedos cortos? En un par de meses, estará al teléfono conferenciando con sus abogados. Por el resto de su vida. Nunca nadie va a olvidar lo que hizo aquí [Washington]. Nunca nadie va a olvidar ni a los que han tratado de trabajar con él. Si alguien le pega un tiro en la Quinta Avenida, le van a hacer una multa por descargar un arma de fuego. Y cuando Trump vaya a la cárcel no será por ser fuerte sino por ser débil.
¿Tiene alternativas? Seguro. Pero no le van a gustar. Y no le van a gustar a la mayoría de la gente.
El irracional miedo al poder
Los pregresistas ven el poder como un fin en sí mismo; los conservadores ven el poder como un medio para lograr un objetivo.
Los progresistas ven el poder como un fin en sí mismo; los conservadores ven el poder como un medio para lograr un fin. Tan pronto como los conservadores obtienen una feta de poder, empiezan a intentar usar ese poder para crear buenos resultados. Eso es irracional.
La forma racional de usar el poder es como lo hacen los progresistas: para obtener más poder. Tu poder crece exponencialmente. Eventualmente obtienes todo el poder, y podés conseguir los resultados que se te antojen.
No hay una sola idea progresistas que no busque dividendos de poder. No puedo pensar en una sola idea conservativa que sea para obtener poder. Si alguna puede hacerlo, los progresistas la roban. En ese caso los conservadores se convencen a sí mismos que deben oponerse a ella, y que todo saldrá bien.
Esto no es una coincidencia. El mayor yerro de la derecha de los EEUU es que, aparte de no poder obtener ningún poder real, no quiere ningún poder real, y no tiene idea de lo que haría si consiguiera poder real.
Mientras escribo, el camino está totalmente libre para los republicanos, si es que pudieran operar como una unidad coherente, para tomar el poder que quieran. No pueden y no lo harán. Su falta no está en las estrellas sino en ellos mismos.
¿Cómo? Simple: sólo necesitan legalmente asumir la totalidad del poder, y usarlo absolutamente. Esto hubiera sido simplemente trivial hace cuatro años atrás, cuando los republicanos controlaban las tres ramas constitucionales. Ahora requeriría un verdadero sablazo siquiera tener la presidencia de vuelta, y varios sablazos más para alcanzar el verdadero poder. (Advertencia: este "golpe de estado muy legal" nunca ocurrirá en la vida real).
Un golpe de estado muy legal
Primero, los legisladores republicados de los estados deberían impugnar las boletas fallidas y sentar sus propios electores, efectivamente robando la elección para su lado. Pueden hacer esto trivialmente, legalmente, hoy. Incluso pueden llamarla la "Ley Muy Piola y Muy Legal", [“Very Cool And Very Legal Act” (VCAVLA)].
Segundo, para gobernar unilateralmente sin el Congreso, el presidente tendría que afirmar toda su autoridad constitucional sobre el poder ejecutivo. Esto está claramente establecido en el Artículo II: otra vez, muy piola y muy legal. Y por el llamado "poder del bolsillo", significa poco sobre el poder de la Fed [N. de t.: Reserva Federal]. ¿Desde el momento que la Reserva Federal es parte del Poder Ejecutivo, quién necesita apropiarse del Poder Legislativo? 😂. Se merecen las carcajadas.
Tercero, al carecer de una Corte Suprema perfectamente leal, el presidente debería exponer la falaz, ahistórica e ilógica cualidad de "Marbury vs. Madison" y afirmar el status independiente y equivalente del Poder Ejecutivo. La supremacía judicial es una invención completamente apócrifa del Juez Marshall, creada para su propio beneficio y sus propias y arbitrarias conveniencias políticas. Muy piola. Y muy ilegal, por lo tanto, caguemos al tipo.
El Presidente se encuentra siempre feliz de escuchar las resoluciones y opiniones de los otros dos Poderes. En circunstancias normales, el presidente los obedecería sin cuestionamientos. Realmente. Lo haría. Pero ustedes saben cómo es. Por el inevitable uso de su propio criterio en el presente estado de emergencia, el es responsable sólo a un sujeto: el Pueblo de los EEUU. Les agradece, de todas formas, por su preocupación.
Cuarto, usando la misma muy piola autoridad que la que usó Eisenhower en 1957, ha llamado a la Guardia Nacional y seguirá usándola para gobernar varios estados directamente. También observa que la Posse Comitatus Act de 1878, que tiene un nombre muy piola pero francamente es un enorme dolor de huevos, no se aplica a los Marines.
A este punto, el Presidente ha tomado completo y absoluto poder a todo lo largo de su segundo término. Mediante el perfecto cumplimiento hasta la última letra de las leyes de este país, ha pasado de la abyecta derrota a la absoluta victoria. Aún más sus nuevos poderes exceden los invocados por Washington, Lincoln y FDR. Si ustedes piensan que su primer término hizo grande a los EEUU de nuevo (M.A.G.A.), espero que tengan sus cinturones de seguridad ajustados.
Porque, quinto, ningún poder es real hasta que se ejercita. El poder es un músculo. El uso del poder construye instituciones fuertes. Y obviamente está el obvio objetivo del poder: el músculo del viejo régimen. El quinto paso del nuevo régimen es liquidar las poderosas, prestigiosas, y/u opulentas instituciones del antiguo régimen, dentro y fuera del gobierno formal.
Despojarse del músculo muerto del régimen muerto es la primera tarea del nuevo régimen. Sólo una vez que todas estas viejas estructuras de poder están despojadas el nuevo régimen es real, el viejo régimen imaginario y toda la transición completada. No sólo una revolución es piola, todo es legal - por definición. Después de todo, ¡está escribiendo las nuevas leyes! ¿No era Lincoln el que editaba diarios? Lincoln era un boludo.
Por supuesto, liquidar organizaciones no significa liquidar gente, como hacía Stalin - es sólo igual que una compañía que cierra. El personal despedido puede, incluso, merecer una generosa indemnización por despido. Después de todo, ellos no hicieron nada malo. Y aún si lo hubieran hecho, los agentes retirados de la Stasi cobran sus pensiones hoy en día. Es lo correcto, es lo que hay que hacer, desde el momento en que sus viejas carreras los han vuelto profesionalmente inútiles. Nunca, nunca, la culpa es de los empleados.
