LA GALLINA DE STALIN
Hace tiempo cuando un político vivía en tu barrio, guardaba las apariencias, se cuidaba de no ostentar. Tenía pudor... y si hacía algo indebido, lo disimulaba, porque todo aquel que hacía chanchadas, tenía una sanción social a manos de los ciudadanos, sus vecinos.
La moral era un valor.
De un tiempo a la actualidad las cosas han cambiado. Hoy reinan otro tipo de valores y, a pesar de que se dice mucho que la grieta es moral, si tenés un político en tu barrio, seguramente lo verás vivir como un jeque árabe. Y vos… si te he visto no me acuerdo.
A pesar de ser la generación hija del 2001 en que inventamos la cacerola del que se vayan todos, ellos NO SE FUERON, no cambiaron, y además perdieron el pudor.
Los que cambiamos fuimos nosotros, porque ahora les tocamos el timbre para pedirles prebendas y les entregamos a nuestros hijos para que los metan en el Estado y les den conchabo con la esperanza de que algún día lleguen a diputados.
Antes queríamos un hijo doctor, ahora diputado.
Nos quedamos en que no se fue ninguno y los seguimos votando. Ellos no cambian, cambiamos nosotros.
Tanto cambiamos, que el peor, el más ladrón de todos, el que implantó la política de los bolsos de euros y dólares, el que abrazaba cajas fuertes entrando en éxtasis, él fue entronizado como el ídolo postmortem más nacional y popular. Aunque lo vimos robarnos en la cara con nuestros propios ojos.
Cuando recuperamos la democracia en el 83, nos llenamos de promesas y compromisos.
Tuvimos un presidente que en campaña electoral, al final de sus discursos, nos emocionaba hasta las lágrimas recitando el preámbulo de la Constitución Nacional. no terminó el mandato.
Íbamos a “afianzar la justicia, consolidar la paz interior (seguridad), promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad”...
A 37 años estamos acá, llenos de “funcionarios que no funcionan” en una crisis terminal.
La corpo nos ha demostrado que ha privilegiado sus burocracias, sus quioscos políticos, sus ong´s y el robo, antes que cumplir con sus obligaciones y juramentos.
Han dilapidado enormes presupuestos y créditos del exterior, han malgastado nuestros impuestos en subsidiar a empresarios proveedores del estado, contratistas de obra pública que se han enriquecido y han pagado suculentos “retornos”.
Como dijo el ladrón mayor para justificar el saqueo: “sin plata no se puede hacer política”.
Con esa filosofía han maleducado a la ciudadanía en la cultura del asistencialismo…
Para que esperemos sentados todo de papá Estado.
No se fue ninguno, se quedaron todos y los seguimos votando.
Esta semana llenaron la ciudad de pasacalles para reforzar sus convicciones.
Hubo discursos encendidos recordando al líder. El relato dice que ofrendó su vida por la patria, que nos devolvió la dignidad, que reivindicó la política y varios bla bla más.
Ponele, lo cierto es que aquí estamos, según el relato es todo culpa de Macri gato, pero… además del gato, ¿tiene que haber algo más no?
¿Vos qué opinas? No pienses sólo en lo económico, ¿te gusta como está todo lo demás?
Por ejemplo: ¿Te parece bien que un policía gane 45 lucas y a un okupa le den 50?
¿Cumplieron o no cumplieron con el preámbulo que recitaba Alfonsín?
¿Te gusta la agenda globalista que dice incoherencias en inclusivo?
La tragedia económica embrutece, quien no tiene sus necesidades básicas cubiertas difícilmente pueda pensar y obrar libremente, ni hablar de votar y realizar proyectos a largo plazo de manera autónoma… ¿entendés por qué destruyen la economía?.
No seamos la gallina de Stalin.
Juan Martín Perkins
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