Porterías C.A.B.A.
Porterías C.A.B.A.
Autor: ripvanwinkle (@dcacademico)
Para comenzar a analizar el problema de las mafias de las porterías en CABA, deberíamos señalar que ese tema, al igual que los servicios que son brindados por gente que tiene oficios varios relacionados con el mantenimiento de las casas, ha sido para los hijos de los inmigrantes llegados de Europa un tema aspiracional: Ser profesionales y que otros brinden esos servicios considerados menores.
En sociedades muchos más avanzadas económicamente, la gente hace muchas más actividades relacionadas con su bienestar y mantenimiento de forma propia que en la Capital Argentina.
En lo referente a los porteros, cualquiera que haya pasado un tiempo en alguna ciudad de algún otro país del mundo habrá notado que en las mismas es un tema limitado a los barrios más pudientes.
Toda esta mezcla de cosas hizo que a medida que Buenos Aires se convertía en una ciudad llena de edificios, la invasión de Porterías resultara inevitable, para dar el lugar a una de las mafias urbanas de la que nos hemos convertido en rehenes.
Los porteros, a quien aquí no llamaremos encargados por una cuestión ideológica, comenzaron en los años 50 a ser buchones del guardia de manzana que los supervisaba. Así y de esa forma comenzó la carrera de estos no servidores privados con el entrometimiento en nuestras vidas y el consiguiente atropello a nuestra libertad.
Los porteros saben todo: quien duerme con quien, que negocios hace cada uno, quien es el chongo de la mina del cuarto, sabe los horarios de todo el mundo, quien escabia, quien juega, que diario lee, como piensa cada vecino y quiénes son sus amigos.
Es un vigilante oneroso dentro de tu casa, al que además debes pagarle la casa, el cable, la luz, el gas y si llegas a venir con una bolsa de supermercado, por más que se te caiga todo de las manos, mira socarronamente como vas intentando atajar los tomates y la lata de arvejas.
Nunca te dan una mano por el simple hecho de que “no es su trabajo”, Cosas que cualquier persona de bien haría, no lo hacen. Para ellos es plantar bandera. Te dicen con cada uno de sus actos: acá estoy, este es mi dominio y las reglas las pongo yo.
En los casos extremos son los que te mandan a chorear y después cuando viene la policía, que obviamente sabe quién te chorea, hacen un combo entre ambos y ponen cara de boludos para terminar con un “mejor no haga nada”. Tienen piel de matones pero son cagones. Resguardan su vida privada como no lo hacen con la de los demás. Nadie sabe nada de ellos.
Para completar este patético cuadro, se suma su líder sindical. Luego de haber heredado de su padre el sindicato, tienen de jefe al cínico de Víctor Santa María, que de la mano del poder que le dio el kirchnerismo con la Resolución 3634 de AFIP, hace obligatoria la portería en edificios con más de 5 unidades, convirtiendo en confiscatorias a las expensas que pagamos nosotros. De este modo, el SUTERH se convirtió en uno de los sindicatos más fuertes y más ricos de Argentina.
Santa MarÍa invirtió en todo tipos de negocios: inmobiliarios, financieros y comerciales; pero se destaca ante todo el Grupo Octubre donde metió la cuchara en el negocio Editorial y periodístico. Resalta, como todo sabemos la compra de Página 12. Esto realmente no es extraño. Tal vez es el movimiento más lógico, y acorde con las formas de la actividad que representa, que se terminó asociando con el entregador de gente y buchón más grande de la historia Argentina.
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