Sexto, sin embargo, no es suficiente para cualquier nuevo régimen ser la negación del viejo. Ese tipo de regímenes sólo existe dentro de la sombra conceptual de su padre, lo que implica que de alguna manera el padre esta todavía a cargo. Y probablemente termine a cargo nuevamente. Debilidad y pequeñez no son, de ninguna manera, buenos signos en la infancia de ningún régimen.
Por el contrario, todo nuevo régimen requiere una visión del país que gobernará completamente diferente. Un verdadero cambio de régimen tiene que cambiar la vida de todo y cada uno en el país. Un verdadero cambio de régimen debe ser una revolución en el total sentido de la palabra. Su propósito, ahora y por el resto de su vida, la cual probablemente terminará pero por la cual el régimen no tiene ningún plan de que termine algún día...; su propósito es obtener y mantener su singular visión de utopía.
Y la revolución, desde el momento en que es soberana, tiene todos los poderes que necesita para serlo - siempre y cuando la utopía sea realista. Por supuesto, considerando que la derecha es orden y la izquierda es caos, la revolución de la izquierda es un carnicero y la revolución de derecha es un cirujano. Si la nuestra necesita mantener su vendajes por unos pocos días, la de la izquierda apenas puede servir para hacer hamburguesas. Y aún antes de que sus puntadas se hayan disuelto, los EEUU se sentirán y ser verán mejor que nunca.
Y antes de que usted lo sepa, una disputa electoral ha terminado con un período histórico que dura más de un cuarto de milenio. Bueno, ningún imperio es para siempre - y lo mismo vale para las repúblicas. Y nuestro nuevo imperio del futuro sólo empieza ser cada vez más asombroso.
Por qué esto nunca sucederá
¿A cuál paso de la marcha uno empieza a preguntarse si tiene la estatura para la empresa? No se preocupe. Nadie es lo suficientemente alto para esta empresa. Por lo tanto no sucederá. Bueno, al menos, no en este tiempo.
Hay una minoría de derecha radicalizada, nunca en control de nada, ni aún en el Partido Republicano olvidado de la mano de Dios, que vaya a estar de acuerdo, ni siquiera, en el primero de los pasos propuestos. ¿Tal vez estén dispuestos a dar el primer paso - cruzar el Rubicón - y luego girar la cabeza y ver cómo la iniciativa es recibida? ¿O tal vez, parar ahí y tener algo parecido a una presidencia normal? Yeah, no. Para ejecutar este plan o cualquier plan como éste, el presidente deberá mantenerse en movimiento.
Todo cambio de régimen debe proceder tan rápido como sea posible, caso contrario los elementos remanentes del viejo régimen se movilizarán para mantener sus fuerzas. El sexto paso puede tomar algún tiempo - pero aún la reconstrucción de la sociedad debe empezar tan rápido como sea posible. Todo vacío de poder es peligroso. Ningún régimen es nunca totalmente erradicado, especialmente, especialmente cuando se gobiernan castigando a los antiguos funcionarios y partidarios.
Por lo tanto, lo que debe hacer el Presidente Trump para mantener su trabajo (y probablemente su libertad), no es únicamente cruzar el Rubicón. Él tendría que cruzar cinco Rubicones, y hacerlo sin parar ni un momento. Además lo tiene que hacer (a) sin mapa; (b) sin ejército; (c) y por supuesto, sin general.
Y si en algún momento descanso en alguno de estos arroyos, estará en guerra con un enemigo que se recupera. Lo más lento que se mueva, más dura deberá pelear. Si él pensaba que estaba en guerra antes, al cancelar la elección llevará todo a otro nivel. ¡Y eso es sólo el primer paso!
No hay manera de que se pueda parar o aplazar una guerra unilateralmente. Y cuanto más pronto la batalla, mejor - velocidad y sorpresa son esenciales, especialmente para una fuerza de guerrillas que es punto y no banca.
Una lección que debe ser apreciada por todas las partes en todos los conflictos civiles es la fuerza no es otra palabra para designar la violencia. Fuerza es lo opuesto a violencia. Violencia es mala y fuerza es buena. Violencia es caos, y fuerza es orden. Violencia es lenta y fuerza es rápida.
Si puedes ganar por la fuerza, ¿qué estás esperando? Hacelo inmediatamente. Si no puedes ganar sin violencia, probablemente no puedas ganar en absoluto, y no deberías, probablemente, ni intentarlo. Muchos baños de sangre hubieran podido ser evitados si todos los jóvenes fueran educados en estos simples e intemporales principios de Maquiavelo, si bien todo principio tiene sus necesarias excepciones.
Explicando nuestra propia inexplicable incompetencia
Nuevamente, nada de esto sucederá - única razón por la que estoy hablando de ello. Puede haber algo parecido a una farsa. No habrá fuerza, y ciertamente habrá poca o ninguna violencia.
En cambio, Trump y los republicanos perderán - aún cuando podrían ganar, ahora, sólo por marchar sin pausa hasta Roma. Su primer paso debería ser robarse la elección de vuelta. Si lo fueran a intentar, lo harán sin convicción, y es casi seguro que fallarán. Y si fueran exitosos, su primer paso será el último; y al primer descanso de la marcha, serán rápidamente destruidos.
Los historiadores siempre quedan perplejos por estos momentos de inexplicable incompentencia. Si los Confederados, luego de la Batalla de Bull Run, hubieran marchado directamente y no hubieran frenado hasta la frontera con Canadá, la guerra hubiera terminado y los confederados hubieran ganado. La Unión a pesar de tener más población y más poder industrial, todavía no estaba lista para la lucha y no tenía fuerzas organizadas frente a Washington. En Japón, después de la invasión de Alemania a la Unión Soviética, hubiera invadido Siberia desde la otra punta, la guerra hubiera terminado y el Eje se hubiera apropiado del Viejo Mundo. En cambio, Japón atacó Hawai, que era el peor movimiento posible, tanto para Japón como para el Eje. Aún peor es que es muy difícil ver por qué las decisiones correctas eran no eran obvias a ese momento.
Entender a las personas que cometen esos errores es entender las causas. Debe de haber sido difícil para esos líderes, con los objetivos y perspectivas que tenían, evitar estos particulares yerros. De todas formas, la mirada retrospectiva es impiadosa en exponer el hecho de que sus líderes hayan tenido una obvia oportunidad de victoria y fallaron en hacerla efectiva.
