LOS MÁS HUMILDES Y LOS IMPUESTOS
Tal vez ha llegado el momento de pensar en algo que funcione mejor.
Todos los humanos gastamos nuestros ingresos como podemos y queremos. Lo que no se consume se denomina ahorro.
A menor ingreso, mayor proporción del mismo se destina a comprar alimentos.
O mejor dicho: los pobres gastan una proporción mayor de sus ingresos en alimentos que el resto de la población.
En muchos países los impuestos sobre los alimentos son nulos o muy bajos. Tiene un objetivo político: abaratar, dentro de lo políticamente posible, el sustento de la población.
La prioridad de los políticos es recaudar, sin importar qué daño puedan causar.
En la Argentina ocurre - no por arte de magia sino por gracia de nuestros legisladores - exactamente lo opuesto. Los alimentos tienen una enorme carga impositiva. Esto ocurre porque la prioridad de los políticos es recaudar, sin importar qué daño puedan causar. Son como un elefante borracho en un bazar. O como un drogadicto, que acuchilla a una persona para sacarle monedas.
Los impuestos a los alimentos, y la diferencia del trato a los alimentos en comparación con TODOS los países del mundo, son la prueba irrefutable de que los pobres no les importan nada a los políticos.
Pueden llenarse la boca de lindas palabras. “Inclusión”, “la mesa de los argentinas es nuestra prioridad”, “queremos que comas asado” o lo que se les ocurra. Los actos dicen lo contrario.
Incluso el último invento socialdemócrata implementado en Argentina por el socialdemócrata Daniel Arroyo, el plan alimentar, es una gigantesca mentira. Porque si a una familia le dan $ 6000, $ 3000 los recupera el estado en el mismo acto de uso de esos montos. El estado deposita el dinero en una cuenta del Banco Nación (saldos a disposición del gobierno), hasta que beneficiario lo usa. En ese instante se despierta una cadena de distribución de impuestos: 1,2% impuesto a las transferencias bancarias (Nación), 21% de IVA (Nación), 5% impuesto a los ingresos brutos (Provincia), más un número adicional de tasa de seguridad e higiene municipal.
El cálculo de 50% se basa en que agrego, a los números de la última transacción, los impuestos sobre electricidad, salarios, inmobiliario, combustible y el impuesto a los ingresos brutos acumulado de transacciones previas.
En resumen: grandes anuncios de “le damos plata a los pobres”, cuando es mentira; es sólo un pase de manos.
EEUU tiene un impuesto a la venta minorista con alícuotas de 1% a 5% y en algunos casos 0%. No confundir con nuestro impuesto a los ingresos brutos que grava sucesivamente todos y cada uno de los eslabones de la cadena. No carga IVA (no tiene), ni impuesto al cheque (nadie en su sano juicio tiene). En Europa no tienen impuestos a las ventas, pero sí IVA. Las alícuotas para los alimentos son inferiores que para el resto de los productos. Nuevamente, menos costo para los trabajadores.
Todos los países productores y exportadores de alimentos tienen políticas públicas para facilitarle a los trabajadores el fácil acceso a la comida. La única excepción en el mundo somos nosotros. EEUU, por ejemplo, tiene grandes subsidios al agro.
Argentina
Los políticos tienen una única solución: aumentar los impuestos.
El régimen es financiado por los más pobres. Este esquema político y de gobierno, en esta falta de creatividad para buscar soluciones ha hecho que el país no crezca significativamente desde hace mucho tiempo; en los últimos 10 años somos testigos de una reducción permanente del PBI y del nivel general de vida.
Los políticos tienen una única solución: aumentar los impuestos. Año tras año tras año, los aumentan. Macri tuvo genialidades como poner derechos de exportación al software, algo que ni siquiera Cristina Fernández hubiera contemplado. ¿El nuevo gobierno lo quitó? No. En menos de 12 meses de administración, aumentaron los impuestos y ahora quiere tratar otro más.
¿Qué impuesto pusieron este año? El 1,5% a los alquileres. Para “venderlo” en todos los canales de televisión hablaron de comisiones de inmobiliarias, y plazos de contrato. La ley más o menos quedó como el uso y costumbre del país, con una gran excepción: un impuesto nacional que recaudará la AFIP.
¿Se dan cuenta de cuán canallas son estos individuos? Las personas más frágiles y vulnerables de la Argentina son quienes viven en la calle. Los segundos más vulnerables son los que tienen que alquilar un techo sobre sus cabezas. A esas personas, nuestros legisladores en connivencia con el Poder Ejecutivo, le impusieron un impuesto equivalente a medio mes de alquiler. ¿Tanto necesitan la plata, muchachos, para sacarle el 50% del valor de los alimentos a los más pobres, casi equivalente al 50% de sus ingresos, y medio mes de alquiler a un inquilino? Evidentemente sí.
Lo que no deja de sorprender es que no se les caiga ni una idea, ni una, de hacer algo distinto. Aunque más no sea para variar. O evaluar cuáles impuestos no recaudan y eliminarlos. No. No se les cruza por la cabeza.
Lo único: un impuesto más.
Tal vez ha llegado el momento de pensar en algo que funcione mejor.