Siria 4

EL GASODUCTO CRUZARÁ SIRIA
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1983 - Documento de la CIA revela plan para destruir a Siria.

Prolegómenos de Crisis Actual

April 12, 2017
Traducción @Hyspasia
Profíticamente presagiando la crisis actual (y el aparente curso de acción), filtraciones de documentos de la CIA desde el reino del padre de  Basha al-Assad, en 1980, muestran un plan el Estado Profundo de Washington pergeñado para “llevar verdera fuerza contra Siria”, derrocar a su líder (en favor de alguno más permeable a las demandas de los EEUU). cortar los lazos con Rusia (su principal proveedor de armamento) y abrir el camino para un oleoducto y gasoducto a gusto de Washington.
Los precios actuales son lingotes de oro
En rojo, un gasoducto y oleoducto según la traza propuesta por Rusia, en azul la traza buscada por los norteamericanos.
Como detalló el cronista de ActivistPost.com, Brandon Turbeville, (sólo un día antes de que Trump enviara los Tomahawks), cuando la crisis siria entraba en su sexto años, la administración de Donald Trump se parece cada día más a la de Obama. Con el régimen de Trump negándose a abrir un diálogo útil con Rusia respecto a Siria, lo que surge de su obvia postura contra Irán y a favor de Israel, y su apoyo al muy cuestionable plan “zona segura” para Siria, la posibilidad de que exista una política racional de parte de EEUU respecto a Siria se vuelve cada vez más improbable a medida de que pasa el tiempo.
Sin embargo, a pesar del hecho de que la administración de Trump, aparentemente tiene la intención de continuar la guerra de agresión contra el pueblo de Siria iniciada por el régimen de Obama, un ejemplo de una transición sin fisuras, deberá recordarse también que el plan de destruir Siria no comenzó con Obama sino con la Administración Bush.
Aún ahora, cuando el mundo espera la continuación de la guerra en Siria, que cruza una administración Demócrata y otra Republicana, la génesis de la guerra nace en la administración republicana de Bush, demostrando que existe una agenda integral y una infraestructura completa por parte de la oligarquía del Estado Profundo (Deep State) con el objeto de continuar sin importar qué partido estuviese en el poder.
El periodista Seymour Hersh escribió en su artículo “La Redirección”:
Para minar a Irán, que es predominantemente Shiíta, la administración Bush decidió, en efecto, reconfigurar sus prioridades en el Oriente Medio. En Líbano, la administración ha cooperado con el gobierno de Arabia Saudita, que es suní, en operaciones clandestinas que tenían por objeto debilitar a Hezbollah, la organización shiíta que es fomentada por Irán. Los EEUU también tomaron parte en operaciones clandestinas dirigidas contra Irán y su aliado Siria. Un producto colateral de estas actividades fue el crecimiento de los grupos extremistas sunitas que abrazan una visión militante del Islam y son hostiles con los EEUU y solidarios con Al Qaeda.
Grupos extremistas que abrazan una visión militantes del Islam” quienes son “hostiles con los EEUU y solidarios con Al Qaeda” son la definición de los llamados “rebeldes” a los cuales se les otorgó carta blanca en Siria en el 2011. De igual forma, el hecho de que tanto Irán como Hezbollah, quienes son naturales enemigos de Al Qaeda y otros grupos radicales sunitas, estén involucrados en la batalla contra ISIS y otras organizaciones terroristas relacionadas en Siria prueba la exactitud de este artículo en otro nivel.
Hersh también escribió:
La nueva política de los EEUU,  a grandes rasgos, ha sido discutida públicamente. Al dar testimonio en enero ante el  Comité de Relaciones Exteriores del Senado, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice dijo que hay “un nuevo alineamiento estratégico en Medio Oriente”, separando a “reformistas” y “extrmeistas”; aseguró que los estados sunitas son centros de moderación, y dijo que Irán, Siria y Hezbollah era “al otro lado de la grieta”. (la mayoría sunita de Siria está dominada por la secta Alawi). Irán y Siria, dijo, “tuvieron su oportunidad para elegir y eligieron desestabilizar”.
Algunas de las tácticas principales de este redireccionamiento no son públicas, sin embargo. Las operaciones clandestinas se han mantenido secretas, en algunos casos, al dejar su ejecución en manos de los sauditas o encontrando otras maneras para esquivar la necesidad de aprobación del Congreso. Es lo que dicen tanto actuales como anteriores oficiales cercanos a la administración.
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Esta vez, según me comentó un asesor del gobierno, Bandar y otros sauditas le han asegurado a la Casa Blanca que “ellos mantendrás los ojos cerrados por los religiosos fundamentalistas. El mensaje hacia nosotros fue ‘Hemos creado este movimiento y podemos controlarlo’. No es que nosotros no querramos que los Salafis tiren bombas, el tema es a quién se las tiras - Hezbollah, Moqtada al-Sadr, Irán y a los sirios, si ellos continúan su trabajo contra Hezbollah e Irán”.
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Cuarto: el govierno saudí, con el apoyo de Washington, proveerá fondos y ayuda logística para debilitar el gobierno del Presidente Bashir Assad, de Siria. Los israelíes creen que poniendo presión sobre el gobierno de Assad lo convertirá en concilatorio y abierto a las negociaciones. Siria es el mayor conductor y transportador de armas a Hezbollah.
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En enero, después de la irrupción de la violencia en Beirut que involucraba a los que apoyaban ambos bandos, el gobierno de Siniora y a Hezbollah, el Príncipe Bandar voló a Teherán para discutir un impasse político en Líbano y encontrarse con Ali Larijani, el negociador iraní sobre temas nucleares. De acuerdo con un embajador en Oriente Medio, la misión de Bandar - que el embajador dijo que era bajo las indicaciones de la Casa Blanca - también tenía por objeto “crear problemas entre los iraníes y Siria”. Ha habido tensiones entre los dos países sobre las conversaciones entre Siria e Israel, y que el objeto de los saudíes era agrandar esa brecha. De todas formas el embajador dijo: “No funcionó. Siria e Irán no se traicionarán el uno al otro. El enfoque de Bandar es probable que sea exitoso”.
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CONTINUARÁ.




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