Todos conocemos a nuestro propio lado, y sus razones para el fracaso son obvias. Para ganar una guerra se necesita un ejército, un general y un plan. Trump siempre está dispuestos a pelear una batalla, y nunca dispuesto a pelear la guerra; los funcionarios de su partidos no son soldados, sino lobistas; y ni siquiera el mejor de nuestros cerebros tiene algo remotamente parecido a un plan.
No podemos cruzar el Rubicón, luego marchar hasta llegar a Roma. Ni siquiera sabemos qué dirección debemos tomar. No tenemos ejército, ni general, ni siquiera un mapa. Ni siquiera sabemos dónde queda Roma. Mientras nos felicitamos a nosotros mismos por ser históricamente sofisticados, somos, en realidad, niños políticos - no sólo los políticos sino también los filósofos.
Le pregunté al mejor de estos intelectuales, un tradicionalista católica, un conservador prominente, escritor y editor, qué es lo que un absolutamente nuevo régimen debería hacer. "Proveer por el bien común", me contestó. Estuve de acuerdo, por supuesto. Pero, exactamente ¿qué quiere decir?
Lo invité a repasar qué cambios haría en el gobierno, dada absoluta autoridad, agencia por agencia. Gentilmente declinó hacerlo. Tal vez, insistí, ¿podemos ir población por población? Acá tampoco tenía respuestas. De acuerdo ¿política exterior? ¿Tenía alguna otra manera de bajar al detalle? No, no y no. Tenía una serie de retoques, si yo los quería conocer - correcciones de curso menores, seguramente - la política es el arte de los posible, no que esas menores correcciones fueran posibles - "Drag Queen Story Hour" - etc.
¿Por qué esa persona merecería ganar? No tiene idea lo que ganar puede significar. Ni siquiera está preparado para ganar. Ni siquiera ha trabajado en el problema - y si lo ha hecho, no puede admitirlo.
Esperamos que un hombre que piensa esté obsesionado con su propio sueño; este hombre pensador, parecía, ni siquiera había pensado su propio sueño. Es como si estuviera respetando algún tabú sobre sus sueños. Tan exhaustivo es el poder bajo el que él viva, que no tendría ni idea de qué hacer si este poder desapareciera, aún si él por sí solo, mágicamente, pudiera reemplazar el viejo régimen.
¿Quién es esta persona que no está ni siquiera preparada para ganar? Es un perro que persigue un auto. ¿Qué sucedería si lo alcanza? Nada bueno, para él menos que para nadie. Nada malo, tampoco, para el auto. Entonces ¿por qué alguien habría de apoyarlo?
Lo que frena a los republicanos de gobernar no son unas pocas ciudadas con sus cómputos fraguados. La mayoría de los votos de esas áreas siempre están fraguados y siempre lo fueron - no reflejan ninguna participación en ninguna conversación política real. Las reglas del juego son que se necesita suficiente participación real de gente de carne y hueso para sobrepasar los falsos votos de esas localidades. Es un juego raro, por supuesto.
Los demócratas cambiaron las reglas de juego un poco este año. Es, por supuesto, su privilegio, desde el momento en que no ellos ostentan todo el poder real y (para todos nosotros lo que en este momento estamos vivos) siempre lo tuvieron. Pero en el año 2016 los republicanos sí le ganaron a los magos de los números; ganaron todas las ramas del poder: ejecutivo, ambas cámaras y la Corte Suprema; ¿gobernaron? Entonces ¿para qué poner a esta gente a cargo un nuevo turno?
Me dicen algunos casi-insiders que la administración Trump, hace un año atrás, habiendo comprado totalmente la narrativa presidencial de que el presidente "estaba en el poder", era la cabeza del gobierno, etc., etc., incluso en ese momento pensaron que Trump no podía hacer algo más que nombrar algunos funcionarios que fueran partidarios de Trump. Idealmente que algunos de ellos supiera algo de cómo gobernar el aparato del estado de los EEUU.
Su siguiente descubrimiento, con un par de cientos de miles de votos que él no trabajó lo suficiente para obtener, vendrían en un año o dos; estas personas tampoco podrían hacer nada, porque sus, así llamados "empleados" (cuya permanencia es más segura que la de sus "jefes") pueden siempre sabotearla. Para el 2024 capaz que estaba capacitado para tuitear cómo la gente no tiene poder real sobre el gobierno, desde el momento en que la gente que él eligió para cubrir los cargos no tiene poder sobre el gobierno.
Hay dos excepciones: mientras los políticos antigobierno nunca pueden lograr que algo sea hecho, siempre puede hacer m***** todo. No pueden crear el cambio, pero a menudo pueden bloquearlo. También, en una emergencia, pueden volverse relevantes nuevamente - y/o hacer todo m*****. A veces la administración Trump hace excepciones. No lo suficiente, no con la frecuencia necesaria. Dios es el señor de las batallas y también de las elecciones.
Lo que no le permite a los republicanos gobernar es que ellos no sienten que tienen el derecho de mandar. Peor aún, tienen razón. No tienen derecho al poder, porque ese poder está creado únicamente para el que tenga la capacidad de ejercer ese poder con solvencia. Es desafortunado que los demócratas no tenga ese derecho tampoco; - y lo que es debatible, tal vez tenga menos derecho a ejercerlo aún que los republicano. Pero los demócratas siempre van a ganar y siempre van a mandar porque ellos son la clase dominante - y ellos sienten que tienen el derecho a mandar - y ninguno de los resultados negativos hará que cambien sus mentes sobre este punto.
Hay una sola manera de darle a los enemigos el poder de sentir de que nosotros tenemos el derecho a mandar: crear la capacidad para mandar. Ellos no necesitan esa capacidad para ganar. Nosotros sí. Y la necesitaremos aún después de ganar, de todas maneras.
Es más, nadie hoy puede imaginar cuanta popularidad esa competencia y la confianza que viene con esa competencia puede generar. Ganar una elección de cualquier otra manera es una pérdida de tiempo en el mejor de los casos. El público es como una mujer. Nada les gusta más a la mujeres que la confianza en sí mismos de los hombres.
En cambio: como ha dicho Newton L. Gingrich: "Tienes un grupo de gente corrupta que tiene un desprecio absoluto por el Pueblo de los EEUU, que está convencido de que nosotros somos un grupo de arrastrados, cobardes, incapaces de pararnos por nosotros mismos, de forma tal de que ellos pueden robarse la presidencia". Newt tiene razón. También tiene razón el grupo de gente corrupta, lamentablemente.
