SCHADEN-FRAUDE O FRAUDE PARTE II



Autor: reaxionario (@reaxionario)

Nota original: https://reaxionario.wordpress.com/2020/11/16/schaden-fraude-o-fraude-parte-ii/


Como ya sabrán algunos, mi sentido de la justicia me hizo ponerme del lado de Donald Trump en esta última elección — una elección a la que de otra manera no habría prestado demasiada atención más allá de la fiebre del Election Day. Siempre he estado del lado de los perdedores de la Historia, por algún motivo que desconozco, y por eso escribo lo que escribo.

Trump no es una excepción, pero no porque haya perdido las elecciones (está por verse), sino porque representa un sector del pueblo norteamericano que ha sido históricamente menospreciado, vilipendiado, ninguneado, o como quieran llamarle, por una casta de “superiores”. En resumen, estamos hablando del desdén propio del urbanita — ilustrado, teológicamente anti-dogmático, progresista, de esos que dicen que el fascismo se cura viajando — hacia el pajuerano del interior, con sus armas y su Biblia.

Yo sostengo que a éstos últimos les robaron la elección, pero cuando digo que les robaron estoy hablando de que les robaron a mano armada: todo el aparato político y propagandístico se puso en marcha a toda máquina con el único propósito de quitar al usurpador de la Casa Blanca — y poner en su lugar, por supuesto, al candidato de la élite, si es que se le puede llamar élite a esta banda de mafiosos. Si ustedes no creen que tal coordinación es posible, vayan y lean How we advertised America, de George Creel, o The War for Righteousness, de Richard Gamble. Realmente no es tan difícil de ver.

Trump, con todas sus imperfecciones, representa una significativa victoria de los perdedores, que por un momento burlaron a sus overlords y pusieron a su César en la Oficina Oval ante la mirada atónita de la oligarquía rancia de Washington. Porque Trump, nuevamente con todas sus imperfecciones, es el único fenómeno antisistema de nuestras vidas. Es un intruso en el trono imperial. No hay poderoso en el mundo que no lo deteste, y a la vez le tema al punto de cometer el fraude menos sutil de todos los tiempos con tal de eliminarlo. Un fraude que quizás marque un antes y un después en lo que respecta a la relación entre la gente común y unos medios de comunicación que ya no pueden convencer ni al más despistado de su supuesto apartidismo.

El hecho de que todos los principales medios estén dando como ganador a Joe Biden no significa nada o significa todo. En los papeles, ni CNN ni el New York Times deciden el resultado de ninguna elección. Que la gente y hasta los candidatos los tomen como referencia indica que la mayoría de las veces está claro quién va a ganar, por lo que tanto el “proyectado ganador” como el “proyectado perdedor” se saludan mutuamente a pesar de que oficialmente no haya nada dicho. O tal vez ya nos han acostumbrado a verlo así — no sé.

En este caso, la cuestión es diferente. Uno de los candidatos, que casualmente es el Presidente de los Estados Unidos, no está conforme con el resultado, a raíz de una serie de sospechas en lo que respecta a todo el procedimiento de recepción y recuento de votos. La elección ahora se está disputando en las cortes — y el foco de atención está o debería estar puesto en investigar aquellos distritos en los que pudo haber habido negligencia, error humano, error de software, fraude, o cualquier combinación de las anteriores. Teniendo en cuenta que hay Estados en los que la diferencia entre Trump y Biden es de apenas algunas decenas de miles, no me parece descabellado que se mire más de cerca.

Los medios, claro, han decidido de antemano que no hubo fraude; que, si lo hubo, no fue a gran escala ni “sistemático”; y estoy seguro de haber visto una columna de opinión que decía que aun con fraude Biden tenía que ser presidente por el bien de la humanidad o algo por el estilo. Una especie de fraude filantrópico, si se quiere. No puedo encontrarla — deben haberla borrado, quizás por demasiado honesta.

En todo caso los medios ya han declarado un ganador porque no hay evidencia de ningún fraude, cosa curiosa si entendemos que son los medios los encargados de averiguar en lugar de decidir de manera unánime y de antemano que las declaraciones del PRESIDENTE no merecen el menor respeto. Ese, amigos, es el verdadero escándalo. Si deciden los medios, que se blanquee. El desfasaje entre Constitución y constitución me pone incómodo. No le hace bien a mi ansiedad.

Ahora bien, los grandes medios se han puesto de acuerdo porque a) lo que dicen es objetivamente cierto o b) están encubriendo la truchada más grande de la que se tiene registro porque tienen intereses políticos como cualquiera de nosotros y de independientes no tienen un pomo. Yo tiendo hacia lo segundo, pero quizás para vos tengan razón y está bien. Nadie es perfecto. Ya que estamos, te pregunto, ¿sabías que Papá Noel son tus padres? Uy, disculpame — ¿metí la pata?

Dentro de este grupo de believers el que más desagrado me provoca es el que, autoproclamado anti-establishment, denunciante de los abusos del poder, voz de los desposeídos, evangelista de la soberanía popular, escéptico y librepensador, campeón del hombre de a pie, enemigo mortal de los poderosos — se pone del lado de la burocracia, las corporaciones y los medios de los Brahmin, regodeándose en la derrota del presidente del pueblo. Ah, pero es un fascista, cierto.

Todo esto me recuerda a un pasaje de La Decadencia de Occidente en el que Spengler habla de esas “extrañas tergiversaciones” históricas “como el culto tributado por el Club de los Jacobinos a Bruto, millonario y usurero que, en nombre de una ideología oligárquica y con aplauso del Senado patricio, había apuñalado al hombre de la democracia.”

Está claro que este dinosaurio de la política que es Biden probablemente asuma el próximo 20 de Enero, pero quien piense que eso tiene que ver, por un lado, con alguna especie de triunfo de la democracia, y, por otro, con la demostración fehaciente de que hubo transparencia, debería replantearse algunas cosas — o quizás puede seguir en su mundo de fantasía, pensando acaso que Rage Against the Machine realmente iba against the Machine.

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