La Posición en el Campo de Batalla
Al fin de cuentas, estoy contento de que Trump haya perdido [*], porque Trump es más que un mentiroso, él es una mentira. Tan pronto como aceptó el fraude que es el gobierno que él tuvo a cargo, se volvió un cómplice del fraude frente a sus propios votantes. Nunca pudieron entender por qué "no hizo algo" acerca de esto o de aquello.
Les podría haber dicho por qué; aún más, podría haber trabajado para cambiarlo. Podría haber elegido entre verse y sentirse importante o darse cuenta y rebelarse de que él no era importante. Eligió lo que eligió. Dado lo que eligió, su fracaso a las manos de los magos de los fraudes electorales del Medio Oeste puede ser una injusticia legal pero es Justicia Divina.
Sin embargo, como muchos humanos imperfectos, instrumento de la divinidad, lo que consiguió es más de lo que él mismo había concebido. No hizo nada para "secar el pantano" ["drain the swamp"]. De hecho, lo llenó. Y lo dejó inundado - lo que (a) lo hace más visible, (b) está listo para ser secado horriblemente.
Aceleracionistas que han votado a China Joe se desilusionarán. Nade se acelerará. Todo la nafta del tanque de combustible la pone Trump. Tan pronto como Trump esté fuera de la escena, el panzer con carrocería de auto deportivo, tuneado para andar a puro octanaje toserá hasta arrastrarse.
Una vez que la administración Trump termine, nadie tendrá nada que temer u odiar. Ninguna amenaza provendrá de alguien más excitante que el violador racista de la Casa Blanca. Las amas de casa [hausfrau] de Malibú nunca más se sentirán como parte de la Resistencia Francesa. Después de la Prohibición, las destilerías podrán volver a vender cerveza sin alcohol. Eso será el periodismo después de Trump.
¿Por qué soy pro-Biden? Porque extraño ver a mis enemigos a la intemperie en el frío, presas de la pobreza y la desazón. ¿Por qué es usted pro-Trump? ¿Porque ama ver a sus enemigos engordar y fortalecerse? A mí me gusta ganar. Odio que alguien sea dueño de mí. ¿Y usted, querido amigo?
Para marzo o abril, la clase dominante de los EEUU se sentirá como Hunter Biden un martes a la mañana. Hunter reflexiona. Sabe que dejó a su pipa en algún lado. No está seguro dónde. Lo que sí sabe es que este mundo, el que tan recientemente como la mimosa [**] del brunch del domingo todavía ardiendo en el estómago con la fuerza de cien soles explotando cual una supernova bomba H de orgasmos dignos de una pornostar mientras las galaxias colisionan, en un lugar feo y aburrido. Un promontorio estéril. Una desagradable y pestilente congregación de vapores...también, algo pringoso cuelga de su trasero. Ya se ocupará de eso en un minuto...¡oh, carajo!.
Por cuatro años, el régimen está amurado con un portavoz que tiene el carisma de Leónidas Brezhnev con la probidad de Willie Brown. China Joe no se vuelve más joven. Sus circuitos ya deben luchar diariamente con la luz solar. Sí trajo una unidad de respaldo, que tiene el carisma de Linda Blair y fue una vez la protegée de Willie Brown. ¿Se supone que Dios debían enviarnos algo mejor?
El nuevo escenario estratégico
Si esta administración no es lo suficientemente perfecta, empezó antes de la elección con un torpe puño de hierro en Internet. El siguiente paso fue una elección en el puño. Ahora, piden listas de enemigos. ¡Sientan el poder del Lado Oscuro! Muchos de mis mejores amigos están muy muy asustados.
No deberían. Sí, el puño de hierro de una revolución es terrible. Pero la revolución necesita más que burócratas maliciosos, corruptos y alcahuetes. Necesita energía. Necesita pasión.
Aquellos que apuestan a esa pasión pronto descubrirán que poco sucede cuando pisan el acelerador, y que la próxima estación de servicio está dentro de cuatro años. El apasionado incluso podrán enojarse con los burócratas corruptos. Esto sería muy entretenido, y debería hacer maravillas para los futuros de pochoclo en Portland. No nos va a conducir a los gulags americanos.
La América de Trump, mientras tanto, están en reposo en cama con una fístula rectal de dimensiones épicas. Esta pobre gente inocente pensó que estábamos jugando un juego con reglas. Bien entrados en la primavera todo secador de piso les hará recordar lo que un estado rojo es. Sin desearle daño a nadie, todo dolor tiene un propósito. El dolor es el cuerpo notificando al cerebro de que existe un peligro que no puede ser evitado. "La cosecha pasó, el verano terminó y no nos hemos salvado".
Y caramba que su futuro y el futuro de su posteridad no está entregado, como ellos creen, al dominio de la ley de los demócratas, sino por régimen oligárquico, despiadado y moralmente decadente de nuestra clase dominante, que los odia [al Pueblo] con la misma pasión que un adicto al crack odia al crack, y estaría más que feliz de quemar aún sus propios intereses por un high sadista disfrazado de justicia. A toda persona en esta difícil, servil posición, la acción es esencial, la anestesia es veneno y el dolor es un regalo de Dios.
Aún así la gracia de esta situación es que los EEUU rojos [republicanos] tienen un problema a largo plazo pero no a corto plazo. Hay un tiempo finito en el cual corregir esto. Demográficamente, será levemente más difícil repetir el 2016 en el 2024. Probablemente haya más tecnología para cosechar fraudulentamente boletas electorales. Pero la peor parte de todo, de lejos, será hacer las cosas bien la próxima vez. Cuatro años tal vez no sean suficientes para hacer un plan adecuado.
Más allá de sus tendencias suicidas, los EEUU azul [demócratas] no tiene un problema de largo plazo. Tiene un problema de corto plazo. Su producto apesta. Su producto, más allá de China Joe en sí mismo, es pura y pomposa presunción. Como ha podido ver en los actos políticos de Joe ni siquiera los perros lo tragaban. ¡Y eso era antes de ser electo! El mensaje era fresco...hace 50 años atrás.
La gente siempre va a comprar este producto porque viene acompañado de poder. Desde 2016 ha sido fácil contrastar esa simple presunción con Trump y venderlo como agua bendita. Ahora no se puede. El producto no necesita verdaderamente ser vendido, pero la gente que vende el producto realmente necesita venderlo. Por lo tanto China Joe será un infierno para la industria de los medios de comunicación, que o bien se morirán de hambre o bien enseñará a sus habitués a hacer bricolage.
La historia de la América roja [republicana] se vuelve, en cambio, mucho más simple y fácil de vender. Las identidades del punto y de la banca, enrarecidas estos cuatro años por la abortada, farsesca, incompetente revolución de Trump, se separarán y serán más claras que nunca. El punto por un lado. La banca por el otro. La naturaleza sana. Los nobles están de vuelta en el poder. Los campesinos nuevamente a carpir la tierra. Les convertirán sus armas en hazadas y rejas de arado. El inspector vendrá una vez al mes para comprobar que ninguna herramienta esté demasiado afilada, sea insegura, sea peligrosa...
Un no reconocido hecho de la Generación Z y en algún punto de la Generación Y es que han crecido en una distopía de ficción. Los métodos del estado orwelliano son ahora clichés. Esas tropas han sido usadas contra Trump si bien nunca cuadraban. Desde hoy hasta el final, calzan como una guante. "Nunca interrumpir al enemigo mientras se equivoca" decía Napoléon.
Apéndice: Criticismo constructivo
Odio sugerir políticas públicas. Pero el tono de este post, si bien optimisma es tan mezquino que deseo proveer alguna sugerencia positiva, la que puede en verdad ser llevada a cabo. Nuevamente, si está usted preocupado de que esta sugerencia la ejecuten, no debe estarlo. No lo harán.
Si alguno de la administración Trump está escuchando, hay una cosa que es útil hacer ahora. El presidente tiene un único poder unilateral en este régimen: el poder de desclasificar. El poder puede ser trivialmente reducido a cero por el proceso burocrático que es lo que sucede cuando desea hacerlo normalmente.
En cambio, el presidente puede ordenar a los US Marshalls a entregar y publicar los documentos. ¿Qué documentos? Todos los documentos - no sólo sobre los temas específicos que le conciernen (aunque esos también).
Excepto los planos del armamento, los EEUU no tienen realmente secretos. Washington está lleno de secretos, sin embargo. El Presidente, aún como pato rengo retienen todo poder legal para publicar cada uno de ellos sin dilaciones.
Ningún sobrevendrá a los EEUU, por ejemplo, por publicar todo el tránsito de cables del Departamento de Estado. El archivo completo. Todo. Mucho daño le caerá al Departamento de Estado. No hay un solo archivo de la CIA cuya publicación puede dañar a los EEUU. Hay mucho, algunos muy viejos, que sí pueden dañar al gobierno.
Y por los individuos nombrados en los documentos, ¿son los enemigos del Pueblo alérgicos al poder de destrucción personal? Apesta, por supuesto. Pero nadie tiene que involucrarse con "la comunidad de inteligencia". Y el tiempo...es corto. Y las excusas, francamente, apestan.
(Y mientras está en esto, Sr. Presidente, traiga las tropas a casa - no sólo de Siria y Afganistán, sino también de Alemania y Japón. Deje que su sucesor con botas americanas sólo en suelo americano. China Joe invadirá el mundo nuevamente. ¿Pero él? Ahora, imagine si hubiera gobernado estos cuatro años con este espíritu).
* * *
[*] Nota de la Traductora: todavía no se ha cerrado el proceso electoral en los EEUU.
[**] N. de la T.: cocktail.
Though I did not put this in writing, not from responsibility but just out of cowardice, I did go around telling people IRL that my preferred outcome was “it looks like Trump wins, then it looks like Biden steals it from him.”
Some mistook this for an “accelerationist” stance. It was only Machiavellian. I would also tell Trumpists that I was “so pro-Trump, I wrap all the way around to pro-Biden.” This did not raise many hackles and was also quite true.
In any case I am delighted to hail, perhaps prematurely but I doubt it, the election of this elder statesman, this American Nestor, always a bridesmaid and now a bride, “China” Joe Biden. If the big guy ever needs to pull an Augustus, he knows who to call.
(President-elect Biden has in fact kissed my own mother, not in a sexual way I think. My stepfather, a former Biden staffer from the ‘80s, is a gentleman of honor. So I hear only good things about America’s new cynosure. His teeth sure are looking great.)
Elections have consequences
It is useless to speculate on the details of a Philadelphia election. One need only say the words, “Philadelphia election,” and anyone on or near the grave of Mark Twain will experience a little earthquake. Has Philadelphia ever had a free and fair election? (This country, for what it is, takes itself too seriously. Have you ever considered the possibility that America has always been a joke? I’m sure most historians have.)
The fundamental purpose of a democratic election is to test the strength of the sides in a civil conflict, without anyone actually getting hurt. The majority wins because the strongest side would win. Better to measure that by counting heads, than knocking heads; and counting heads produces a reasonable guess as to who would win a head-knocking contest. Same outcome, fewer concussions: a Pareto optimization.
But this guess is much better if it actually measures humans who are both willing and able to walk down the street and show up. Anyone who cannot show up at the booth is unlikely to show up for the civil war. This is one of many reasons that an in-person election is a more accurate election. (If voters could be qualified by physique, it would be even more accurate.)
My sense is that in many urban communities, voting by proxy in some sense is the norm. The people whose names are on the ballots really exist; and almost all of them actually did support China Joe. Or at least, preferred him. The extent to which they perform any tangible political action, including physically going to the booth, is very low; so is their engagement with the political system. They do not watch much CNN. The demand for records of their engagement is very high, because each such datum cancels out some huge, heavily-armed redneck with a bass boat. This is why, in the data, these cities look politics-obsessed, but photos of the polling places look empty. Most votes from these communities are in some sense “organized.”
Whether or not such a design constitutes “fraud” is the judge’s de gustibus. That is really no concern of ours. All we need to know is that whatever incubus sparked the divine wind that early on that dark, fateful morning struck so many swing cities, first pausing the dutiful clerks, then lifting up China Joe like Bilbo saved by the eagles, the noble and venerable American judiciary seems unlikely to want to look closely at it.
On behalf of the short-fingered vulgarian? In just a couple of months, he will be on the phone with his lawyers. For the rest of his life. No one will ever forget what he did here. No one will ever forget anyone who even tried to work with him. If someone shot him on Fifth Avenue, they’d get a ticket for unlawful discharge of a firearm. And when he does go to jail, it will not be for being strong, but for being weak.
Does he have an alternative? Sure. But he’s not going to like it. Nor will most people.
The irrational fear of power
Progressives see power as an end; conservatives see power as a means to an end. As soon as conservatives get even a sliver of power, they start trying to use this power to create good outcomes. This is irrational.
The rational way to use power is the progressive way: to make more power. Your power grows exponentially. Eventually you have all the power, and can get all the outcomes you want.
There is not one progressive idea which does not yield a power dividend. I cannot think of a conservative idea that does. If one did, the progressives would steal it. Then the conservatives would persuade themselves to oppose it, and all would be well.
This is not a coincidence. The great flaw of the American right is that, besides not being able to get any real power, they do not want any real power, and have no idea what they would do with any real power.
As I write, the path remains entirely open for Republicans, if they can operate as a coherent unit, to take all the power they want. They cannot, and they will not. Their fault is not in their stars, but themselves.
How? Simple: they just need to legally assume absolute power, then use it absolutely. This would have been literally trivial four years ago, when Republicans controlled all three constitutional branches. Now it would take a constitutional hack to even get the Presidency back, and a couple more to reach real power. Let’s walk through the steps. (Content warning: this “very legal coup” will not actually happen.)
A very legal coup
First, Republican state legislators would have to declare the ballots flawed and seat their own electors, effectively stealing the election back. They could do this trivially, legally, today. They could call it the “Very Cool And Very Legal Act” (VCAVLA).
Second, to govern unilaterally without the Congress, the President would have to assert his unconditional constitutional authority over the executive branch. This is clearly stated in Article II: again, very cool and very legal. As for the so-called “power of the purse,” it doesn’t mean much against the power of the Fed. Since the Federal Reserve is part of the executive branch, who needs a Congressional appropriation? Lol owned.
Third, lacking a perfectly loyal Supreme Court, the President would have to point out the fallacious, ahistorical and illogical quality of Marbury v. Madison, and assert the independent and coequal status of the executive branch. Judicial supremacy is a completely apocryphal invention of Justice Marshall, created for his own random political reasons. Very cool. And very illegal, so screw that guy.
The President is always happy to hear the resolutions and opinions of the other two branches. Under normal circumstances, he would obey them unquestionably. Really. He would. But you know how it is. For the unavoidable use of his personal judgment in our present state of emergency, he is responsible to one party: the American people. He thanks you, though, for your concern.
Fourth, using the same very cool legal authority as Eisenhower in 1957, he has called out the National Guard and will be using it to govern the several states directly. He also observes that the Posse Comitatus Act of 1878, which has a very cool name but is frankly a major pain in the ass, does not apply to the Marines.
At this point the President has taken full and absolute personal power for the length of his second term. Perfectly in compliance with every last letter of the highest law of the land, he has gone from abject defeat to absolute victory. Indeed his new powers exceed even those claimed by Washington, Lincoln, or FDR. If you thought his first term made America great, I hope you’re wearing your seatbelt.
Because, fifth, no power is real until exercised. Power is a muscle. The use of power builds strong institutions. And there is an obvious target for power: the muscle of the old regime. The new regime’s fifth step is to liquidate the powerful, prestigious, and/or wealthy institutions of the old regime, inside and outside the formal government.
Stripping all the dead muscle of the dead regime is the first task of any new regime. Only once all the old power structures are lustrated and debrided is the new regime real, the old regime imaginary, and the entire transition complete. Not only is a revolution very cool, everything it does is very legal—by definition. After all, it is writing the new laws! And didn’t Lincoln padlock newspapers? Lincoln was dope.
Of course, liquidating organizations does not mean liquidating people, like Stalin—it’s just like a company going out of business. The departing staff may even deserve a generous severance. After all, they didn’t actually do anything wrong. And even if they did, there are still Stasi agents getting pensions. It’s the right thing to do, since their old careers have left them professionally useless. It is never, ever, the employees’ fault.
Sixth, though, it is not enough for any new regime to be a mere negation of the old. Any such regime exists within its parent’s conceptual shadow, which means its parent is in a way still in charge. And will probably end up actually back in charge. Weakness and smallness of any kind are no good signs in the infancy of any regime.
Rather, any new regime needs a completely different vision of the country it will rule. A true regime change has to change the life of everyone in the country. A true regime change must be a revolution in every sense of the word. Its purpose, now and for the rest of its life, which will probably end but which certainly never plans for any end, is to achieve and maintain its singular vision of utopia.
And the revolution, since it is sovereign, has all the powers it needs to do so—so long as that utopia is realistic. Of course, since the right is order and the left is chaos, the left-wing revolution is a butcher and the right-wing revolution is a surgeon. If ours needs to keep its bandages on for a few days, theirs can barely be sold as hamburger. And even before her stitches are out, America feels and looks better than ever.
And before you know it, an election dispute has terminated a historical period that was a quarter-millennium old. Well, no empire is forever—and ditto for republics. And our new empire of the future just keeps getting more amazing.
Why this won’t happen
At which step did you start wondering whether you were tall enough for this ride? Don’t worry. Ain’t no one tall enough for this ride. So it can’t happen. Well, at least, not this time.
There is a minority of radical right-wing firebrands, nowhere in control of anything, even in the godforsaken Republican Party, who well might concur with the first step. Perhaps they could take that step—cross that Rubicon—and look around to see how it’s received? Or maybe just stop there, and have, like, a normal Presidency? Yeah, no. To execute this plan or any plan like it, the President would have to keep moving.
All regime changes must proceed as rapidly as possible, lest remaining elements of the old regime mobilize their remaining forces. The sixth step could take some time—but even the reconstruction of society should start as quickly as possible. Any vacuum of power is dangerous. No regime is ever totally eradicated, especially when you rule out actually punishing its former staff and supporters.
So it is not just that, for President Trump to keep his job (and probably his freedom), he would have to cross the Rubicon. He would have to cross five Rubicons, and do it without stopping. He also does not have (a) a map; (b) an army; or (c), of course, a general.
And once he pauses at one of these streams, he is at war with a recovering enemy. The slower he moves, the harder he needs to fight. If he thought he was at war before, cancelling the election will take it to another level. And that’s only the first step!
There is no way to pause or adjourn a war unilaterally. And the faster the battle, the better—speed and surprise are essential, especially for a guerrilla underdog force.
One lesson that should be appreciated by all sides in all civic conflicts is that force is not another word for violence. Force is the opposite of violence. Violence is bad, and force is good. Violence is chaos, and force is order. Violence is slow and force is fast.
If you can win by force, what are you waiting for? Do it immediately. If you can’t win without violence, you probably can’t win at all, and you probably shouldn’t try. Much bloodshed could be saved if all young persons were educated with these simple and timeless Machiavellian principles, though every principle has its necessary exceptions.
Explaining our own inexplicable incompetence
Again, none of this will happen—which is the only reason I’m talking about it. There may be some farce. There will be no force, and certainly little or no violence.
Instead, Trump and the Republicans will lose—even though they could win, right now, just by marching straight forward and not stopping until Rome. Their first step would be to legally steal the election back. If they try this they will not try hard, and they will almost certainly fail. And if they succeed, their first step will be their last; and once they stop advancing, they will be rapidly destroyed.
Historians are often puzzled by these moments of inexplicable incompetence. If the Confederates, after the Battle of Bull Run, march straight forward and don’t stop until they reach the Canadian border, the war is over and the Confederates win. The Union, despite superior population size and industrial power, is not yet ready to fight and has no organized forces in front of Washington. If Japan, upon Germany’s invasion of the Soviet Union, invades Siberia from the other end, the war is over and the Axis take the Old World. Instead Japan raids Hawaii, which is the worst possible move for both Japan and the Axis. Worst, it is very difficult to see why the correct decisions were not obvious at the time.
To understand the people who made those mistakes is to understand their causes. It would have been hard for those leaders, with the goals and perspectives they had, to avoid these particular errors. Nonetheless, hindsight is merciless in exposing the fact that their leaders had an obvious opportunity for total victory, and failed to take it.
We know our own side, and its reasons for failure are obvious. To win a war you need an army, a general, and a plan. Trump is always ready to fight a battle, and never ready to fight a war; the staff of his party are not soldiers, but lobbyists; and not even the biggest of our brains has anything remotely like a plan.
We cannot cross the Rubicon, then march until we reach Rome. We would not even know where we were going. We have no army, no general, not even a map. We have no idea where Rome even is. While we flatter ourselves as historical sophisticates, we are in reality political children—not just the politicians, also the philosophers.
I asked one of the best of these intellectuals, a Catholic traditionalist, a prominent conservative writer and editor, what an absolutely new regime would do. “Provide for the common good,” he said. I agreed, of course. But what exactly did that mean?
I invited him to go through how he would change the government, given absolute authority, agency by agency. He politely demurred. Perhaps, I said, we could go population by population? Here too he had no ready answer. Okay, just foreign policy? Did he have some other way of getting down to details? No, no, and no. He had a list of tweaks, if I wanted that—minor course corrections, sure—politics is the art of the possible, not that even such tweaks are possible—”Drag Queen Story Hour”—etc.
How does such a person deserve to win? He has no idea what winning would even mean. He is not even ready to win. He has not even worked on the problem—or if he has, he can’t admit it.
We expect a thoughtful man to be obsessed with his own dream; this thoughtful man, it seemed, had not even thought about his own dream. It was as if he was respecting some taboo on dreaming. So thorough a power it is that he lives under, he would have no idea what to do if it just disappeared, even if his own personal will could magically replace the entire regime.
What is this person who is not even ready to win? He is a dog chasing a car. What would happen if he caught it? Nothing good at all, for him or anyone. Nothing bad, even, for the car. So why would anyone support him?
What stops the Republicans from ruling is not a few wizard-cooked inner-city votes. Most votes from these areas are cooked and always have been—they do not reflect any real participation in any real political conversation. The rules of the game are that you need enough real participation to outcount them. It’s a weird game, of course.
The Democrats changed the rules of the game a little this year. This is of course their privilege, since they have all the real power and (for the lives of those now living) always have. But in 2016 the Republicans did beat the wizards; they did win all the branches—and did they rule? So why bring the same people back for a second try?
I am told by certain quasi-insiders that the Trump administration, by about a year ago, having shown up fully in thrall to the public narrative that the President is “in power,” the CEO of the government, etc, etc, actually figured out that the White House could not do anything at all except by appointing actual Trump supporters, ideally actual Trump supporters who actually knew something about the actual US Government. This could only have been achieved by a very stable genius.
His next discovery, with a couple hundred thousand votes he didn’t work hard enough to get, would have come in another year or two: these people can’t do anything either, because their so-called “employees” (whose tenure is actually more secure than their “bosses”) can always sabotage it. By 2024 he might even be ready to tweet about how the American people have no real power over their government, since the people they elect have no real power over their government.
There are two exceptions: while antigovernment politicians can never get anything done, they can often f*** s*** up. They cannot create change; they can often block it. Also, in an emergency, they can become relevant again—and/or f*** s*** up. Sometimes the Trump administration did deploy these exceptions; not enough, not often enough for good. God is the lord of battles, and also of elections.
What stops the Republicans from ruling is that they do not feel they have a right to rule. Worse, they are right. They have no right to power, because that right is created only by the capacity to exercise power capably. It is unfortunate that the Democrats have no such right either—arguably, they have much less right. But the Democrats will always win and always rule, because they are the ruling class—and they feel that right to rule—and none of their bad outcomes will ever change their minds about that.
There is only one way to give the enemies of power the feeling that we have the right to rule: create the capacity to rule. They don't need that capacity to win. But we do. And we would want it after we won, anyway.
Indeed, no one today can imagine how much popularity any such competence, and the confidence that would come with it, is capable of generating. Winning an election in any other way is a waste of time at best. The public is a woman. Women like nothing so much as confidence.
Instead: as none other than Newton L. Gingrich has said, “You have a group of corrupt people who have absolute contempt for the American people, who believe we are so spineless, so cowardly, so unwilling to stand up for ourselves, that they can steal the presidency.” Newt is right. So is the group of corrupt people, unfortunately.
Field position
Ultimately, I am glad Trump lost, because Trump was more than just a liar—he was a lie. As soon as he accepted the fraud that he was actually in charge of the government, he became complicit in a fraud against his own supporters. They could never understand why he didn’t “do something” about this, that, or the other thing.
He could have told them why; he could have even worked to change that. He was given the choice between looking and feeling important, and realizing and revealing that he wasn't important. He chose as he did. Given that he did, his defeat at the hands of the ballot wizards of the Midwest may have been legal injustice—but it was divine justice.
Yet, like many a flawed human instrument of the divine, what he accomplished was more than he himself conceived. He did nothing to “drain the swamp.” In fact he filled it. And left it flooded—which made it (a) more visible, and (b) poised to dry up horribly.
Accelerationists who voted for China Joe will be disappointed. Nothing will speed up. All the gas in the regime’s tank is coming from Trump. As soon as Trump is out, the panzer death sportscar custom-built to guzzle his pure octane will sputter to a crawl.
Once as the Trump administration is over, no one has anything to fear or hate. No threat could ever be as exciting as the racist rapist in the White House. No Malibu hausfrau will ever again feel like she is in the French Resistance. After Prohibition, breweries could still sell nonalcoholic beer. This is journalism after Trump.
Why was I pro-Biden? Because I longed to see my enemies cast out into the cold, uncaring wind of poverty and despair. Why were you pro-Trump? Because you loved seeing your enemies grow huge and fat and hard? I like to win. I hate to get owned. How about you, my based friend?
By March or April, America's ruling class will feel like Hunter Biden on a Tuesday morning. Hunter reflects. He knows he left his pipe somewhere. He's not sure where. What he knows is that this world, which as recently as mimosa brunch on Sunday was still burning with the rainbow fire of a hundred suns exploding in H-bomb supernova pornstar orgasms while galaxies collide, is an ugly, boring place. A sterile promontory. A foul and pestilent congregation of vapors… also, something sticky is stuck to his ass. He'll get to it in a minute... oh, man...
For four years, the regime is stuck with a spokesmodel who combines the charisma of Leonid Brezhnev with the probity of Willie Brown. China Joe is getting no younger. His circuits already wrestle visibly with every solar flare. He did bring a backup unit, who has the charisma of Linda Blair and was once the protegée of Willie Brown. Is God supposed to hand us something better?
The new strategic landscape
If this administration was not perfect enough, it started even before the election with a clumsy iron fist on the Internet. Next the election itself was fisted. Now, calls for lists of enemies abound. Feel the power of the dark side! Some of my best friends are very, very afraid.
They shouldn’t be. Yes, revolution's iron fist is terrible. But revolution takes more than evil, smarmy, corrupt bureaucrats. It takes energy. It takes passion.
Those who bet on this passion will soon discover that not much happens when they press the pedal, and the next gas station is four years ahead. The passionate fringe may even get mad at the corrupt bureaucrats. This will be amazing entertainment and should do wonders for Portland popcorn futures. It will not lead to American gulags.
Trump America, meanwhile, is on full bed-rest with an epic rear fistula. These poor, innocent people thought they were playing a game, with rules. Until well into spring, every wipe will remind them what a red state is. Without wishing pain on anyone, pain has a purpose. Pain is the body notifying the brain of a danger that was not averted. "The harvest is past, the summer is ended, and we are not saved."
And indeed their future and the future of their posterity is not consigned, as they think, to the democratic rule of law, but rather to a ruthless, oligarchic regime and its morally-decayed ruling class, which hates them with the passion of a crackhead for crack, and is more than happy to burn even its own interests for any quick hit of sadistic power thinly dressed as justice. To any people in this dire, servile position, action is essential, anesthesia is poison, and pain is a holy gift from God.
Yet the grace of this situation is that red America has a long-term problem, but not a short-term problem. There is some finite time to get it right. Demographically, it will be slightly harder to repeat 2016 in 2024. There is probably also some kind of Moore’s law of ballot-farming technology. But hardest of all by far will be to get it right this time. Four years may not even be enough time to make a proper plan.
Beyond its own suicidal tendencies, blue America has no long-term problem. It does have a short-term problem. Its product sucks. Its product, beyond China Joe himself, is pure pompous smugness. As you can see by looking at his “rallies,” not even the dogs will eat it. And that’s before he was elected! The message was fresh… 50 years ago…
People will always buy this product, because it ships with power. Since 2016, it had been easy to contrast pure smugness with Trump, and market it as holy water. Now, it isn’t. The product does not really need to sell, but the people who sell the product really need to sell it. So China Joe’s presidency will be absolute hell on the journalism industry, which will either starve or teach its regulars to have a good time on O’Doul’s.
Red America’s story, however, gets much simpler and easier to sell. The identities of the overdog and the underdog, oddly tangled for four years by the aborted, farcical, incompetent Trump revolution, straighten out again and have never been clearer. Nature is healing. The nobles are back in power. The peasants are back to the fields. They will pound their swords into plowshares. An inspector will stop by every month, to check for unsafe, dangerously-oversharpened plows...
One unremarked-on fact about Generation Z, and to some extent even Generation Y, is that they grew up on dystopian fiction. The methods of the Orwellian state are now the stuff of cliche. These tropes were even used against Trump, though they hardly fit. From here on till the end, they will fit like a glove. “Never interrupt your enemy,” as Napoleon said, “while he is making a mistake.”
Appendix: some constructive criticism
I hate to suggest public policy. But the tone of this post, though optimistic, is so mean-spirited that I have to provide one positive suggestion, which could actually be taken. Again, if you're worried that this suggestion will actually be followed, you needn’t be.
If anyone in the Trump administration is listening, there is exactly one useful thing you can do now. The President has exactly one unilateral power which is dangerous to the regime: the power to declassify. This power can be trivially slowed to zero by the bureaucratic process, which is what happened when he tried to use it normally.
Instead, the President can order the US Marshals to seize and publish the documents. Which documents? All the documents—not just those about his specific beefs (though certainly those as well).
Except for weapons blueprints, America has no real secrets. Washington has plenty of real secrets, though. The President, even as a “lame duck,” retains every legal right to publish every single one, without process or delay.
No harm will come to America, for instance, by publishing all State Department cable traffic. The whole archive. All of it. Plenty of harm will come to the State Department. There is not a single file at CIA whose publication would harm America. There are many—some quite old—which would harm our government.
As for individuals named in documents, are the enemies of the people allergic to the power of personal destruction? It sucks, of course. But nobody ever had to get involved with the “intelligence community.” And time, alas, is short. And excuses, frankly, suck.
(And while you’re at it, Mr. President, bring the troops home—not just from Syria and Afghanistan, also from Germany and Japan. Leave your successor with American boots only on American soil. China Joe could invade the world right back again. But will he? Now, imagine if you’d conducted the last four years in this spirit.)